Ruptura

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Cerré la puerta de mi casa con las llaves y guarde estás en mi sostén- ahí no se perderías-. El horario para llegar hoy a casa?
No hay, mis papás no llegan hasta mañana.

Me doy la vuelta lentamente.

Ahí estaba él, apoyado en su auto. Peyton. Nos acercamos, él me abraza por la cintura, sus brazos me estrujan tan fuerte que me cuesta respirar. Mis manos ahuecan sus mejillas y lo beso, por un corto tiempo ya que mis pulmones no lo soportarían.

— hola nena- me saluda cuando nos separamos.

— ¿hola- le sonrió.

— ¿nos vamos?- mueve la cabeza hacia su auto.

No le respondo y abro la puerta del copiloto, adentrándome en este. Miro por la ventana y ahí sigue el parado, viéndome, odio que me abran la puerta y él lo sabe. Así que solo le doy unos golpecitos al vidrio para que entre.

— matas el caballerosismo, amor- dice cuando entra. Ríe y me pone la mano en la pierna.

— por ser mujer no significa que no pueda abrir una simple puerta- aprieto su mano y conduce hasta nuestro destino.



La música se empieza a colar por las ventanas abiertas y ya quiero llegar. West suele organizar las mejores fiestas, parece que es de familia ya que todos sus hermanos tienen esa fama. Casa grande+familia de dinero= buenas fiestas.

Me bajo y lo primero que noto es que todos están bebiendo y pasandoselo bien.

— no tomes demasiado- le digo a mi novio.

— no te lo prometo.- fruncí el ceño y lo mire- conductora designada- me entrega las llaves del auto. Estaba a punto de reclamarle.

— ___- escucho que alguien grita mi nombre y es west que viene a lo lejos.
Levanto mi mano en forma de saludo.
— que bueno que estás aquí,- pasa un brazo por mis hombros, abrazándome— vamos a divertirnos.

— vengo con...- me volteé y mire a Payton.

— ve, yo estaré por aquí- mueve la mano en despedida.

— ay que bien- resopla. Lo dice bajito pero lo escucho y lo miro mal- sabes que no me agrada.- me jala más adentro de todo el mar de gente.

Me ofrece un vaso pequeño con un líquido de color azul.

— para empezar a entrar en calor- me guiña un ojo.

— entonces, salud- necesito algo que me haga entrar en calor, tengo un poco de frío. Agarro el vasito y lo choco con el suyo- por una buena fiesta west- y por fin me lo llevo a los labios para tragarme el líquido que me quema la garganta al instante.

Y así seguimos la noche: bailando un poco- amaba los pasos de baile de mi amigo- bebiendo lo menos posible y bromeando con los amigos de west.

Son las más de las 10 cuando me acuerdo que había venido con mi novio.

— alguno a visto a Payton?- les pregunto a los del círculo. Todos responden que no o se encogen de hombros.
Lo empiezo a buscar por la planta baja. Me tardo 7 minutos en darme cuenta que no está por aquí. Así que subo al segundo piso, el pasillo esta obscuro.
Cuando pienso que aquí no hay nadie me doy la vuelta, pero se escucha un golpe seco al fondo de este. Sé que no debería acercarme por qué puede que sea una pareja, pero cuando menos me doy cuenta ya estoy frente a la puerta del baño. Mis dedos se apoyan en el pomo y me arrepiento.- puede que sea alguien más. ¿Que estoy haciendo? Qué vergüenza si están en plena acción- me digo a mí misma.
La risa ronca y conocida llega a mis oídos. Que no sea él, pienso. Y lastimosamente allí está él, en la bañera- sin una gota de agua en esta- con una chica sentada a horcajadas sobre el, una mano en su cadera y otra en la nalga.

Mi chico starbucksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora