Una vida sin Dios, una vida Vacia

Nada ni Nadie

Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro. Romanos 8:37-39

Una vez mas nuestro Padre Celestial nos recuerda en este versículo lo especial que somos para él. Su amor es tan infinito que no se compara con ningún otro.

Como les decía al principio, soy cristiana-evangélica, no me gusta decir los años que tengo en el evangelio porque realmente pienso que no importa cuanto tiempo tengas en el, sino la intensidad con que vives lo que predicas, lo que te han enseñado, las grandes maravillas que Dios tiene con nosotros.

Si puedo decirles que como hija de Dios he pasado situaciones adversas que posiblemente cualquiera podría soltar la toalla, pero esta palabra cada vez que la recito, que la leo, que la VIVO en mi... causa un efecto grandísimo, capaz de fortalecerme de una manera increíble.

Yo creo, y estoy convencida de que el amor de Dios nunca se apartará de nosotros, sea que nos encontremos en el lugar mas recóndito del planeta, bajo las aguas, a cien metros bajo tierra, por los aires... NADA ni nadie podrá apartarnos de su amor.

Pero si podrá apartarnos de una persona que quiera venir a hacernos daño. Que al principio pensamos que viene de Dios, pero al final el Señor mismo se encarga de hacernos saber si viene de él o no. Definitivamente, persona o cosa que no venga de Dios, no debe permanecer en nuestras vidas... Porque solo llega para hacer daño.

Solamente te diré que... Así te escondas del Señor en cualquier lugar del mundo... Pues allí él ira a buscarte con sus nuevas misericordias cada mañana, como lo promete en su palabra.

Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar;Sobre ti fijaré mis ojos. Salmos 32:8

Sobre ti él fijará sus ojos, estará pendiente de cada movimiento, de tus sueños, de tus anhelos, de cada paso que des... ¿Por qué... Quién puede amarte mas que él? El causante de tu respirar.