Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
Efesios 6:12 RVR1960-¡Te resisto en el nombre de Jesús y te echo fuera!- Ordenó Claudia con voz trémula-. Para su asombro, el horrible leopardo negro se dio la vuelta y se fue corriendo. Se despertó del sueño y se sentó en la cama.
-me di cuenta que el Señor me estaba enseñando en el sueño hacer guerra espiritual; que el nombre de Jesús realmente tiene poder.
Yo había aceptado a Jesús como mi Salvador y Señor y había recibido el Espíritu Santo pero mi mente estaba siendo bombardeada con temor y condenación. Amaba el Señor por encima de todo pero el enemigo me hacía pensar que había blasfemado contra el Espíritu Santo y que nunca podría agradar a Dios.
Claudia nunca había recibido enseñanza acerca de cómo lidiar con el temor. Había oído algunos comentarios sobre "Guerra Espiritual" pero no sabía, a ciencia cierta, de qué se trataba.
Ella creía que tenía que sufrir a cambio de su salvación. Luego tuvo el sueño.
-En el sueño, y yo era constantemente perseguida por un gran leopardo negro. Lo empujaba por la puerta y volvía por la ventana. Me seguía a todas partes. Yo estaba aterrorizada. Escuché al Señor que me decía: "Claudia, resiste a leopardo en el nombre de Jesús". En mi sueño, dejé de correr, me dí vuelta encarando al leopardo y le ordené que se fuera en el nombre de Jesús. Me sorprendí al ver que se iba!
Jean, una amiga de Claudia, la llevó a ver a una mujer que tenía el Ministerio de la liberación ya que la familia de Claudia habían antecedentes de brujería y ella había usado drogas en la universidad. El Señor rompió las ataduras.
Jean se convirtió en la compañera de oración de Claudia y comenzó a entrenar le las verdades espirituales - ahora- dice Claudia- sé que un cristiano puede tener verdadera Victoria sobre las fuerzas espirituales del mal de las que habla Pablo en Efesios.¿DEBEMOS PELEAR CONTRA EL DIABLO?
Mi tema era la oración. Mi audiencia estaba integrada por 36 esposas de pastores. Se me había pedido que tuviésemos un taller de trabajo durante un fin de semana en un rústico albergue escondido en un bosque de pinos en Georgia. Después de la primera sesión, en que apenas había tocado el tema de la guerra espiritual, la persona que me había invitado golpeó a mi puerta.
-Quin, has ofendido a alguna de las mujeres del grupo- - dijo disculpándose- . Algunas de ellas tienen doctorados y no creen que hoy en día, los cristianos necesiten pelear contra el diablo. Por favor, cambia tus mensajes.Solamente había compartido algunos lineamientos básicos en cuanto a la intercesión y cómo orar de acuerdo a la Palabra de Dios para oponerse al enemigo. Había explicado que Satanás - y no otra persona- era nuestro enemigo que debíamos estar en guardia ante sus tácticas.
Me había quedado pasmada al pensar que un grupo de esposas de pastores se habían sentido ofendidas por eso. Pero estuve de acuerdo en adaptar mi material de estudio.
El apóstol Pablo tiene en unas cuantas referencias en cuanto a la guerra espiritual y claramente indica que la lucha contra las potestades de las tinieblas son una actividad normal en la vida del cristiano. Esta experiencia que tuve en el retiro es un ejemplo de la actitud general entre los cristianos de hoy en día.
-Guerra Espiritual? ¡Esas dos palabras no van juntas! -exclamó una amiga cuando escuchó mis planes para escribir el libro. -¿Crees que existe el diablo? Deberíamos preguntarles a estas personas. -Bueno, sí, hablando teológicamente. La tendencia es a pensar que Satanás no es una persona un ser que nos afecte directamente, sino como una influencia perversa en el mundo. C.S. Lewis dice: "Existen dos errores en los cuales nuestra raza puede caer en relación a los demonios. Uno es no creer en su existencia y el otro es creer pero sentir un excesivo e insano interés en ellos. Aparentemente, algunas de las esposas de los pastores de aquel retiro, habían caído en el primer error. O no creían en la existencia de Satanás o, si creían, pensaban erróneamente que no había nada que se pudiera hacer al respecto.
-Quizás, cuando una de esas mujeres tengan que encarar el ataque directo del enemigo, se acuerde lo que dije- - Le comenté a mi compañera de oración.
- Bueno les has dado la palabra de Dios -me dijo para alentarme-- y Su palabra no vuelve vacía.
La tarde siguiente cuando estaba cargando mi auto para partir, se me acercó una joven esposa de pastor. -Quiero decirle que su primera enseñanza, realmente me abrió los ojos -me dijo-. Voy a aplicar algunos de los métodos de guerra espiritual ¡y sé que las cosas van a cambiar! Ahora sé que mi hijo adolescente, que está rebelde, no es el enemigo. Intentaré usar la Escritura como un arma para pelear contra el diablo, como usted nos enseñó.