Lentamente me siento en la cama y coloco mis lastimados pies en el suelo. Reprimo un jadeo al sentir la fría madera que causa escalofríos por todo mi cuerpo. Y haciendo caso omiso de ello me levanto y comienzo caminar hacia el baño para tomarme una buena ducha caliente. Anoche no pude dormir a causa del gran dolor de cabeza que no pensaba para nada dejarme en paz.
Son las cinco y media de la mañana y necesito estar en el trabajo a las siete en punto. Creo que lo único bueno de allí es que puedo conseguir café cada vez que se me antoje y al menos tengo mi propia oficina. Pequeña, pero al menos sirve.
Cuando salgo de la ducha me dirijo al armario y escoger cuidadosamente la ropa con la que iría hoy. Esta era mi segundo día y no quería arruinarlo como hice ayer.
Me coloco unas media pantis de color negro, una camisa blanca que estaba cuidadosamente planchada, una falda de tubo negra hasta las rodillas. Busco la única corbata que tengo y la acompaño junto a una pequeña chaqueta. Unos zapatos bajitos termina de completar mi vestimenta y me doy una pequeña vuelta en el espejo. Estaba elegante y me veía como una mujer imponente. Algo que me comienzo a creer. Me maquillo lo adecuado y natural; solo un poco de labial y rímel. Me suelto el cabello haciendo que cayera en ondas sobre mi espalda y solo me lo acomodo un poco.
6:25am
Tomo todo lo que necesito y lo entro en mi bolso lo más rápido que puedo. Si el tráfico estaba muy lento podría llegar cinco minutos tarde y no quería que me llamaran la atención por solo cinco minutos de retraso.
Bajo al estacionamiento del edificio y me subo a mi destartalado Honda. Lo tengo conmigo desde hace cuatro años y si éste trabajo me beneficiaba, entonces compraría otro más adecuado para mí muy pronto.
Mi subconsciente baila en la punta de la torre Eiffel al ver que el tráfico esta rápido y suave hoy.
También sonrío, porque eso significa que llegaré temprano y si es posible, primero que mi jefa. La editorial para la que trabajo es demasiado estricta y es socia de una de las editoriales más grande de todo el estado de New York. Además, ésta fue la primera editorial que acepto mi solicitud de trabajo y la más conveniente para mí.
Después de veinte minutos llego al estacionamiento del edificio y comienzo a caminar hasta el ascensor. Este edificio solo tiene cinco pisos y solo el cuarto y el quinto eran dedicados a la editorial. Mi oficina estaba en el quinto, donde se hacen todo el trabajo duro. En el cuarto solo hay jefes y gerentes que reciben los "Nuevos talentos".
Cuando llego a mi piso puedo ver que ya hay muchas personas trabajando en sus puestos. Me dirijo hacia la recepcionista del piso para informarle que ya he llegado. Es una chica de algunos veinticinco años. Tenía el cabello negro azabache y su postura demostraba a una mujer con profesionalismo.
—Hola Karla —saludo cortés— Estoy en la oficina número seis.
Me sonríe de vuelta— Buen día, Lexie. ¿Cómo está tu cabeza?
—Todavía duele un poco —hago una mueca— Pero ya estoy bien. Gracias.
—Bien, la jefa no viene hasta las once. Me llamó para decirme que tuvo un problema de último minuto. Me ha dicho que revises los nuevos formularios que han llegado hace dos días —me entrega una hoja— Ahí están algunas contraseñas que vas a necesitar. Tienes que tenerlo listo para cuando ella llegue.
Asiento hacia ella— Muchas gracias, Karla. ¡Que tengas buen día! —me dispongo a caminar hacia mi oficina, pero ella me llama antes de siquiera dar tres pasos.
—Lexie —mira a todos lados— ¿Quieres que te advierta algo?
Frunzo el ceño— ¿Si?
—El señor Adams estará en su oficina hoy. Estará revisando el trabajo de todos nosotros. Te recomiendo que tengas todo en orden y no hagas el más mínimo error delante de él.
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La cercanía de tu piel
RomanceTras graduarse de Letras en la Universidad de Yale, New York; Lexie logra con mucho esfuerzo conseguir un pequeño puesto en una importante Editorial. Allí descubre un compañero de trabajo muy atractivo para su gusto, pero muy silencioso a su pesar...