5. Lo que la chica siente

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Lo que quiero no lo puedo tener, lo que tengo no lo quiero. Lo que tú quieres decidiste no tenerlo y lo que tienes prefieres no quererlo. No estamos satisfechos, no somos felices; cosechas lo que siembras. Debemos vivir con lo que nos toco y aceptar que lo nuestro nunca pasó.

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La ira me puede, la soberbia me llena; todavía no puedo creer que haya dicho eso, no entiendo que fue lo que paso ¿Qué nos paso?, hasta hace unos momentos estábamos bien ¿Por qué lo golpee?

Estoy parada frente a el, siento las lagrimas correr por mis mejillas pero no estoy triste, estoy furiosa, odio que me desprecie de esa manera, que piense que lo que yo siento no importa, detesto cuando se pone tan macho y altanero conmigo, no lo soporto. Lo odio. Con paso decidido e intentando recoger la poca dignidad que me queda, abandono la habitación, subo hasta mi cuarto y me encierro, no quiero verlo, no quiero tratar con el, quiero que se vaya y que nunca se atreva a regresar.

No se que fue lo que me enamoro de el al principio, lo ame y lo desee tanto que he llegado a odiarme por ello, no me arrepiento de lo que sentí, de lo que hice ni de lo que dije, solo me arrepiento de haber sido tan estúpida como para creerle sus mentiras.

Encerrada en mi habitación, lloro y me desahogo, estoy frustrada, irritada y muy enojada. Quiero alejarme, quiero huir... no, no puedo; tengo que enfrentarlo, tengo que afrontar la situación; le dije que mis sentimientos habían cambiado pero ¿es así? ¿Realmente ya no siento lo mismo por el? ¿Todavía lo amo? No, no lo amo; lo odio.
Intento calmarme y serenarme un poco, papá llegara pronto y el no merece verme en este estado tan patético, mamá tampoco lo merece, necesito volver a ser yo, necesito olvidar.

Al cabo de unos minutos, que me parecieron horas, escucho a mi padre llegar, ya estoy mas calmada, he tomado una duche y me vestido como debía, estoy lista.

-Hija ¿Estás lista querida? - pregunta mi padre luego de golpear y abrir la puerta.
Si. - respondo con decisión. No me va amargar la noche. No hoy.
Vamos, Jun nos espera en el auto.

Le sonrió a mi padre y tomando su mano nos encaminamos al auto. El viaje hasta el cementerio fue tranquilo Y silencioso, Jun no hizo mención de lo que había pasado, no fue petulante, se mantuvo callado y sereno, mi padre se concentro en el camino y olvido intentar hacer conversación, gracias al silencio me pude concentrar en mis pensamientos, logre sentirme relajada y en paz, nada de lo que pasara, a partir de este momento, me molestaría.

Cuando papá estaciono el carro fui a tomar la canasta con la comida y las flores del maletero, mi padre y Jun se limitaron a mantenerse callados y sin mirarse el uno al otro, no se si eso es bueno o malo.

Han pasado dos años desde la muerta de mamá, mi madre siempre fue una mujer hogareña y cariñosa, era una madre excepcional, una esposa maravillosa y una amiga increíble. Ella siempre estuvo cunado mas la necesitaba, sus consejo me ayudaron mucho, hablar con ella era mi mayor dicha; perderla fue muy doloroso tanto para mi como para mi padre pero a quien mas le dolió su ausencia fue a mi hermano, Jun.
Sin ella las cosas en la casa no eran las mismas, sin ella no había alegría, sin ella no había risas, sin ella todo era triste, gris y lúgubre.

El mayor deseo de mi madre era poder tener acogedoras y tiernas cenas en familia, mi padre decidió que cada aniversario de su muerte, iríamos al cementerio y tendríamos un agradable picnic en familia junto a la tumba de mamá, suena un poco perturbador pero en realidad no lo es. Es en este día que, sin importar donde estemos o como nos llevemos, siempre venimos y realizamos este curativo ritual; es como volver a los viejos tiempo, volver a ser una familia "normal".

-Prepare ensalada y sándwich de revoltillo, esta vez opte por algo ligero, dado que papá salió tarde del trabajo.

-La reunión duro más de lo que esperaba, lo siento hija.

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