El día desacertado

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A la mañana del día siguiente, EL DOMINGO mamá me despertó muy temprano, me vistió de gala para ir a la eucaristía como todos los domingos; después fuimos a la empresa de papá y en un par de horas ya estábamos de regreso en nuestro hogar, así eran mis fines de semana los sábados compartía con papá y los domingos iba a misa con mamá; no recuerdo muchas cosas de mi infancia le otorgo ese problema a la monótona que era mi vida en ese tiempo. En ocasiones  los nietos de la señora Beatríz venían a jugar conmigo, pero siempre discutíamos porque vivían ensuciaba mis muñecas y carlitos mi amor pequeño, ¿Qué sera de aquel niño que me daba besos inocentes, besos sabor a jugo de mora?
-A Vivían no la volví a ver desde que su abuela murió, mamá me contó que se fue a vivir con una tía a Toronto y a su primo Carlitos estudiamos juntos hasta secundaria pero elegimos carreras diferentes, se fue a estudiar a Bostón ingeniería mecatronica, desde pequeños nos amamos intensamente, nunca he podido encontrar un amor como el suyo, pienso enviarle una postal para su cumpleaños o escribirle, ya que ahora lo nuevo es el internet enviar un correo electrónico resulta más fácil que enviar cartas o encomiendas, quisiera saber de él. Siempre fue un niño muy decente y educado ahora en la adultez debe ser todo un señor...
Observo el reloj son las nueve menos diez minutos, he pasado un buen rato recordando momentos de antaño; últimamente suelo recordar mi vida en la infancia, cuando vivía con mis padres y antes de ir a la universidad, también suelo recordar las discusiones con mis padres, mamá quería que yo estudiara actuación o artes  plásticas, veía en mi lo que no puedo hacer en su tiempo en Ucrania y papá él no veía como meterme por los ojos las cuentas y el marketing decía que más que un deber era mi obligación cuidar el patrimonio familiar, es decir la empresa. Sin embargo hice caso omiso a sus sugerencias y termines estudiando Antropología social y cultural, Desde que entre a la universidad, la era hippye, incremento el   consumo de drogas en los jóvenes de aquella época, hubieron cambios significativos, confieso que una tarde después de clase salí con unos compañeros de la facultad, ese día fue un día desacertado probé el lsd y termine teniendo sexo con Santiago Esquivel, en el garaje de su casa, ese día fue un error increíblemente inmenso. Con Santiago las cosas fueron muy extrañas porque él siempre me atrajo física y mentalmente y es que a quien no, un joven de 22 años, intelectual, dulce, carismático, caballero y su aspecto físico era incomparable: alto, ojos cafés, labios siempre hidratados, voz varonil y cuerpo de nadador olímpico, Santiago tampoco solía consumir drogas pero los otros compañeros se empeñaron en hacernos pecar.

LA VIDA DE ELENA, Una Niña, Una Joven, Una Anciana, Una Mujer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora