3

4 1 0
                                    

Tras varios días sin hablar con Alex porque estaba enfadada recibí un mensaje de número privado.

Estoy en tu puerta. No me voy hasta que no hablemos.

Yo estaba con el pijama y un moño de andar por casa. Me asomé a la ventana y vi que era él. No quería bajar, pero sabía que si no lo hacía no se iba a ir.

Abrí la puerta y vi como me miraba.

- Alex.- saludé seca.

-Hola, Katy.- dijo con algo de tristeza en su voz. Se sentó en los escalones y yo imité su acción.

- Quiero explicarte lo que sucedió el otro día antes de que me digas nada.

- Adelante.

- Bien. Después de aquel día sin hablar y verte con Hugo paseando por el parque, llame a mi prima Cho. Para pedirle consejo de qué podía hacer para que me hablaras. Entonces ella me dijo que viniera a tu casa y así poder hablar contigo. En ese momento mi hermana entró con mi móvil en la mano porque tu habías llamado y mi prima la saludó. Yo le grité y cuando fui a hablar contigo, colgaste.- dijo.

Mierda, en ese momento me quería morir, había pensado algo que no era y lo juzgué. Me enfadé con él sin motivos y no quería ni verle. Ahora agradezco que hayas venido.

-Alex, lo siento.- dije con una media sonrisa.

- Oh, he conseguido que doña gruñona sonría.

- Lo siento porque me asusté y sé que no me comporté bien al no hablar contigo y haberte contestado así en el parque. Por eso decidí llamarte pero al escuchar la voz de aquella niña que, ahora se que era tu prima me sentí como una imbécil al pensar que puedo llegar a sentir algo por ti. No me creía que tú estabas insistiendo tanto en hablar conmigo. Al fin de cuentas, mírame.

Alex se levanto y me tendió la mano, yo la acepté.

- Katy, si quiero que algo sepas es que no me importa lo que hubieras pensado. Pero sí quiero que sepas que si estoy aquí es porque me importas, sé por lo que has pasado y quiero que compartas tu historia conmigo. Quiero que sepas que te voy a proteger y que vas a poder contar conmigo para lo que te haga falta.

En ese momento sentí cómo mis mejillas se enrojecieron y mi labio empezaba a temblar. Una lágrima se derramó y antes de que pudiera caer, Alex la secó y me dio un abrazo. Yo no sabía cómo agradecer lo que estaba haciendo por mi. Aunque algo sí se me ocurría.

Tras esta pequeña charla con Alex me despedí de él con un beso en la mejilla y me fui a dormir. Tras tres días me fui a dormir feliz.

Al cabo de los días Alex y yo seguíamos hablando y viéndonos. El sábado había pensado agradecerle lo que está haciendo por mi. Le preparé una cena-picnic en un jardín trasero de una casa abandonada.

Conseguí la ayuda de Cho y lo llevó hasta la casa con los ojos vendados, allí me lo entregó. Le agarré la mano y sentí cómo me dio un apretón como si sintiese que era yo. Le quité la venda y me quedé tras él. Podía sentir cómo abrió la boca sorprendido. Entonces se dio la vuelta y me abrazó. Le cogí la mano y lo llevé hasta la manta que había en el suelo.

Tras toda la cena hablando y riéndonos guardé las cosas y nos quedamos allí tumbados, mirando las estrellas sin ninguna preocupación. Entonces puso música y empezó a hacerme cosquillitas.

-Katy

-¿Si?

- Gracias. Gracias por quedarte después de saber toda la mierda que tengo atrás- dijo, y comenzó a darme pequeños besos por toda la cara, el cuello y las clavículas.

Donde duele, inspira. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora