Un poco de vino

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Estaba tan molesta había tenido un día de lo más estresante, lo mejor que podía hacer es asistir al bar de siempre y tomar un trago, quise salir corriendo lo más pronto posible de la oficina, pero espere unos minutos más para firmar un par de documentos y salidas. Uno creería que por ser la dueña, el trabajo es menos duro pero, lo cierto es que era el doble y no siempre quedaba mucho tiempo para socializar, por lo que las relaciones no eran mi fuerte, este escritorio había tenido más mujeres encima que ningún otro, ninguna de ellas se quedaba lo suficiente como para ser extrañada.

—Teresa, te pido termines el papeleo por mi, no soporto ni un minuto más, creo que me vuelvo claustrofóbica— le digo con un tono que parece suplica.

—Si, en seguida Alex, lo que mande y ordene mi jefa— dice y hace un ademán como de un soldado saludando a su general, yo me río y solo me dirijo hacia el ascensor; su voz me detiene nuevamente —¿a dónde con tanta prisa? Hace tanto que no le veía tan desesperada ¿acaso va de cacería? Y cuando digo de cacería me refiero a...—

—Esta vez no voy por chicas, Teresa, solo voy por un trago y luego me iré directo a casa; pero si me encuentro a una ¿quién soy yo para rechazarla?— la interrumpo y lo digo aparentando dar una explicación, ella asiente, se ríe un poco y me deja partir.

Bajo el ascensor hasta un piso subterráneo, donde guardo mi auto favorito,  llevo con él al menos unos dos años no es el más reciente pero es una maquina imparable, en días tan extenuantes cómo este hace bien conducir por mi misma sin mi chofer; me meto en el auto y me dirijo al bar más cercano ubicado a tan solo 8 cuadras de mi oficina, estacionó el carro en un lugar cercano, hay más gente de lo que me gustaría... pero este es un bar de los buenos, gente de un buen estatus, y aquí siempre hay mujeres que podrían ser el deleite de cualquier persona.
Entro y en cuanto lo hago miro directamente hacía el bartender y en el acto me guiña un ojo sabiendo exactamente lo que iba a pedir, sigo caminando con la vista en la barra cuando alguien choca conmigo echándome una copa de vino tinto, solo distingo un destello rubio y un corto pero generoso escote, los pedazos de una piel levemente bronceada, pero de mi boca sale —¡mierda! ¿Que te pasa? ¿Por qué no te fijas?— le dije tan enojada que sin querer provoque una vergüenza enorme claramente visible en su rostro.
—Lo... Lo siento— me dice en tono tímido casi tartamudeando, con culpa en su voz y alcohol. Me permití dar un suspiro lleno de frustración, tratando de eliminar mi enojo, después de todo era una mujer encantadora, no podía dejar de mirarla, ella toco parte de mi pecho tratando de eliminar la mancha, eso me permitió intuir del exceso de alcohol corriendo por su organismo, porque nadie en su sano juicio intentaría eliminar una mancha de vino tinto en una tela blanca como la de mi camisa, sin embargo, no pude evitar sentir el roce de sus manos, eran cálidas, la mujer lucía joven y sexy. Era ese tipo de mujer de alta sociedad, que exigía un poco de atención, que deseaba conocer algo nuevo, lo percibía en su mirada. Mierda apesar del alcohol ella me mira de manera extraña, quizás me he sobrepasado al analizarle.

—Bueno de todos modos odiaba esta camisa, pareces estar pasada de copas, si quieres podría invitarte un café— le digo, intentando hacer conversación.
—Ya tienes suficiente con la mancha, no quiero dar molestias—me dice imidamente, parece ser que no está tan ebria después de todo y mis deducciones habían sido erróneas 
—Solo sígueme— doy un ligero vistazo para ver si ella me sigue, un tanto tambaleante se acerca a la barra conmigo.
—Un café y mi bebida Charls, por favor— le digo al bartender, acerco a mis labios mi trago y del vaso doy un sorbo, el alcohol baja por mi garganta al principio el sabor me hace hacer una mueca, para después hacer conversación y conocer más a la culpable de tener que desechar una de mis camisas favoritas.

 —¿Y dígame qué hace una mujer cómo usted, en este bar a tan temprano y con el nivel de alcohol tan alto?— me dirigí a ella, levantando mi ceja ligeramente, quizás no deberia ser tan seductora, pero es parte de mi y no puedo evitar sentir un deseo incontrolable por la rubia frente a mi,  ella no paraba de observarme, sus ojos hicieron un recorrido desde mis pies hasta mis labios y mis ojos; sin querer pude notar cómo sus ojos se deviaron a mis senos  como sus labios dejaron escapar un discreto suspiro, no pude evitar esbozar una sonrisa y senirme halagada, fingí no percatarme y la deje hablar

—Yo... ¿Una mujer como yo? ¿Tan alcohólica me veo? ¿Pues qué hora es?— me dice tan inocente, tan natural que no puedo evitar una carcajada, demasiadas preguntas y pocas respuestas pensé.

—Será que puedes decirme tu nombre o también prefieres decirme ¿acaso tengo nombre?— le digo sarcástica y un poco burlona mientras bebo mi vodka y la observo, mientras hace un gesto de desagrado al tomar un sorbo de café, noto su vergüenza.

—He perdido la noción del tiempo, apenas si recuerdo haber llegado aquí,  me llamó Piper... Chapman— me extiende la mano en forma de presentación, sostengo su mano por mas de lo que debería y le digo mi nombre también
—Yo soy Alex Vause, pero tú Piper, puedes llamarme "Cariño"—le digo en tono de superioridad y no puedo evitar reírme, ella me mira confundida, sin decir nada.
A pesar de su estado alcohólico, entiende el juego que intentó o al menos considera el coqueteo hacia ella, para evitar confundirla más, simplemente intento darle un giro a la conversación me dirijo a ella.
—Vaya, pero que mal sentido del humor tienes, no te lo tomes tan en serio, anda terminate el café— me río con pocas ganas, el día había sido agotador por lo que había decidido irme, no sin antes terminar mi bebida de un solo sorbo.
—Bueno Piper, en vista de la incomodidad de la conversación yo me retiro, no estás para saberlo pero he tenido un día muy pesado y estoy muy cansada prediero ir a casa  y pues, mi trabajo aquí está hecho, tengo que irme... Porque ya estás bien, ¿o me equivoco?— le digo en tono neutro —Si, gracias por ayudar Alex. me dice, y yo respondo
—No hay de qué— sin más tomo mi bolso y salgo del lugar sin mirar atrás, sin saber que este encuentro marcaría un antes y un después en mi vida.

Ya en mi apartamento, noto que es la primera vez en muchas noches que estoy sola, que no hay una mujer complaciéndome así que el resto de la noche la pasó envuelta en mis pensamientos, apenas y puedo dormir, en mis momentos de sueño la chica ebria del bar aparece, creí en un momento que solo era una atracción momentánea, pero mi subconsciente lo tomo muy personal, de momento me despierto por el sonido de la alarma interrumpiendo mis sueños, como todos los días salgo a correr. Ropa deportiva, música con audífonos y todo listo.

Solo tuya (fanfic Vauseman) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora