Capítulo 3: Un hacx...

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El nerviosismo invadía cada célula de mi piel. Aquella mañana no podía sostener un vaso de agua sin derramar gota alguna.

Sentado en el avión mi rodilla subía y bajaba rápidamente. Todavía no asimilaba aquello.  Debía ir al reino de al lado y controlar las cámaras de aire oceánicas, renovar el O2 de los componentes del agua, y volver a casa en menos de tres horas. Algo tremendamente ordinario y sin ninguna complicación, pero el hecho de tener que bajar del cielo y adentrarme en el océano, hacía que se me erizase cada centímetro de mi piel. Aquellas profundidades oceánicas eran algo misterioso hasta para los hacx.

El avión se adentró en el agua a gran velocidad  y por un sendero de corrientes submarinas que desprendía luz propia, se dirigió hacia un edificio de paredes azules. Por estas corría un manto de agua trasparente simulando el efecto de una cascada. Varios tiburones tigre custodiaban el edificio, nadando lentamente alrededor de este, mientras unas cuantas personas de color añil con tridentes de oro permanecían quietas delante de la puerta como si de estatuas se tratara.

Un tubo de cristal salió por la entrada y el avión entró por este.

Una voz femenina nos dio permiso para salir y al instante un par de cénix me cogieron por los brazos y me sacaron prácticamente a rastras.

Caminamos durante unos escasos minutos por los pasillos acuáticos del ayuntamiento hasta llegar a una enorme puerta de color coral con detalles en oro.

El agua no me suponía ningún problema, puedo respirar bajo ella, al fin y al cabo el oxígeno sigue estando presente a tan bajas profundidades.

Con tan solo apoyar la mano en el pomo de la puerta, sin tan siquiera accionarlo, la puerta comenzó a abrirse, y pude divisar la sala entera. En el centro había una mesa redonda de cristal, un señor de pintas poco amigables presidía esta, un chico de piel perfecta, con escamas en el cuerpo, y ojos profundos como el océano, permanecía callado a su derecha. Mientras, una niña pequeña, de temprana de edad, quizás de quince años, jugaba con un pequeño caballito de mar. Este se escondía entre su pelo, desapareciendo entre la oscuridad del sedoso cabello y apareciendo a los pocos segundos en otro lugar distinto al de la entrada.

Y entre todas las personas de la sala, sólo una desprendía luz propia, destacaba entre todos como si se tratase de la única persona en toda la habitación. Por un momento mi mundo se paralizó por completo, solo estábamos nosotros, nadie más.

Me dirigió una mirada fría, a lo que mi corazón respondió paralizándose unos segundos, mis pulmones dejaban de respirar, y mi garganta deseaba gritar, pero no salían sonidos por mi boca.

Sentía que mi mano tenía vida propia, temblaba demasiado.  Llevo mi mano al bolsillo del pantalón mirando fijamente aquella figura cautivadora. Esta, me devolvió la mirada con un toque de perversión, lujuria y pasión.

Sonreí involuntariamente mientras aquella maravilla se levantó, y con una caja de tamaño mediano totalmente opaca, se acercó a mí y se paró. Me tendió la caja y hubo un instante en el que nuestras manos se rozaron, de nuevo, mi mundo se paralizó, esa sensación no la había tenido con nadie...  Ese instante en el cual le miré a los ojos, perdiéndome en ellos, lo comprendí todo. Acababa de enamorarme de un hacx.

Abrí la caja y pude observar un dagmun, el objeto necesario para poder realizar mi tarea, lo que entendí como una llamada de atención para comenzar mi trabajo, y en cuanto me llevaron al templo me puse a ello.

 Los minutos pasaban lentamente y el aburrimiento se iba apoderando de mi cuando una mano se posó en mi hombro provocándome un escalofrío. Lentamente me dio la vuelta y me miró a los ojos luciendo una hermosa sonrisa en su rostro.

Se acercó a mi y apoyando su mano en mi mejilla, acariciándola lentamente con su pulgar, acerca sus labios a los míos rompiendo así la corta distancia que nos separaba.

Sus manos descendían a medida que lo hacía mi camisa. Retrocedí apoyando mi espalda en la pared, todavía besando y quitándo su ropa al mismo tiempo que bajaba hasta llegar completamente al suelo.
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Bueno, lo primero quiero agradecer a todos los que seguís la novela y votáis.
Después comentar que los capítulos serán más cortos, no tendrán tanta extensión como el segundo.
Espero que os guste la historia.
-Paloma-

Las Siete Piedras Del GuardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora