Capítulo VII

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- ¡Alcántara!

El chico suspira al reconocer la voz que le gritó y se voltea.

- ¿Qué quieres Marco?

-Quiero saber el por qué iniciaste ese rumor.

Richard ríe. Pero deja de ampliar su sonrisa cuando ve la gente que se va formando.

-Lambiscones. - pensó el chico.

-Hash, vamos Marco. Sabes muy bien que lo nuestro no funcionó y tuve que terminar. -miente.

-La cuestión aquí es que tú no me terminas

- ¡Amigos! -alzó la voz, interrumpiéndola. - ¡Todos estamos consientes de la persona que es Hannah Marco! Todos hablamos de ella, y no hay momento en el que no se haga escuchar su nombre. -Dice, dirigiéndose al público que los rodea -. Y hoy quiere ser de nuevo el tema de atención. -todos ríen ante la realidad cruda.

-Eso no es

-Hannah, amor. Piensa, todos sabemos lo que tratas de hacer. -le rectifica. Ahora se dirige al público y suspira-. Vamos acabar con esto-. Pensó el chico.

-Ya entiendo por qué te apodan así, cariño. Y tengo que decirles amigos, de nuevo tenemos aquí al verdadero tema de atención, nada más y nada menos que Hannah Marco; La fácil-Y suenan las risas de todos los compañeros a su alrededor.

La señalaban, se reían y se burlaban de ella.

Pero por qué el apodo de La fácil

¿Por qué la llamaban así todos?

Un objeto rodó hasta sus pies, era el periódico escolar. El mismo que Hannah había visto, pero no había leído.

¿Cuál era el misterio?

¿Qué fue lo que realmente sucedió?

¿Por qué todos insinuaban eso?

¿Cuál fue su razón?

Teniendo el record de siete novios en tan solo un mes, Hannah Marco vuelve y triunfa dándole el premio y honor al apodo Hannah Marco; La fácil

Y todo se derrumbó. La verdad la abofeteo en la cara.

Lo que ahora tiene en cuenta es que nunca tuvo amigos. Que siempre estuvo en un mundo de fantasías. Hannah solo tiene dieciséis años y no es la única que se siente mal consigo misma.

Cuando llegó a casa, sus padres se encontraban allí.

Abrió la puerta de entrada abruptamente, haciendo que esta se estrellara contra la pared. No le importaba quienes estuvieran, ella tenía sus razones de aparecer así.

Corrió hacia las escaleras camino a su habitación. Estaba furiosa por no poder hacer nada. El mundo en estos momentos estaba en su contra.

Karma, así es como se le llama. - pensó.

Azotó la puerta de su habitación haciendo que el ruido de esta permaneciera por toda la casa.

Sus padres, quienes estaban en la cocina la habían visto entrar y azotar las puertas. Enserio que estaba molesta.

Su madre le dio una mirada curiosa a su padre con cara de desconcierto.

¿Qué habrá pasado esta vez? -había pensado su madre al pasar el umbral de la cocina.

Tata estaba igual que todos, extrañada y preocupada, pero aún así sabía que no se podía intervenir en esta ocasión, así que siguió con la cena.

-Hannah, querida déjame pasar. -dijo su madre atreves de la puerta.

Su padre la acompañaba, esperando a que ella abriese la puerta y poder hablar civilizadamente.

- ¡No! -gritó Hannah.

Acostada en la cama, pensaba en todas las cosas malas que había hecho. En todos aquellos abusos. Pero no se echa la culpa del todo, ella sabía que no lo hacía por que quisiese, la manipulaban para hacerlo.

Lo cual ya estaba cansada.

-Hannah, cariño. Abre por favor y así podemos hablar como una familia.

Hannah lo escuchó, preocupado.

Pero, hablar como una familia. Eso nunca pasaría y seria por culpa de ellos.

Nunca están en casa, nunca muestran cariño, no están allí a la hora de comer por sus retrasos, la dejaban plantada en la entrada de la escuela ¿Y así quieren hablar como una familia?

- ¿Familia? -preguntó con un tono moderado que ellos pudieran escuchar atreves de aquella puerta blanca. -Quieres que hablemos como una familia. ¡Acaso no te das cuenta de que la palabra familia para nosotros no existe!

-Amor, no pienses eso. Siempre fuimos una familia. -agregó su madre.

-No no no no. Te equivocas. Una familia es un grupo formado por una pareja y sus hijos, muestran amor y cariño mutuo. Se preocupan por el uno al otro. ¡Ustedes no se preocupan por mí! Siempre es su trabajo. Apenas pienso si tienen tiempo para ustedes. -dice.

Sus padres se dan una mirada de lastima. Y es que Hannah había dado en el clavo, ellos no tenían tiempo para ellos. Eso los devastaba.

-Hannah, por favor querida ábrenos la puerta.

Hannah sentada en su cama aun seguía pensando en aquello. Desde la vez que sus padres le habían contado aquel secreto. Ella no ha podido dormir del todo sabiendo que hay un grupo de personas quienes la manipulan para hacer cosas que ni ella misma quisiese. Aun se lamentaba de aquel día que fue tan sincera para hablar con aquel chico que se decía decir novio.

Sus ojos se cristalizaban, goteaban lágrimas que se derribaban por sus mejillas. Se abrazaba a sí misma con miedo a perderse, a esfumarse. Pero eso es lo que ella más quisiera en esta ocasión.

Si hubiese un poder para ello. La cosa es que esto no es una película de ficción o un libro tal vez. Era la vida real.

Que desgracia -dijo para sí misma.

-Hannah, de verdad, necesito que abras esta puerta ahora. -dijo su madre, con toda calma.

Hannah estaba destrozada, no por el altercado en la escuela, sino por todas aquellas mentiras que les decía a sus padres, a sus compañeros y todo por lograr que no se descubriera algo tan pequeño pero que en pocos segundos se volviera muy grande.

La manipulaban, la coacción era tan cierta que ella ya no podía consigo misma. Era mejor ya soltar todo esto, pero para ello, tendría que ser algo muy bien planeado. Aun así necesitaba de sus padres.

Se escuchaban las respiraciones y se vislumbraban la sombra de sus padres por debajo de la puerta, seguían esperándola.

Bajó su última lágrima antes de abrir aquella puerta. Estaba decidida. No iba a contarles aun, iba hablar con ellos decirles que solo fue una agresión mínima, que no fue algo tan grande, que solo el drama la había dominado.

Se encaminó abrazándose a sí misma. Recordaba que antes le podía decir cualquier cosa a su madre y ella no le justificaba, pero ya no es igual que antes.

Tomó la perilla de la puerta y la giró. Abrió la puerta y sus ojos se asomaban por aquella apertura, sus ojos negros los encaraba. Sus padres estaban a dos extremos de la puerta, Hannah los observó.

-Bien, pueden entrar. -dijo.

Sus padres se miraron y luego entraron a la habitación. Su madre entro primero y luego su padre.

Ellos estaban dispuestos a ayudarla, era su hija. Les había dolido lo que Hannah había dicho, ellos no eran una familia pero estaban preceptos a armarla de nuevo.

Sus padres procedieron a seguirla hasta su cama. Se sentaron a los extremos de esta y comenzaron a charlar.

Desde aquella platica. Su familia ha sido más considerada con ella.

Hannah se lo ha llevado de sorpresa, han viajado juntos, hacen días familiares en los que comen alguna comida exótica y juegan algún juego de mesa. Se sentía raro el ambiente, no era como antes. Ahora eran más unidos. Salían a restaurantes y compartían juntos.

Era como un sueño, era perfecto.


He hecho algunos cambios.

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⏰ Última actualización: Apr 15, 2017 ⏰

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