Pero esto no es como las películas, tú no vendrás a las dos de la mañana para decirme que me extrañaste todo este tiempo. No me enviaras ningún mensaje diciéndome que me hechas de menos. Ni vendrás corriendo y me abrazaras por la espalda y me susurradas que me necesitas.
Esto es la vida real, donde el orgullo puede con todo.