Recordando viejos recuerdos

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Al día siguiente, fue mi cumpleaños, así que al salir del colegio hice los deberes muy rápido y volví a la vieja casa, para ver a Deemo.
Esta vez Deemo no estaba en el sótano donde solía tocar el piano. Subí las escaleras, él estaba en la pequeña biblioteca mirando un viejo álbum de fotos de mis padres, las miraba con cara triste, me acerque y le dije: ¿Acaso los conoces?
El me dijo que sí con la cabeza.
-¿Y ellos a ti?- No me respondió.

Se levantó y caminó hacia la cocina, empezó a cocinar, me pidió que me sentara en la mesa y así hice, entonces se acercó a mi con una bandeja llena de galletas y un vaso de leche, pensó que tendría hambre y me preparó la merienda. Yo empecé a comérselas, estaban deliciosas, eran como las que me preparaba mi hermano.

Cuando termine, le di las gracias. Él me cogió de la mano y me llevo al sótano, quería enseñarme a tocar el piano pero yo le dije que no sabia, entonces me cogió las manos y las puso encima de las suyas para que mientras él tocara y yo también.

Estuvimos toda la tarde tocando las nuevas partituras que Deemo había compuesto.
Cuando terminamos demo me llevo a mi antiguo cuarto, no sé por qué, cuando entramos la habitación estaba totalmente limpia, tal y como la dejé, no sé porque pero las lágrimas estaban apunto de salirse.

Una fe las paredes estaba llena de fotografías de mis padres, del abuelo, de Max y mías, fotos de la casa de mis padres, de la primera vez que nos mudamos aquí.
Me giré hacia Deemo y le di un fuerte abrazo. Cuando me aparte de él, me dio una caja envuelta con un lazo y en el ponía: Feliz cumpleaños.
Se acordó de mi cumple. Abrí la caja y en ella estaba el viejo peluche de mi hermano que perdí, esta como nuevo, eso me hizo tan feliz.

Mi Amigo Deemo Y Yo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora