Usted me ha vuelto loco, me ha hecho sonreírle a una pantalla, buscarme en sus letras y regalarle las mías, me ha hecho sentirme amado, sentirme vivo. Ha creado una guerra entre el corazón y el cerebro, entre lo absurdo que resulta quererla sin besos, ni abrazos y lo bello que resulta quererla con palabras a distancia.