Destiny.

Back home.

-¿Esto cambia algo? –preguntó, revoloteando mi cabello con su frente.

-¿Podrías dejarme descubrir qué significa esto? Por hoy no hablemos más. –Cerré mis ojos, estaba exhausta.

-De acuerdo. –Sonrió. Se separó de mí para recostarse en la cama- Ven, recuéstate un rato. Te prometí no hacer nada raro, ¿verdad? –daba palmaditas al colchón.

-Es cierto... -Me quité los zapatos y recosté mi cuerpo en frente del suyo, nos mirábamos a los ojos. Puse un brazo bajo mi cabeza, cada vez que él me miraba sentía cómo me examinaba, intentaba descubrir que pasaba por mi mente con ese gesto, y esa no fue la excepción. Me gustaba eso de él, sentía mucha curiosidad por todo lo relacionado con su existencia y, aunque él ni cuenta se daba la mayoría de veces, era bien recíproca esa curiosidad. Me perdía en esos ojos, me llevaban a mundos que no conocía, me sacaban de la realidad y me hipnotizaban. Estaba bajo el control de sus ojos, su nariz, sus mejillas, sus labios. Cuando me di cuenta de que lo miraba a los labios seguí bajando con la mirada hasta su cuello, me acerqué más a él y entrelacé mis piernas con las suyas, acerqué mi nariz a su cuello y lo olfateé hasta que su fragancia se quedó incrustada en mi cerebro, en todo mi ser. Me embriagaba su olor a un nivel parecido a las drogas.

Su brazo me rodeó por la cintura, me terminé de acomodar hasta que nuestros cuerpos encajaron perfectamente y llevé mi brazo derecho a rodearlo por la cintura. No quería que ese momento acabara, no... Quería quedarme así para siempre, poder tenerlo así de cerca, tener el derecho de estar tan cerca y disfrutarlo, tocarlo, mirarlo, oler su aroma. ¿Cómo puedes describir ese montón de sentimientos que te invaden cuando alguien te gusta tanto por tanto tiempo y al fin puedes tenerlo entre tus brazos? Es una sensación maravillosa, pero tan efímera.

No sé en qué momento me había quedado dormida, miré la hora y ya eran las 5:30 am. Me quedé observando su rostro durmiente por un rato, mis ojos se aguaron y decidí salir de allí. Con cautela traté de zafarme de su abrazo, pero me tenía bien agarrada y se despertó.

-Ngh... -llevó la mano a su rostro- ¿Ya te vas?

-Sí, May espera que regrese pronto.

-Está bien. –Me incorporé en la cama, acaricié su mejilla y él me miró sin expresión alguna en el rostro. Me senté en el borde de la cama y cogí los tenis, pero antes de poder hacer nada más sus brazos me rodearon desde atrás fuertemente. Trajo su cabeza al espacio entre mi cuello y el hombro.

-¿Qué haces?

-Mm... Pensé que no sería justo que tú me grabaras con mi olor y yo no pudiera hacer lo mismo... -Su nariz se posicionó en mi cuello y empezó a olerme, la punta rozaba mi piel causando un escalofrío. Suspiré y llevé la mano izquierda a su cabeza para despeinarlo un poco, cuando menos lo esperé mordió con toda la suavidad que podía mi hombro izquierdo.

-Ngh... No hagas eso, y menos en un lugar tan jodidamente visible...

-Entonces déjame besarte... -Exigió mientras levantaba la vista.

-Si te dejo besarme luego no podré irme. No. Me voy. –Junté toda la fuerza de voluntad que tenía y me puse en pie. Caminé hasta la puerta y justo cuando iba a abrirla su voz se escuchó, me miraba algo cansado y su voz demostraba pereza.

-No olvides darme una respuesta pronto. Esperaré una semana por ti, hasta entonces no haré nada por intentar convencerte, creo que todo está dicho. Me gustas, Shae. No, esa palabra se queda corta. Me encantas... -Se levantó despacio y caminó hacia mi.- Me fascinas, no puedo sacarte de mi mente, tampoco de mi corazón o de mi ser. Eres la persona que quiero desde hace tanto tiempo que perdí la cuenta. –Llegó hasta donde yo estaba, me dio un beso en la mejilla y volvió a su cama- No olvides cerrar cuando salgas, gracias... -cerró la ventana junto con las cortinas y se volteó para el rincón. Me acerqué para cobijarlo con algo que había en el clóset y me fui de allí lo más rápido posible. En serio no intentó hacer nada. Bajé por las escalas al piso en donde me esperaba mi amiga, entré al cuarto y estaba dormida sin cobija, en pijama, seguramente se había quedado esperándome toda la noche.