12 de abril a las 16:19
Hace días que no llamo a mi madre. Y me encantaría hacerlo para despreocuparla. Pero no quiero que note lo rota que tengo la voz. Alguien ha entrado en casa, solo puedes ser tú o mi madre, solo vosotros tenéis las llaves. Es mi madre, ha entrado en mi habitación y me ha visto tirada en el suelo llorando y con todas nuestras fotos esparcidas por la habitación. Lo único que ha podido hacer es levantarme del suelo, abrazarme y llorar conmigo. Como odio que llore por mi culpa pero más odio sentir este vacío en el alma.
ESTÁS LEYENDO
Una taza de café y un cigarrillo
Poesía''Cuándo te rompen el corazón no es como romper un vaso o un plato''.