Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;
Efesios 6:13-18 RVR1960Estos versículos son el manual de batalla de Pablo para las iglesias que el fundó. El quería prepararlas para la persecución y la adversidad que sabía que vendrían. Sus epístolas están llenas de "entrenamiento básico" para nosotros en estos días.
William Gurnall, un erudito del siglo diecisiete, escribió:
"No se ha dejado al criterio personal el uso de las armas ya que esto provocaría el caos. Déle una mirada detenida al rótulo para cerciorarse que el arma que está usando es de Dios. Hay muchas imitaciones en plaza hoy día. No se arriesgue a llamar "armadura de Dios" a cualquier cosa que no glorifique a Dios y no lo defienda a usted del poder de Satanás".La armadura que Dios provee es para nuestra defensa en contra de los poderes malignos; El no sólo nos da armas defensivas sino también ofensivas. Nuestro arsenal militar está completo en todos sus detalles. Es nuestra responsabilidad ponérnoslo y usarlo.
El cinturón de la verdad
El cinturón al cual Pablo se refiere era un ancho cinto de metal o cuero que usaban los soldados para sujetar firmemente la armadura al cuerpo y para mantener firme la espada. También se usaba para llevar dinero y otros objetos de valor. La expresión "ceñirse la espada" se usaba para indicar que entraban a la batalla (1 Samuel 25:13). La verdad es la esencia del evangelio. El plan de Dios es liberarnos de la esclavitud del pecado por medio del sacrificio de su hijo en la cruz, su muerte y su resurrección. Jesús dijo " Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres (Juan 8:32)
"Sí el entendimiento de una persona es claro en cuanto a la verdad, y su voluntad está sinceramente afianzada en los propósitos santos, entonces, ese es un cristiano maduro", escribió Gurnall. El advierte que Satanás, como una serpiente, ataca la verdad enviando falsos maestros que enseñen el error. O, como un león, envía perseguidores que amenazan con la muerte o el peligro tratando de forzar al creyente a negar la verdad. Satanás atacó la verdad por primera vez en el jardín del Edén cuando le pregunto a Eva: "¿Conque Dios os ha dicho...? (Génesis 3:1)
Al no tener el cinturón de la verdad por armadura, ella empezó a dudar de lo que Dios había dicho. Nuestro enemigo sigue usando esta arma sutil de la duda en contra nuestra. Es "la verdad que está en Jesús" (Efesios 4:21) la que debemos ceñirnos firmemente para protegernos de las estrategias del maligno.
El cinturón de la verdad de Nell cayó cuando se fascinó con las dietas y los programas de salud holísticos que ofrecía la Nueva Era.
A pesar de conocer la Palabra, en poco tiempo estaba metida en uno de sus cultos.
Su madre la visitó y se llevó una gran decepción al confrontarse con el joven que la había llevado a ese grupo. Le dijo: "Mi hija ha tomado un compromiso con el Señor Jesús y volverá a él y dejará toda esta basura a la cual usted la ha expuesto. Por el poder y la autoridad de la sangre de Jesús, yo ato toda influencia de Satanás que usted tenga sobre ella". Cuando Nell se enteró de esto, le dijo a su madre: "Quiero vivir mi propia vida, así que tú y papá están fuera del caso".
-Querida, te amamos tanto que no podemos dejar que el diablo te tenga en sus garras- -Le respondió la madre-. Pelearemos en contra de Satanás con todo lo que podamos hasta que el dios de este mundo deje de enceguecerte y tu voluntad se vea libre para regresar a Jesús.
Los padres de Nell hicieron guerra espiritual diariamente, diciéndole a Satanás que la soltara. Le pidieron a Dios que pusiese un vallado de protección a su alrededor y trajera a su memoria toda la verdad que había aprendido cuando era niña. Alabaron a Dios por ser fiel a sus promesas con aquellos que lo aman y guardan sus mandamientos. Muchos amigos se unieron a sus oraciones.
Un día, Nell entró a una librería cristiana en busca de un libro de recetas de cocina sana. Al salir, el dueño insistió para que comprase un librito, así que lo hice, con tal de que me dejara tranquila. Esa noche lo hojeé y vi que estaba lleno de versículos bíblicos. El autor sugería que se leyeran esos versículos tres veces al día como sí fuesen vitaminas. Yo hacía cualquier cosa para mantenerme saludable, así que lo hice. En poco tiempo, esos versículos fueron para mí más importantes que el recetario de cocina y las enseñanzas del culto al que asistía. Cinco meses después de que los padres de Nell comenzaran la guerra espiritual a su favor, ella llamó preguntando si podía volver a casa y empezar una nueva relación con Jesús. Se graduó de un seminario Bíblico y está ministrando en diferentes países. -Con qué facilidad fui engañada al dejar de ir a la iglesia, de orar cada día y de leer la Biblia
-admitió-. Gracias a Dios, que mis ojos se abrieron a la verdad.