LH: Chile - Headcanons

#16: ¡Parejitas! (ChiMale!Colo)

Siguiendo el especial de parejitas, se me dio por intentar el ChiColo, pero como el BL se me da un poco más, cambié el sexo de Cata. Quizás la próxima sea un ChiColo hetero uvu~~

Ah, Catalina en esta versión se llamará Gabriel y será más que nada un AU de humanos uvu

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Se encontraban acostados en el pasto, mirando el cielo nocturno y cómo este estaba decorado con estrellas tornasol mientras que el silencio del sector hacía parecer ese momento como el mejor de sus vidas. Manuel y Gabriel tenían sus dedos entrelazados con fuerza, incluso si no habría forma de que fueran separados.
Se amaban desde ya hace años pero les costó bastante admitir sus sentimientos, y es que el chileno y el colombiano no eran esa clase de personas que escupen las palabras una vez que se proyectan en sus mentes. No. Para esa clase de cosas debían ensayar varias veces lo que dirían, procurando no dejar su confesión a doble interpretación, o decir algo inapropiado y perder la oportunidad...y el miedo a no ser correspondidos les ahorcó por muchos días, meses, hasta posiblemente unos cuantos años.

Aún podía recordar Gabriel cómo conoció al chico chileno. Él vino de Colombia con su familia, intentando escapar de la delincuencia que los ponía en grave peligro. En Chile si bien no encontró tranquilidad al cien por ciento (igual había una gran fracción, pero al menos lograron instalarse en un lugar mejor, considerando las condiciones a las cuales estaban antes), logró encontrar más personas que venían por la misma razón. Se podría hasta decir que Antofagasta estaba de brazos abiertos.
Un día Gabriel, con deseo de conocer los alrededores —ya que se hablaba bien del turismo en ese país, conoció a un chico bastante peculiar.
Tenía piel clara, unos ojos cafés que parecían de vidrio y cabello castaño oscuro. Se parecían un poco (aunque Gabriel tenía la piel más tostadita), pero él lo vio debajo de un árbol, leyendo un libro de encuadernación gruesa, con unos lentes puestos que tenía que sujetar con sus dedos, mientras que sus ojos no se despegaban de las letras. Al principio no supo si debía hablarle, pero reconsideró su decisión cuando éste dejó la lectura y le dedicó una mirada.
Entonces habló:

«No recuerdo haberte visto antes. ¿Eres nuevo?»

Gabriel, que pensó que por la seriedad y tranquilidad del otro chico se trataba de una persona muda, se sorprendió y se sonrojó un poco por ello:

«Sí. Mi nombre es Gabriel. ¿Cuál es el tuyo?»
«Mi nombre es Manuel. Un gusto en conocerte, Gabriel.»

Manuel se levantó de su posición y se acercó a Gabriel, quién comenzó a sentir que la anterior tensión se había aflojado, con una mayor seguridad en sí mismo. Manuel era muy, muy serio, pero no parecía una mala persona.
Por el resto de esa época, comenzaron a juntarse en el mismo lugar, hasta que llegaron a considerarse "amigos".
Eran inseparables. Sus padres incluso habían entablado conexiones con la otra, lo que permitió incluso una mayor unión entre ellos dos.

Pero...

Gabriel no quería a Manuel exactamente como un amigo.

No.

Ese verano que pasaron casi todos los días juntos, Gabriel comenzó a darse cuenta que el cariño que sentía por el chileno era algo más que una simple amistad.

Se estaba enamorando de Manuel.

De esa persona que conoció por accidente y que terminaron formando una de las amistades más lindas del mundo. No llegó a pensar que esos sentimientos tan inocentes evolucionaran a algo mayor. A algo que posiblemente sus padres se opondrían por la fuerte fe que profesaban. Ese enamoramiento podría destruir cualquier lazo ya formado con su amigo por simplemente no ser correspondido. Podía ver su amistad colgar de un hilo y  sus opciones: Admitir sus verdaderos sentimientos y enfrentar las consecuencias o quedarse callado y sufrir en silencio pero con una vida normal.

Manuel no estaba diferente a él. Sus padres no eran tan religiosos y conservadores, pero ellos tenían la esperanza de tener nietos. Y es que Manuel, en su vida como joven promedio de Chile, nunca tuvo éxito con sus compañeras de clase. Por ende, cuando reconoció su enamoramiento, llegó hasta llorar. ¿Qué dirían los demás?

...

Pero eso no importó.

Años ya habían pasado desde ese acontecimiento y los dos ya eran adultos. Debido a una decisión del gobierno, el matrimonio igualitario por la iglesia fue aceptado en Chile, y ellos no podían ser más felices.
De hecho, su boda se venía pronto. Quizás los padres de Gabriel lo rechazaron por su "enfermedad", pero recibió apoyo de sus tíos y abuelos. Quizás los padres de Manuel se sintieron decepcionados y pensaron que hicieron algo mal en su desarrollo, pero abrieron su mente poco a poco.

— Gabriel, no sabes cuánto te amo. Nunca pensé que esto nos pasaría, pero aquí estamos. A días de casarnos y de estar juntos de verdad. Sólo puedo decirte gracias. Eres lo mejor que me ha pasado en la vida —dijo Manuel.

— Yo debería decirte gracias por aparecer en mi camino, —sus ojos se pusieron llorosos, Manuel estaba igual—...Te amo, Manuel.

—Y yo te amo a ti, Gabriel.
Y se besaron como nunca lo habían hecho.

Fin.

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Nghh, mis feels idiota (?) –se pega a sí misma–