Marry Me (Camren)

Capitulo 26

- "¡¿Ustedes qué?!"-18 años

Al bajarnos del avión, sostuve con fuerza la mano de Camila. Estábamos de vuelta en Miami, desde ese momento comenzaría nuestra vida juntas.

Cuando salimos, un grupo de personas con carteles coloridos nos esperaban, allí vimos a Vero, Lucy, Troy, Normani, Matteo, Lucas, Keana, Dinah, Ally, mi madre, mis suegros y Sofi. Corrimos juntas a abrazarlos, sin soltarnos de las manos.

-¡Ya están aquí! -nos gritó Sofi-¡Van amar la sorpresa!

-¡Sofi! -gritaron todos al mismo tiempo.

Camila y yo nos miramos y reímos, estábamos de vuelta en casa.Tuvimos que irnos en dos autos separados porque eran demasiadas personas.

Sin embargo, cuando entrábamos a los límites de Canterbury, Sofi comenzó a desesperarse y a verse muy ansiosa.

Troy la regañaba y le decía que no servía para guardar secretos.Estaban todos muy raros, ocultando algo.

Y recordé que Vero había mencionado en la luna de miel que nos tenían algo preparado.

-Esperen, la casa queda por la otra calle -dijo Camila de pronto.

Miré por la ventana y le di la razón, habíamos tomado la otra calle en la intersección, que nos dirigía al centro de la ciudad. Nos detuvimos frente a un edificio, al frente había un parque y los edificios vecinos eran una tienda y una pizzería. Aunque este parecía sin habitantes, pero con un jardín muy bien cuidado.

-¿Qué es esto? -les pregunté.

-¡Sorpresa! -exclamaron todos a coro. Camila me apretó el brazo y me miró profundamente, estaba pensando lo mismo que yo.

-¿Nos... regalan una casa? -pregunté aturdida.

-Sólo para ustedes, para que hagan todas sus perversiones con intimidad...

-¡Veronica, no quería saber eso! ¡Podía vivir sin esa imagen en mi gente! -le reprendió Sofi.

Le dediqué una mirada amenazadora a Veronica, para que se callara y no metiera la pata.

Pero terminamos riéndonos.Entramos y tenían todo preparado. Había muebles, las paredes pintadas, decoración, de todo. Incluso ya habían mudado a Nana y a Asesino, que se miraban celosamente cada uno desde un ángulo de la casa.

-Gracias, está... no sé cómo describirlo... -suspiró Camila.

Seguíamos sin soltarnos de las manos.De a poco se fueron despidiendo, para que nos adaptáramos a nuestro nuevo hogar.

Troy prometió venir a visitarnos mañana, Matteo vendría en la noche a dejarnos unas cosas que nos compró y Normani tenía una cita con Dinah.

Todos se marcharon, menos Verónica y Lucy.

-¿Qué sucede? -le preguntó Camila a Verónica, lo conocía mejor que yo, a pesar de que bromeáramos todo el tiempo. Se veía distraída y pensadora, al igual que en las islas.

Algo bueno no podía ser, se veía muy asustada.

-Les quiero anunciar algo -nos dijo.

-¡Oh, mira qué hora es! Hora de irnos -le espetó Lucy.

Camila las miró con detenimiento, analizando cada movimiento y gesto de sus amigas.

Al final, Lucy arrastró a Verónica y se la llevó.

Camila me miró y negó con la cabeza, en señal de que no quería hablar del tema.Revisamos la casa de arriba abajo, era de dos pisos y muy espaciosa, tenía cinco cuartos cuando nosotras sólo utilizaríamos uno.

-Tal vez para las visitas -le dije a mi esposa.

-Tal vez para nuestros hijos, idiota. Mamá quiere nietos de inmediato -bufó. Me reí de ella y le contagié la risa, era absurdo. Yo amaba a Camila, pero no estábamos preparadas todavía.

-Por favor, dime que nos reímos de lo mismo, porque no quiero tener hijos aún.

-No te preocupes, estamos en la misma sintonía -me besó y acarició mi cabello, últimamente le gustaba mucho hacer eso.

La cama era cómoda, pero no hicimos "nada".

El viaje nos tenía agotadas y además, tenía ganas de dormir abrazada a Camila como antes de casarnos, sólo por el simple hecho de sentirla a mi lado, de saber que era mía durante esa noche y que nadie más en el mundo la podía tener de esa manera.

Al día siguiente, no teníamos nada que hacer.

Nuestros padres se habían encargado de mudar todas nuestras cosas a la casa nueva, todo estaba ordenado y lo único en que gastamos tiempo fue en desempacar.

Camila estaba de vacaciones y a mí ya me habían aceptado en la Universidad.

Hasta que llegó Verónica de nuevo.

Debían ser las once de la mañana, Camila no sabía cocinar, pero trataba de hacer algo decente para el desayuno mientras yo colocaba la mesa cuando el timbre sonó.

Otra vez la acompañaba Lucy, y tenía las mejillas enrojecidas y el ceño fruncido. Vero la obligó a entrar.

-¡¿Quién es, Lauren?! -gritó Camila desde la cocina. Salió de allí, no se sorprendió de ver a Vero y a Lucy.

-Camila, Lauren, les queremos decir algo... -comenzó a decir Verónica.

-Por favor, dime que tus impulsos no te dominaron -Camila parecía saber lo que iba a decir Vero, pero en cambio yo, no tenía la más mínima idea.

-Demasiado tarde para advertirnos -nos dijo Lucy, mostrando su mano y un anillo.

Un anillo.

¡Era un anillo de compromiso!

-¡Veronica, ¿qué hiciste?! -le grité, estaba pasmada, de todas las locuras que Vero había hecho, esta era la peor.

-Lo mismo que ustedes -me respondió de mala gana.

Camila no decía nada, pero parecía pensar mucho la situación.

-¿Cuándo ocurrió? -preguntó al fin.

-Antes de que se fueran de luna de miel -le contestó Lucy.

-¡Tres semanas, Vero, no puedes casarte con alguien que conoces desde hace tres semanas! -volví a exclamar. No podía creerlo, era absurdo, ella no podía casarse.

-Tiempo suficiente para enamorarse, ¿no? Acaso Camila no se enamoró de ti en tres meses -me recriminó. Iba a decirle algo, un millón de insultos, pero Camila me detuvo a tiempo.

-Primero, conozco a Lauren desde los ocho años, segundo, me gusta desde los 14 -eso no lo sabía, ¿Le gustaba a Camila desde los 14? -. Y tercero, ¿No será que alguien sólo se sentía abandonada o celosa?-Vero se mordió el labio y bajó la mirada.

-No me importa lo que digan, me casaré en un mes con Lucy, les guste o no. Sólo se los quise decir primero porque son mis mejores amigos, y tú mi amante -me apuntó con el dedo-, y también para pedirles si Camila quería ser la dama de honor, pero si están así, mejor se lo pediré a Keana.

Se fue dando un portazo, pero se devolvió y tomó de la mano a Lucy, a quién había olvidado en su momento de rabia.

Ya solas, Camila y yo nos quedamos en silencio, sin saber qué decir.

Camila conocía a Verónica, y sabía que cuando una idea se le metía en la cabeza, no había persona en este mundo que la convenciera de lo contrario, así que nos gustara o no, asistiríamos a una boda muy pronto.

Voten y Comenten.

Estamos en los ultimos capítulos de la novela y además se avecina algo que no se esperaban.