Point of view.

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Después de comer, empezó el espectáculo.

Unos hombres vestidos con trajes representativos de la región subieron al escenario, dieron un discurso motivador en memoria de los fundadores del pueblo y procedieron a interpretar una obra original, escrita y dirigida por un tal "Black rabbit", alguien a quién encontraron en internet.

La historia contaba cómo se conocieron el primer presidente de un país lejano con su esposa, una señora elegante y digna de admiración, nacida en una casa con bastante pobreza, constantemente azotados por inimaginables desastres, hasta que él se perdió un día de marzo, en invierno, la nieve estaba por empezar a caer, sus guardias se habían desviado del rumbo que debían seguir gracias a un enfrentamiento con una banda de extremistas radicales, quiénes se oponían rotundamente a la candidatura del muchacho, de tan solo 25 años de edad al gobierno de aquella tierra. No se puede decir que fue fácil, tuvieron que atravesar por tantos obstáculos que parecía extremadamente real (si no fuera por la pobre iluminación y escenografía, pero eso no me impedía imaginarme toda la historia en su época). Todo cambió para aquella familia, lucharon por el amor de los dos enamorados, aún en contra de las reglas sociales y los designios que ya tenían preparados para el muchacho la familia, de alto rango social y que nunca había padecido de carencias, excepto la más importante: amor.

Me impactó en gran manera aquella historia, en especial una parte en la que la pareja se separó durante cinco años, ninguno de los dos dejó de amarse, pensarse y extrañarse, pero era necesario que crecieran un poco más, construir sus propias vidas antes de juntarse nuevamente. El tiempo es sabio, forja personalidades, construye vidas, arregla errores, sana heridas y te permite expandirte.

Al terminar la obra, todos nos levantamos y aplaudimos, el elenco había estado maravilloso, a pesar de los bajos recursos lo hicieron de una manera impecable.

Volvimos a tomar asiento, una punzada de culpabilidad me atravesaba el corazón. Era como si no me tomara en serio sus sentimientos, en ese momento me di cuenta de lo errada que estaba...

-May...

-Dime...

-Yo... -sentí mis mejillas calentarse, la visión se hizo borrosa gracias a un par de lágrimas que se contenían en mis ojos por salir- He pensado en algo. –me limpié el rostro y la miré a los ojos.

-¿En qué pensaste? –Me miraba expectante.

-He sido muy egoísta.

-¿En serio? ¿Por qué lo dices?

-Él tiene derecho a relacionarse con quién quiera, al igual que yo, eso no significa que sus sentimientos no sean reales.

-Al fin te diste cuenta. –Sonrió- A eso me refería en el bus. Las personas cambian, las situaciones son diferentes cada vez, y más cuando ha pasado tanto tiempo, y a pesar de lo que en el pasado sucede, el presente es otra cosa. No me malinterpretes, no quiero que mi preciada amiga salga lastimada, y más si es por un idiota como ese. Es tu decisión si quieres escuchar atenta lo que él quiere decirte, lo que su corazón dicta, porque mínimamente espero que esté siendo sincero cuando dice que te quiere, y de verdad quiero que seas feliz...

-Quiero escuchar lo que tiene para decir. Quiero tener la oportunidad de decidir justamente si dejarlo a un lado o seguir adelante.

-Entiendo. ¿Lo harás ya? –Bebió un poco de "Paraíso".

-No, como crees. Más tarde, cuando estemos de regreso en el hotel.

-¿Y qué tal si te dijera que él viene hacia aquí? –desvió la mirada y me giré, él me sonrió.

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