CAPÍTULO 15 ~ ALGO EXTRAÑO

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Katy

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Katy... Lo que hiciste en el duelo no es algo normal, ninguna hechicera ha hecho eso en su primer año. Era un conjuro muy poderoso, incluso podrías haber muerto al hacerlo, por la energía que requiere y lo débil que estabas. Eres más fuerte de lo que creíamos. Por eso, hemos estado pensando, sabemos que es mucho pedir y no tienes que hacerlo si no quieres, pero... si te sacrificaras, podrías acabar con Black-Dar para siempre y no resucitaría cada medio milenio. -Me contó mi abuela intentando no alterarse por la situación.

¿Qué? No, no pienso hacer eso. He ganado el duelo para sobrevivir, y aunque me duele que Jack sea el único que muera, seré egoísta por una vez en mi vida y no haré lo que pedís. Fin de la discusión. Si me lo volvéis a repetir dejo el cargo de hechicera, ¿entendido? -Les dije sobresaltada, de mal humor, ofendida, triste, decepcionada, pero sobre todo seca y me fui a mi habitación.

-Ángel intentó seguirme, pero no lo consiguió, sin embargo, Jack estaba en la puerta-.

¿Qué haces aquí? -Dije secamente.

Escuche todo y creí que necesitarías el apoyo de alguien, como tus amigos no están he pensado que yo podría ayudarte. Además, te da pena que vaya a morir, por eso te considero una amiga. -Contestó suavemente.

-La verdad sí que me reconfortaba-.

Yo también te considero un amigo. ¿Cómo sabías que esta era mi habitación? -Pregunté.

Fui a mi casa y vine por el pasadizo. Esto es una mansión, supuse que intentarías despistarnos y veo que conseguiste tu propósito con Ángel. -Dijo él.

Jeje. Sí... Ha sido divertido. ¡Tenías que ver su cara! -Me reí-. ¿Quieres volver a entrar?

Claro. -Respondió con gusto, hasta creo que vi una media sonrisa.

-Entramos y nos quedamos hablando un buen rato, conociéndonos y todo eso. Me dijo que sabía tocar la guitarra yo le conté que de vez en cuando le cantaba a mis padres una canción, pero que deje la música en cuanto ello murieron, también le conté que tocaba el piano y el violín, así que quedamos a la tarde para escucharnos.

Ya era hora de comer y Ángel se había ido. Mi abuela los había invitado a comer y ellos accedieron de buena gana siempre y cuando nosotras fuéramos a cenar.

Así lo haríamos.

Después de comer fuimos al desván/sala de entrenamiento. Íbamos a ir a dar un paseo para bajar la comida, pero a nuestras abuela de se les ocurrió la fantástica idea de que entrenando también la bajábamos y así nos entrenábamos más.

Tras hora y media de lucha intensiva nos dimos una ducha, nos cambiamos y fuimos a la sala de música. Allí toco la guitarra mientras yo cantaba y él me hacía los coros. Luego le toqué una pieza de violín y le canté otra canción acompañada del piano.

La tarde fue genial. Y en la cena se nos ocurrió que me podía que dar adormir en su casa, esta estaba pegada a la mía y estaban conectadas por el pasadizo. Nuestras abuela accedieron un poco desconfiadas, pero con una sonrisa pícara.

¿Qué Nos Queda Al Final? #IR-1 © ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora