11

1.8K 99 0
                                    

-Ahora, quiero hablar de algo serio-dice Mar saliendo del armario y sentándose en mi cama, cosa que Tiby imita.

-A ver, dime-dije sentándome delante de ellas.

-La chica del Sturbucks tenía razón. Si tu realmente fueras la hermana de Louis ya se te habría conocido mucho antes. Han pasado seis años y se te acaba de conocer.

Mierda. ¿Ahora qué hago? ¿Les digo la verdad? Louis me dijo que tendría que hacerlo, pero no me siento preparada, ¿y si se ríen de mí? No debería haber dicho que era su hermana, tal vez una amiga suya de la infancia, ¿no? Creo que eso si habría colado. Si se lo digo ahora no me van a creer ni de coña. ¿Les digo la verdad? Pero pueden reírse de mí, o contarlo por todo el instituto, o enfadarse conmigo por haberlas mentido, aunque claro, si les miento otra vez, es entonces cuando se van a enfadar de verdad.

-Os diré la verdad-respondí agachando la mirada-. Pero por favor, no se lo contéis a nadie, no me siento preparada para que el mundo sepa mi secreto.

-Adelante-animó Tiby.

-Cuando tenía ocho años, mis padres y yo tuvimos un accidente, ellos murieron y yo tan sólo me rompí varios huesos. Fue lo peor que viví en mi vida. Espero que vosotras no sepáis lo que es perder a las personas que te dieron la vida, los que te cuidaron y te quisieron, espero que no sepáis lo que es, porque realmente es un sentimiento que a la vez tiene muchos sentimientos más; culpa, enfado, rabia, asco, tristeza... En fin, mil y una emociones que ni siquiera sé definir. Ellos me dijeron que todo iría bien y que no pasaría nada, pero los perdí, perdí a una gran parte de mi vida, así como perdí el noventa y nueve por ciento de mi corazón. Mi familia no quería hacerse cargo de mí, creo que siempre fui un estorbo para ellos. Me llevaron a un orfanato, y allí he vivido nueve años. Aunque allí no tenía amigos, me pasaba el tiempo dentro de mi habitación, sola y sin hablar con nadie, imaginando que estaría yo haciendo en ese justo momento si aún estuvieran mis padres. Dibujaba familias cuando sentía la necesidad de recordar cómo era tener una. Sólo salía para comer y estudiar, alguna que otra vez porque familias querían hablar conmigo acerca de mi adopción, pero siempre acababan eligiendo a otros niños. Hasta que un día llegó Louis. Por lo tanto no soy su hermana, soy la chica que adoptó.

Terminé de decir, casi llorando, ya que mientras les hablaba recordé la muerte de mi padres. Las miré y ambas estaban igual, al borde de las lágrimas.

-Lo siento tanto...-dijo Tiby con voz temblorosa.

-Ven aquí-dijo Mar acercándose a mi y abrazandome. Tiby se nos unió también-. ¿Por qué nos mentiste entonces?-y ambas se separaron volviendo donde estaban.

-Tenía miedo-respondí.

-¿De qué?-preguntó Tiby.

-De que os rierais de mí, o de que lo contárais por todo el instituto, o de que empezarais a insultarme...

-¿De verdad crees que somos así?-dijo Mar mirándome los ojos.

-No sé como sois, bueno, ahora os conozco un poco más que ayer, pero sólo un poco más. Yo tampoco sé de vuestras vidas, no sé si tenéis hermanos o hermanas, si tenéis papá y mamá o dos papás y dos mamás. No sé cual es vuestra historia. He pasado nueve años de mi vida desconectada del exterior, no confiaba en nadie de mi orfanato, sólo en mi directora, y cuando salí de allí, la única persona que me transmitió una rápida confianza ha sido Louis-señalé el dibujo que colgué en la pared-. Sólo llevo doce días aquí, y Louis sale en un dibujo mío. Significa que cuando estoy con él me transimite libertad, armonía y felicidad.

-Poco a poco iremos conociéndonos y sabremos más sobre cada una. Que sepas que yo me voy a quedar contigo, que no voy a contar a nadie tu secreto, ya que eso es cosa tuya. Y quiero ser tu amiga, para apoyarte en las buenas y en las malas. Empecemos de cero sin ninguna mentira-dijo Tiby.

-¡Lo mismo digo!-gritó Mar. Sonreí.

-Sois un amor-la abracé.

Pasamos la tarde contándonos nuestras cosas, ya sabía qué color era el favorito de cada una, si tenían padre y madre y hermanas o hermanos.

Se fue haciendo tarde y Mar y Tiby decidieron que era la hora de irse, así que las acompañé hasta la puerta.

-Hasta mañana-sonreí.

-Hasta mañana-dijero a la vez y se fueron.

Louis no estaba abajo y no me había avisado de que salía, así que podría estar en su cuarto, en la cocina o en la ducha. Miré en la cocina y no estaba, subí y no escuché el agua de la bañera, sólo quedaba su cuarto. Golpeé suavemente la puerta.

-¿Qué pasa?-escuché a Louis decir, pero su voz estaba como apagada.

-Ya se han ido las chicas, ¿estás bien?

Adoptada por Louis TomlinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora