Expreso De Hogwarts...

25 3 0
                                    

-Como era de esperarse de mi querido hijo! - Dijo una Narcissa muy orgullosa-

-Es lo mínimo que debe hacer para estar a la altura de un verdadero Malfoy - Espetó Lucius -

-Madre, como dice mi padre es lo mínimo que puedo hacer, para poder portar con orgullo el apellido Malfoy -sonrió Draco- Esto es solo el comienzo de mi camino para la cima del mundo mágico, procediendo aristocráticamente para poder hacer sentirlos orgullosos -Terminó diciendo Draco al mirar a su progenitor-

-Espero tales resultados hijo -asintió con toda su elegancia el magnate Lucius Malfoy-

P.O.V Draco Malfoy:

Hace poco llegó la carta de Hogwarts, diciendo que tenía mi lugar en aquella cárcel llamada colegio. Simplemente no dejo de pensar porque tengo que hacer esto, asistir a un colegio cuando me pudro en galeones. Dentro de unos días tendré que ir al callejón Diagon a comprar las cosas que me acompañaran en esa estadía, mi padre ya me comentó como funcionan las cosas en aquel colegio. Después de ir a la estación y viajar por tres interminables horas en el expreso de Howgarts, un gigante creo que llamado Hagrid, nos llevará al colegio en unas barcas mágicas, en mi opinión total perdida de tiempo. Lo que más me importa de toda esa inútil e ineficaz "bienvenida", es cuando el sombrerero lenguaraz decide en que casa residirás por el resto de tus malditos años allí. Obviamente yo sin dudar permaneceré a la mejor casa de todas, Slytherin. Aunque estoy totalmente decepcionado del colegio, es increíble que en toda mi estancia tenga que dividir mi valioso aire con los asquerosos sangre sucia, la infamia del mundo mágico, yo un sangre pura con los mejores magos destacados y venerables de familia tener que convivir con esa gente impura. Jamas me juntaría con una de esas cosas queriendo llamarse "magos", seria la peor de las traiciones a la sangre.

Fin del P.O.V Draco Malfoy

Narradora:

Al día siguiente la familia Malfoy estaba desayunando es su residencia gigantesca. La mansión de esta familia mostraba toda su potestad, supremacía y gusto que solo una familia de ese porte podría gozar. Fueron al callejón Diagon, la gente al ver quienes pasaban se retiraban hacia un lado susurrando lo que conocían de aquella familia tan acaudalada. Para Draco eso era algo muy normal, el simplemente esbozaba una sonrisa muy petulante mostrando toda su altanería. Draco pidió el permiso para comprar su varita el solo, ya que quería tener un poco de libertad en elección y sorprender a sus padres. Ellos le concedieron el permiso, mientras Draco se dirigía a Ollivanders el mejor lugar para elegir su varita según su familia, sus padres comprarían el resto como los libros de primer mano, las mejores plumas y todo los materiales solicitados por Hogwarts de las mejores calidades.

Draco estaba a punto de entrar a la tienda, pero se detuvo al ver que una niña seguramente de su edad elegía su varita. Draco estaba muy concentrado mirando hasta que escucho una voz muy dulce pero firme, provenía de la niña que vio diciendo su propio nombre, Hermione Granger, un eco le resonaba en su mente repitiendo ese nombre. Siguió mirando la escena atentamente, estaba muy sorprendido al igual que Ollivanders al ver la habilidad que tenía esa niña llamada Hermione Granger, que lo tenía cautivado. El no recordaba si en el libro de las familias de sangre pura que tenía en su mansión, estaba la familia Granger, pero viendo el poder de aquella niña suponía que era una sangre pura.

Cuando Hermione y sus padres estaban saliendo del local, Draco la miró directamente a los ojos sin ningún pudor, Hermione fue la única que lo notó ya que sus padres estaban muy concentrados en la lista. Hermione lo miro lentamente admirando la belleza de aquel chico y sonriendo como boba, al ver que la miraba tan penetrante se sonrojo, y se fue corriendo atrás de sus padres dejando a Draco mirándola correr.

Todo Comenzó Con Un Beso....Donde viven las historias. Descúbrelo ahora