Capitulo 1|regalo de cumpleaños

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Emily miraba como enterraban a sus padres justo el día antes de su cumpleaños.
Sus lágrimas se mezclaban con la lluvia que entristecían sus inocentes ojos azules y su hermano Nick igual.

Ella había esperado pasar el cumpleaños con sus padres, tan sólo una vez en su vida, pero cuando ellos al fin lo iban hacer se estrellaron.
Eso pensaba Emily y su pequeño corazón se estrujaba de dolor.  

Emily veía como descendían ambos ataúdes y luego se despidió.

Llegado el día de su cumpleaños Emily no hablaba, ni emitía ninguna emoción, su mirada estaba ida y solo se la pasaba en silencio. Por un momento desvió la mirada del punto perdido hacia su tío quien montaba las maletas de ella y su hermano a la cajuela del auto.

— ¡Emily!, Vamos ya -  la llamó su tía para que entrará al auto.

Ella a paso lento se dirigió al auto y entro mirando a través de la ventana las gotas de lluvia que resbalaban por el vidrio.
Ella por lo menos esperaba un feliz cumpleaños de sus tíos o hermano, pero como siempre su hermano era más importante que ella por ser un beta y ella una Omega. Sus tíos la aborrecían por eso.

Llegada la noche y ya en casa de sus tíos ella por lo menos no esperaba una fiesta ni mucho menos pero ella sabía que ese día por lo menos se acordaban de su existencia.

Ella nunca había recibido afecto por parte de nadie, ella era educada, silenciosa y no se quejaba por nada, no le importaba que en navidad ella fuera la única sin obsequió, solo pedía ser parte de la familia, un anhelo que poco a poco se desvanecía.

Emily aburrida miro hacia el bosque que se encontraba atrás de la casa. Mientras caminaba hacia el bosque la rabia reemplazo la tristeza que la embargaba. Ella pensaba que por solo ser una omega no merecía ese desprecio, ni de ellos, ni de nadie.
Con fuerza arrojó una roca hacía un roble lleno de musgo.

Al mirar el daño causado sintió que debía tranquilizarse, sus problemas no eran importantes, en las noticias hablaban de muertes y torturas, esas personas si sufrían, por lo menos ella tenía salud, alimento y un techo donde vivir. Sentada sobre las raíces del roble que había golpeado, el sonido de los animales la distrajo, pasaban por su lado sin notarlo.

Su mente vagó sin rumbo, desde hacía tiempo había dejado de ser una niña aunque tuviera apenas ocho años. Cuando el sol comenzó a esconderse una sonrisa apareció en su rostro, Emily adoraba la oscuridad, la hacia sentirse cómoda y segura. Además pronto las luciérnagas serían su compañía.
Aunque trajera un abrigo el frío hizo que se levantará de su improvisado asiento, caminó unos minutos entre los árboles y se detuvo en un pequeño claro, allí pudo apreciar el cielo, ese día las nubes no lo cubrían. Emily no sabía que entre las sombras había alguien que la miraba con interés y a pesar de ser loba su olfato no estaba tan desarrollado como para saber quien era esa persona y el peligro que estaba corriendo, el olor dulce de la sangre de Emily había captado por completo su atención.

Un cosquilleo en la nuca hizo que volteara a ver hacía la derecha, al no notar nada entre cerró los ojos, ella sentía que había algo en esa dirección.
Sin temor se acercó y pudo distinguir una silueta de una persona.

— hola...- su tono fue amigable, tal vez si hablaba así la persona saldría de la oscuridad. Emily no se acercó más ya que percibió que era un vampiro, pero no por una entraña razón no le dio temor y entonces la persona camino hacía ella.

La luz de la luna iluminó el cuerpo de un hombre y dejó a la niña sin aliento con dificultad trago saliva, él parecía un ángel, en su corta vida jamás vio un vampiro....había escuchado que eran seres hermosos pero letales.

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