Amelie vagaba por la calle a medio oscuras. La noche se le echaba encima y debía darse prisa, o empezaría la pesadilla de cualquiera en estos meses pasados. Miró una vez más hacia atrás y se dispuso a correr para llegar lo más pronto posible a su destino. Aunque no corría demasiado viento, su pelo ondeaba sobre su espalda dándole con el movimiento fresco a su espalda empapada en sudor. En cinco minutos llegó a la casa, la cual le habían encomendado que deshabitara y pusiese a salvo a sus inquilinos, era la última que quedaba con personas dentro. Este asqueroso virus había azotado bien a la ciudad, muchos habían muerto pero más aún de un balazo que del virus, aunque algunas personas habían desarrollado una cierta inmunidad a ese virus, y ella era una de las tantas personas que se encontraba así. Los que fallecían a causa del virus, por decirlo de alguna manera volvían a la vida. Lo peor de todo es que parecía gente normal cuando los veías a simple vista, aunque eso cambiaba cuando iban a hablarte, esa función la perdían y reforzaban la resistencia en las piernas. Si, una auténtica locura.
Miró a ambos lados de la calle, y una vez más tras su espalda, al no ver nada entró en la casa. Estaba completamente en silencio sólo el resplandor de una sombre se veía. Era la sombra de un hombre alto y corpulento, no dejaba de ir de un sitio a otro de la habitación. Al llegar a la salita se encontró con tal panorama que no se lo esperaba.
El tío de la sombra, aunque era grandote y corpulento sus pintas parecían de uno que no le haría daño ni a una mosca. Por el contrario su mujer, si que haría daño a cualquiera que le infringiese dolor a alguien que la importaba. El hijo no dejaba de mirarla y de darle repasos de arriba a bajo, eso la incomodaba. Y sobre todo cuando iba con los pantalones apretados, al igual que la camiseta negra de tirantas.
-Muy bien, la familia Evans- todos asintieron. Menos la pequeña de todas que parece que no le echaba la más mínima cuenta.- Vale tenéis gasolina para el coche
-No, pero en la casa del vecino si hay, si quieres te la traigo. Soy Peter.
-Encantada, pero ahora mismo no vengo a hacer amigos, sino a salvaros. Lo primero que quiero que hagáis es que cojáis cosas útiles y que estéis listo cuando yo vuelva- ellos asienten y ella se va por el jardín a la casa del vecino, salta la vaya y observa el panorama. Estaba desierto, el jardín estaba medio reseco, las ventanas de cristal estaban echas añicos en el suelo. Hecho un vistazo dentro de la casa así rápido, y cuando estaba segura entro en la casita en donde se guardaban los utensilios de jardinería y cosas varias. Cogió un bote lleno de gasolina, el primero lo paso al otro jardín. Cogió un par más y también unas tijeras de podar. Toda arma valía.
Fue a cruzar la valla blanca que separaba los dos jardines cuando oyó el crujir de unas botas contra las hojas secas, sin rapidez ni lentitud se dio la vuelta para ver a una chavala de su edad
-Oh por favor me encanta ese top, es una pasada- esa chica fue a responder pero se llevó la mano a la garganta para responder pero soltó un grito, como Amelie pensaba- bingo- soltó, cogió una de las muchas pistolas que llevaba encima y de un disparo le atravesó el cráneo. Con rapidez entro por la puerta trasera de la casa encontrándose con Peter
-¿Qué ha sido eso?
-No ha sido obvio, un disparo- respondió sin dejar de moverse- vamos, rápido no tenemos tiempo y se hace de noche- todos se quedaron mirándose de pie ante ella- ¡vamos!- exclamo dirigiéndose hacia la puerta. Examino lo que llevaban cada uno- Bien, haces algo útil llevando un bate por lo que sales el primero, asegúrate de que no haya nadie y avísanos a tu padre y a mi para llenar el depósito ¿entendido?
-Si, lo he entendido- y le lanzo un guiño, a lo que ella respondió poniendo sus ojos en blanco
El chaval examino la zona con detenimiento y una vez que miro dos veces en cada sitio, nos dio la señal mientras seguía vigilando. La madre y la pequeña se montaron en la parte trasera del coche mientras Amelie y Peter proporcionaban al coche su propio alimento. Los tres se metieron en el coche, y la rubia conduciría. Metió la llaves en su sitio y cuando le dio al motor, vio que había dificultades de arrancar mierda, por que me tiene que pasar hoy pensó. Al cuarto intento, lo consiguió y comenzó a conducir.
Después de una hora conduciendo, el coche comenzó a ir lento y cada vez más lento
-No no, no puede ser- dijimos todos casi al mismo tiempo
-Esto tiene que ser una broma
-Señora, yo no juego y menos con bromas. Esto es muy serio, nos hemos quedado sin gasolina y vamos a tener que ir andando- apoyo su cabeza en el volante maldiciendo una y otra vez. La primera en salir fue Aline de la mano de su hija con la bolsa llena de medicamentos, después Peter y por último el joven y Amelie. Sin hacer ruidos fueron andando rápido, ella iba atrás del todo de la fila y la primera la madre con unas de las pistolas. Amelie sabía que faltaba poco para llegar, llegarían antes de lo previsto y todos sanos y salvos, cuando algo se movió a lo lejos. Venía corriendo, con una cara llena de locura y con ganas de llevarse algo a la boca, y eso hizo. La madre ni siquiera estaba pendiente de lo que se le venía encima, la rubia fue a dar un grito cuando esa cosa se le echo encima, aunque se oyesen disparos ninguno acertó en esa cosa, todos presenciaron la escena que pasó demasiado rápido. Esa cosa comiéndole literalmente el cuello. Ella corrió desde el final de la fila, le arrebató el bate a Luke y comenzó a aporrear al hombre hasta que dejo de moverse. Veía el horror en la cara del padre e hijo, y lo único que supo hacer es seguir andando hacia delante y cabizbaja, aunque primero miro a Peter y asintió, quito el arma de las manos de la fallecida y le propino un disparo para que no volviese a la vida queriendo matar al que viese. Eso le dolió, aunque no la conociese de nada.
Ninguno pronunció palabra después de lo ocurrido, esto era demasiada carga para Amelie pero debía seguir por ellos.
Después de dos horas más caminando, la chica ya divisaba de lejos el lugar. Era una nave industrial en donde acogían a los últimos supervivientes y protegido de aquellos indeseables. En un inesperado ataque de esas cosas a las que bautizo como caminantes, el padre calló al suelo y lo último que se oyó fue...
-¡CORRED! ¡LUKE COJE A TU HERMANA Y CORRE!
Y eso hizo, la cogió en brazos mientras la pobre pataleaba en su brazos y lloraba a mares. Él era lo único que le quedaba, la pequeña era lo único que le quedaba a Luke. Amelie seguía disparando a diestro y siniestro contra los caminantes, muchos de estos se derrumbaban pero otros salían de sus escondrijos, por cada uno que mataba salían muchos más de detrás.
-¡ABRID LAS PUERTAS YA!- grito la chica sin apenas aliento. No pensó que se quedarían sin gasolina, y que tendrían que andar tanto, lo único que tenía que hacer era salvar a la familia, y sólo salvó a dos miembros. Ambos quedarían marcados para siempre. Al igual que ella.
Sólo se sintió en paz cuando les dijó: Seguid vosotros, yo os cubro. No dejaré que os hagan daño.
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Drowning [blog] (historias y reflexiones)
Random"Si tragas todo lo que sientes al final te ahogas." and when i'm alone i think a lot of things