Capítulo 1: Despertar

6 0 0
                                    

Observaba a lo lejos una silueta, se movía con lentitud y no era muy alta. Cuando noté que se alejaba de mi sentí un dolor en el pecho, de esos dolores que no son un mal estar físico pero lo sientes con intensidad; este dolor me causó un agujero, un vacío en el pecho. Si trataba de tomar un paso a la silueta esta se alejaba más y más. 

-------------------------------------------------------------------------------------------------------

Desperté con un horrendo sabor amargo en la boca y se sentía tan seca que pareciera no haber entrado en contacto con ningún líquido en días. Al echar un vistazo, las cortinas de mi habitación estaban cerradas, pero por el calor que hacía podía adivinar de que era un día soleado. Me levanté de la cama para tomar una ducha. 

Me vestí con unos jeans azul oscuro, una playera negra con la palabra "Antigua" escrita en grande, y mis converse grises. Bajé por las escaleras y estaba a la mitad de estas cuando me doy cuenta de un bulto echado justo donde iba a pisar. Reconocí a tiempo que era mi gato Luí. Al tratar de no pisarlo me salte un escalón y de no ser por el barandal habría caído de cara al piso. Seguí mi camino a la cocina, la casa estaba en un silencio poco natural. Al ver la refrigeradora, esta tenia un gran papel pegado al frente, era una nota. "Les dejamos suficiente comida para una semana (claro a no ser de que se propongan a comer como cerditos). Si algo se acaba o necesitan algo, por cualquier cosa dejamos la tarjeta de crédito entre tus libros. Volveremos a fin de mes. Mom & Dad." 

Al darme cuenta de que nuestros padres nos volvieron a dejar a nuestra merced arrugué la hoja y la deposité en la basura. Preparé unos huevos revueltos con salchicha, pan con mantequilla, un batido de banano con leche y una galleta de avena que encontré en un jarrón. Al terminar vi el reloj y ya era muy tarde, ¿cuantas horas dormí? Veamos, si me acosté a eso de la 1:20 y ya son las 10 he dormido lo suficiente, solo que muy tarde. En lo que me dejaba llevar por pensamientos sin sentido, me terminé de secar el cabello que seguía mojado, tomé mi billetera, llaves, celular y reloj digital. Dejé servida comida para Luí. Cerré con seguro la puerta principal y corrí para tomar a tiempo el siguiente autobús. Al ver la casa de nuestros únicos vecinos, la fiesta que hicieron ayer termino con mucha basura por todos lados. 

Logré tomar el autobús, estaba lleno pero no podía esperar más. 

Bajé del autobús y caminé un par de cuadras para llegar al parque central. Era un día soleado y caluroso, no pensé bien mi ropa de hoy, me está dando mucho calor. Pero al llegar al parque me refresqué; tiene muchos árboles que no solo hacen sombra pero refrescan el clima local. Las bancas en la sombra estaban totalmente acaparados pero las que estaban bajo el sol estaban vacías. No me senté en ninguna. En cada esquina del parque se encontraban pequeñas fuentes y en el centro estaba una fuente muy grande, con un diseño de sirenas muy detallado y un estanque en la base. 

En mi caminata en el parque pude notar a varias parejas. ¿Qué acaso San Valentín se adelantó? Habían muchas, más de lo normal, o quizás no salgo lo suficiente como para darme cuenta. Salí del parque y fui a mi heladería favorita, POPS. Mientras bebía mi "Vaca Loca". Regresé al parque y me senté en una banca justo al frente de la fuente central, para mi suerte había espacio libre. Recibí una llamada, era de Clara, mi mejor amiga. 

-"Vaya vaya, al fin me llamas." Dije con un tono muy bromista.

-"¡Me desperté tarde! ¿Ya estás en el parque?"

-"Si aquí estoy. ¿Todavía vas a venir no? ¿No me dejaste plantado va?"

-"¡Voy en camino!" y cortó la llamada. 


Veinte minutos después veía  a Carla venir por un extremo. Venia un una blusa blanca con la palabra "Sónika" en el centro. Carla no era delgada, pero tampoco era gorda, tenia buena compostura; tenia su cabello negro en una sola trenza que le llegaba hasta la mitad de su espalda, era de ojos bastante oscuros y era morena clara como yo. Al verme corrió hacia mi y al tenerla ya al frente noté que llevaba unos aretes en espiral de color plata, me di cuenta de ellos cuando reflejaban el sol en su carrera. Me levanté y nos saludamos rápidamente, ya teníamos planeado a donde ir. 


Llegamos a una casa blanca de dos pisos y aproximadamente de media cuadra de largo, bastante grande para este pueblo. Una rejilla separaba el jardín de enfrente de la calle empedrada. Clara presionó el timbre en uno de los pilares junto a la rejilla y esperamos. Se abrió la puerta grande de madera oscura al otro lado del jardín, y pude ver a una pequeña niña de cabello negro largo en un vestido celeste. 

-"¿Si? ¡Oh son ustedes! Los esperábamos." Dijo con un tono alegre ero con una voz suave y callada y suave.

Entramos en la casa, había olvidado cuan grande era. El techo estaba bastante alto, las paredes del interior eran color crema muy ligero lo que daba una sensación de ser aún más espaciosa. Justo en la entrada había un colgador de sombreros, si ese mueble tenia un nombre no lo sabia y por pena decidí no preguntar. Caminamos y pasamos frente a la puerta corrediza de la cocina que estaba frente a un pasillo. En las paredes estaban colgados varios cuadros, algunos eran copias de obras muy conocidas (como "La Noche Estrellada" y "El Nacimiento de Venus"). Se notaba que era una casa de alta sociedad, Carla y yo eramos de clase media alta pero esto era otro escalón muy diferente. Subimos las escaleras hacia el segundo piso, el barandal era de madera pulida y muy suave al tacto, me encantan estos pequeños detalles de una casa. Al llegar arriba estaba Ame sentada en un puff (una de esas cosas que parecían bolsas y eran suaves al sentarse) en una salita de estar frente a las puertas de las diferentes habitaciones. Ella estaba viendo "Her" una película que me encantaba. 

-"Al fin llegan, por un momento pensé que tendría que comerme todo lo que ordené sola." se levanto para abrazar a Carla y darme un beso en la mejilla a mi. Ame era algo bajita, pelo castaño, piel blanca, ojos color miel y delgada.

Nos sentamos en los otros dos puffs y al ver tanta comida creí que era el cielo. Ame había ordenado una pizza grande de 4 quesos, una caja de alitas de barbacoa, dos botellas de dos litros de Pepsi, cinamon sticks y papas fritas; por suerte los tres eramos unos comelones así que se desaparecería muy rápido. Ya los tres juntos a punto de empezar a comer, se fue la luz. 

-"Increíble, primero las alitas no traen la mostaza y ahora esto. ¡Agh! Bueno, menos mal existen las bocinas de baterías." sacó un pequeño equipo de sonido de un cajón y con su celular reprodujo música, era de OneRepublic; aunque no siga al grupo me agrada su música. 

-"Ahora si. ¡Al festín!" dije mientras atacaba primero las alitas.    

Mirada al VacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora