Vomite, vomite todo hasta la cena de la noche de anterior. Me recuesto en una pared de metal a la par del inodoro- lejos del vomito.
— levántate- el chico de los ojos lindos me ofrece su mano y tira con fuerza hacia él. Nuestros cuerpos chocan con brusquedad, mis ojos están fijos en su pecho cubierto por la camisa negra y trago duro, subí poco a poco de su pecho a cuello y de su cuello a sus labios. Me detengo, son rojos y carnosos.- Dios, solo por qué no soy de esas aventadas si no ya me tuviera encima suyo, bueno más de lo que ya estoy- Es de esos chicos que impresionan aunque los hayas visto un segundo mientras piensas lo interesante que pude ser él, aún que algunos con solo abrir la boca y decir alguna estupidez el encanto se esfuma. Veo como traga, me retiro de él y me acerco al lava manos, abro el grifo y me pasó agua en la boca.
— ya debería irme- sonó más como pregunta que afirmación. Quiero salir de allí, me sentía avergonzada. Vomite y ensucie una buena parte y el lo está limpiando- por qué es su trabajo obviamente.
— hace mucho- lo dice tan bajo que me sorprende haberlo escuchado.
— haré como que no escuche ese comentario, como hice con el anterior y esperare a que cierres el local- me enojo un poco lo que dijo. No sé por qué ser tan grosero, no se supone que tienes que sonreír?
El encanto de lindo se le va por tan grosero.
El deja todo en orden, recuerdo estar parada fuera del local esperándolo y cierra. Yo me dirijo a casa con paso flojo.
Me pica la nalga.
Abro los ojos y me levanto, no tenía ni puta idea de cómo no morí. Cuando llegue a la casa vomite.- otra vez- A las horas también. No quería comer nada. No tenía quien me cuidara. Pensaba llamar a Payton, pero me acorde que me engaño y solo tenía en mente patearlo donde más le duele. Mi sábado fue del asco. Mi domingo fue deprimente.Lunes, el reloj que está en mi mesita de noche, la alarma empieza a sonar como las sirenas de la ambulancia. Me levanto sin ganas, no quiero verle la cara Peyton por qué sé que se la dejare de colores, en tonos fríos para ser específica.
Me duche tranquilamente, escogí un conjunto de ropa cómoda como si fuera al gimnasio, hoy no me pondría ni una gota de maquillaje en la cara y lo pensé mejor. ¿Por qué no hacer que se arrepienta? Se lo merece, ¿no? ¿Quiero que trague una cuchara de su medicina? Si. Los engañoso son caros querido Peyton...Tire ese conjunto de vuelta al armario, saque un short corto de mezclilla rasgado encima de las bolsas, una blusa negra de manga larga y corta que dejaba ver mi abdomen, unos botines, me maquille los más sencillo y arregle mi pelo dejándolo ondulado, tenía que pintar el morado de las puntas de este.
Salí de casa con la mochila que uso, es algo pequeña pero cabe lo necesario.
Puse un pie en la calle para cruzarme al otro lado, un auto para enfrente mía y baja el vidrio, me topo con la cara de tonto de west.
— hola— le doy un beso en la mejilla después de haber subido sin que me preguntara.
— hola— me dice cuando me separo.
El silencio se hace incomodo después de un rato en el que ya nos encontramos cerca de la escuela, no habla y se lo agradezco.
— sé que no debería de preguntar pero me arriesgare. Sé que quieres matarlo y ponerle las bolas de collar pero... ¿que fue lo que hizo?- me reiría de su comentario pero no es momento. Tubo que abrir la boca y no hace falta decir nombre para saber de quién habla.
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Mi chico starbucks
Teen FictionElla una chica con el corazón roto y ahogado en alcohol. Él era el chico que trabajaba en starbucks. **** Día de publicación: 15/08/2016 Hola :) sé que tendré algunas faltas de ortografía y me gustaría que me las corrigieran. Sé que te gustara, se...