La Avenida

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LA AVENIDA

- ¿Tú crees que vale la pena lo que cobramos por este trabajo; “Ban”?

Me pregunta mi socio; Sánchez; sentado en el suelo. Con la espalda apoyada contra el morro de uno de nuestros “Humbies”.

- ¿Ochenta y cinco mil pesetas por no hacer nada y luego todo pluses? ¿Tres comidas al día y sin gastar un duro casi en ropa? ¿Dormir en el cuartel y así no pagas alquiler o pisos para tropa en alquileres de risa? ¡Claro que merece la pena tío!

Le respondo convencido desde detrás del murete de piedras contra el que estoy apoyado yo.

- No sé – Comenta el – Yo no lo veo tan claro

- Fíjate la cantidad de sitios a los que hemos viajado y en vez de pagando; cobrando tío. ¡Es la hostia este trabajo!- Hago una pequeña pausa para preguntar- ¡Robles! ¿Cómo vas?

- Podría ir mejor; mi primero. Hago lo que puedo

La respuesta de mi sanitario; mi médico; mi aspirino en fin no me gusta un pelo. Así que le animo como mejor puedo:

- Venga Robles; que tenemos que movernos. Hazlo como sé que sabes.

- ¡Joder mi primero! Estará cuando este. Esto no es ciencia exacta.

- “Ban”. Deja a Robles a su aire – Mi socio siempre tan atento a todo – Lo de los viajes tampoco me convence demasiado.

- ¿Crees que podrías haber visitado las pirámides sin estar aquí?

Siempre que alguno de mis compañeros; mis hermanos casi; duda de nuestro trabajo (Y muchas veces sobran motivos para dudar) les recuerdo nuestra parada en Egipto de tres días

- No lo sé. Pero esto también es un viaje; ¿O no?

Sánchez siempre se me va hacia las partes malas de este empleo; no quiero decir que ser infante de marina sea un camino de rosas. Pero que tampoco es que sea tan malo.

- Sí. Esto es un viaje.

Mi respuesta es clara; no podría ser de otro modo.

- Pues este viaje ¡No me gusta una puta mierda!

-¿Por qué dices que no te gusta este viaje?

- No sabría decirte – Contesta Sánchez mientras los dos instintivamente  nos pegamos más contra nuestras coberturas cuando varios disparos impactan entre nosotros. -  Quizás tenga que ver con el hecho de que nos disparan unas dos veces al dia.

Los dos reímos al tiempo justo cuando Robles grita:

- ¡Mi primero! Ya la tengo estabilizada. Cuando quiera.

Suspiro aliviado y supongo que  el resto también. Así que rápidamente imparto instrucciones a través de los comunicadores:

- Iglesia, Domínguez. Ayudad a Robles con la mujer. “Chano” follate al hijo de puta que nos tiene aquí encerrados

“”Chano” Se ríe posicionado a unos treinta metros de donde estamos nosotros. Se ríe muy a menudo el pedazo de cabrón. Parapetado tras lo que en su día fue ¿Un kiosco de prensa?  monta el fusil M-40 de francotirador y mientras observa hacia el edificio desde el que llevan unos quince minutos disparándonos  me pregunta:

- ¿A cuál de los tres me follo primero “Ban”?

- ¡Al que te salga de las narices; pero empieza a darles matute!

 Es un día cálido de abril y estamos en Sarajevo. La ciudad que fuera sede de unos juegos olímpicos de invierno allá por el año ochenta y cuatro y ejemplo de fusión entre culturas y hermandad entre musulmanes bosnios, católicos croatas y ortodoxos serbios y nos encontramos en el bulevar  Mese Selimovica; aunque todo el mundo lo conoce por su nombre más “comercial”; la Sniper Alley o Sniper Avenue. Traduciendo al castellano: La Avenida de los Francotiradores.

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