1-8. Juego de la vida

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¿Qué tan cruel puede ser la vida? Dicen que todo es sólo cosa de probabilidades y que siempre puede ser peor. ¿En verdad podía haber algo peor que lo que sucedía en estos momentos? Su vida en los últimos años había tratado sobre perder a los seres que más amaba en el mundo y parecía que la historia volvería a repetirse una vez más.

Frisk yacía frente a ellos en cuerpo, pero sabía que era Chara quien controlaba le controlaba. Estaba en guardia, intentando no descuidarse por nada del mundo, algo que era sumamente complicado si la persona que estaba por atacarlo era por quien tenía ciertos sentimientos.

—Frisk, más te vale tranquilizarte —murmuraba con cautela Monster Kid, preparado con su magia.

—No es ella —le respondió Sans, mirándolo de reojo para luego volver a mirar a la chica—, es Chara.

—¿El primer humano? —fue el turno de Alphys ahora—, pero ¿Cómo es posible?

—Todavía no sé cómo, pero se ha aferrado al cuerpo de Frisk y al parecer ese relicario le da más fuerzas.

No pudieron seguir charlando, ya que la joven había recogido un trozo de metal de una de las máquinas que había fallado y se lanzó a atacarlos. Sans le esquivó sin problemas y Monster Kid hizo un escudo guerrero con su magia para bloquearla y así proteger a Alphys. Frisk solo sonrió y rápidamente lanzó seguidos ataques, incitándolo a retroceder con cada uno. Sans apuntó hacia ella y con algunos huesos que hizo salir del suelo, logró hacerla retroceder con un salto.

—Vamos, kiddo, sé que no quieres hacer esto —susurró el esqueleto, apuntando su mano hacia ella, pero dudoso.

Ante toda respuesta, la chica solo sonrió nuevamente algo torcido y se lanzó a atacarlo. El monstruo se defendió con distintos huesos que hacía aparecer y rápidamente advirtió a los otros dos que se marcharan de allí. Alphys asintió y agarró a Monster Kid, yendo el ascensor. La científica conocía de sobra la habilidad de Sans de teletransportarse, así que tomó la decisión de sellar la puerta. Por más peligrosa que fuera la humana, no podría atravesar una pared de acero de casi un centímetro de grosor.

Mientras tanto, la batalla en el sótano continuaba. Sans no deseaba lastimar a la chica, pero ella no parecía pensar igual sobre su ser. Frisk le atacaba con fiereza y maestría, digna de la persona que que había realizado toda una masacre en el pasado. El esqueleto nuevamente se encontraba contra la espada y la pared, intentando pensar rápidamente sobre que hacer.

—Quizás, el relicario —susurró para sí, pensando en quitárselo.

Con un movimiento rápido, logró frenar su ataque con la magia de una de sus manos y luego con la otra tornó su alma de un color azul para mandarla lejos contra la otra pared. Aprovechó que estaba aturdida con el golpe para luego hacer salir un hueso de la pared y así atravesar la mano que tenía el objeto. Una mano dañada era un precio bastante bajo con tal de tenerla de regreso.

Frisk lanzó un gruñido antes de desmayarse y caer al suelo apenas la magia dejó de sujetarla. El hueso había logrado romper el relicario y por ahora parecía haber funcionado.

—Hey, chica —susurró, acercándose al cuerpo inerte.

Con cuidado la tomó en sus brazos e intentó hacer que reaccionara. Tras moverla un par de intentos, Frisk comenzó a abrir los ojos de a poco, revelando que habían regresado a la normalidad.

—Sans —susurró cansada, mirándolo con cuidado.

—Shh, ya todo terminó —le dijo con cuidado.

Sin embargo, la joven negó lentamente con la cabeza.

—Solo le debilitaste, pero sigue aquí —lo miró con dolor a los ojos—, tienes que acabar conmigo.

[Undertale] Forgive Me (SansFrisk)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora