Capítulo 2 - John, el anarquista (3)

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Creo que no hay mucho que resaltar sobre mí, tengo que admitirlo no soy la persona más querida ni la más respetada -decía John mientras iba bajando el tono de su voz poco a poco -he sido una persona de pensamientos totalmente en contra de las mayorías.

La base de este complejo de oveja negra ha sido culpa del abandono que sufrí por parte de mis padres y quedé a cargo de mi abuela enferma de cáncer, ella siempre me levantaba el ánimo, siempre me contaba grandes historias de cuando ella fue una muchacha joven, historias como cuando conoció al presidente de Los Estados Unidos de Norteamérica quien en ese momento era Kennedy, como cuando fue a la oficina principal de la NASA, en fin un sin número de historias que me fascinaban.

Pero el día de su muerte fue algo terrible, una tragedia de mucho mayor tamaño ya que yo solo podía contar con ella.

Fue el día de su cumpleaños, ella y yo nos encontrábamos sentados en el comedor que se encontraba en la cocina, con el poco dinero que puede ahorrar para su cumpleaños me alcanzó para comprarle un pastel y recuerdo que esa noche duramos hasta muy tarde despiertos hablando de todos las fiestas de cumpleños que ella llegó a celebrar a lo largo de su vida.

Cuando decidimos que era hora de dormir, yo la acompañé a su cuarto ya que ella siempre me acompañaba al mio.

Me despedí de ella con un beso en la frente de su parte y uno que yo también dí como respuesta, para mí fue devastador cuando maduré ya que nunca pensé que esa noche le dije hasta mañana abuela, sin saber que la ocasión lo que necesitaba era un hasta siempre alma bendita.

Al otro día me dirigí a su cuarto y vaya sea la sorpresa mía, mi abuela ya no respiraba, mi abuela ya había partido. En ese momento recordé unas palabras que ella mismo me dijo en el momento que apagó las velas de su pastel de cumpleaños:

- Hijito mío, recuerda siempre vivir para tí siempre y cuando alguien no dependa de tí.

Desde aquel día mi refugio fue la literatura y todo lo relacionado con ella, mis lágrimas se combinaron con la tinta y mi profundo dolor se combinó con el papel y ambos fueron testigos de aquella obra, le escribí un poema, o mejor dicho, escribí un sentimiento:

¿Quieren escucharlo?

Tony un poco triste, dijo:

- Adelante.

Y John continuó:

Se titula Vida y dice:


Vida mía,

vida que purifica.

Seres vivos hay muchos,

humanos por igual,

pero ninguno como tú.

Alma de bondad.

Partiste y el dolor que dejaste,

fue penetrante.

El aire que respiro lo desprecio,

porque contigo añoraba compartirlo.

Pero aún se que sigues ahí,

la vida aún la tengo

vacía pero a tengo,

tiempo es lo que falta,

para volver a encontrarnos.

Cuando mi tiempo acabe,

llegaré.

Tomaré tu mano y diré:
Rápido llegaste,

y yo tan lento que llegué.


Una lágrima se deslizó por mejilla de John y este dijo:

-Eso es todo caballeros.

Atrapados en una historiaWhere stories live. Discover now