Viaje a Colombia: Parte 1

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En ese momento, en donde te tiran un vaso de agua justo a las tres de la mañana para que te levantes te das cuenta que algo raro ocurre.

Seré sincera, en ese momento, me había olvidado por completo que íbamos a viajar, por lo que cuendo mi mamá nombro una ida al aeropuerto y una "Extraña desaparición de su cepillo de dientes" entendí que algo no marchaba como todo los días sucedía (en especial por la puerta de la habitación de mi hermana abierta)

¿Que si debi grabar mi reacción cuando me nombraron lo del viaje?, Si, debi haberlo hecho, más mi teléfono estaba al otro lado de la habitación acompañado por una maleta que hasta ese momento no había notado, sumándole mi desconcierto épico, dudaba que tuviera la capacidad.

No pasó mucho tiempo hasta que recorde lo que sucedia y camine hacia el baño, todavía con la mitad de mis sentido completamente apagados por la reciente mañanera, a darme un baño, pues no me quedaba mucho tiempo, y era la única en la casa que nisiquiera había cepillado sus dientes.

Y ahí estábamos, rumbo a un avión que se suponía sería el más rápido (y el segundo al que me había subido en toda mi vida) que se podría encontrar.

A mi nisiquiera me importaba que mis padres estuvieran hablando del clima, tratando, fallidamente, de sacar un tema de conversación en el auto, pues mis audífonos estaban en perfecto estado, y yo seguía lo suficiente mente cansada como para prestarles aunque sea una mínima atencion a su "interesante" conversación de lo oscura que estaba la noche hoy.

Lo que si captó mi atención fue la patrulla policial que se encontraba detrás nuestro exigiendo que nos detuviéramos, me pareció extremadamente ridículo, pues eramos una simple camioneta, para nada sospechosa ni oscura, viajando por una de las calles menos concurridas de toda la ciudad, si, para nada sospechoso :v

El policía era un hombre cuarentón, obviamente soltero (tu barba estilo "no me importa mi apariencia" y corbata mal atada lo delataban) con una voz completamente rasposa que me causaba un terrible malestar, por suerte, todos los permisos de mi papá estaban en completo orden por lo que su voz se dejó de escuchar dos minutos después de su llegada.

¿Saben que el mundo puede jugarte demasiadas bromas en sólo una noche? Pues, si, así es, y es que pasar tres semáforos malogrados, esperar a que una anciana cruzará la vía peatonal y sacar a dos perros siguiendo el ciclo de la naturaleza (quien entendió, entendió) del camino habían sido algunas de las cosas que tuvimos que pasar sólo para llegar a una larga fila en el aeropuerto donde la mitad de esos "conductores" no sabían ni donde se encontraban.

Sólo nos tomó unos 30 minutos acabar la fila, encontrar un estacionamiento y formarnos frente al gran cartel que tenía escrito "Colombia" con grandes letras que se suponia, debían iluminarse.

Debo decir que pasar por unos 20 controles, donde ven tu visa, el pasaje, controlan tu equipaje y hasta te obligan a quitarte los zapatos "por seguridad" no fue la peor parte de todo.

Lo peor sucedió después, pues el despegue de nuestro vuelo se atrasó dos horas y media.

Y nuevamente, estábamos ahí, sentados en unas bancas completamente incómodas, observando el reloj cada veinte minutos esperando a que den el llamado a nuestro vuelo y sin haber probado ni un pan con mantequilla en toda la madrugada.

Obviamente, me salte tantos altercados que nisiquiera llegó a contarlos con los dedos, como los veinte baños que había ocupados, el niño que lloraba porque su mamá no le compraba un caramelo (y debo decir, que si estaban caros) o la señora imprudente que perdió a su hijo en alguna parte del inmenso aeropuerto,son sólo unos ejemplos.

Yo, personalmente, no me considero una persona quejumbrosa ni nada por el estilo, pero... ningún puto vuelo iba directo desde mi país hasta Colombia... NO!, Los muy estúpidos primero hacían una parada en Panamá donde debías tomar otro avión para poder llega, por fin, a San Andrés (no, no soy quejumbrosa :v)

Bien, puedo vivir con eso, lo que no resistió fue mi interminable cansancio por lo que me dormí tres veces dentro del mismo avión.

"Okey, tengo sueño, a uno de mis pies le falta la bella capa de esmalte rojo y mis ojeras están más grandes de lo que habitualmente se encuentran,pero no importa" me repetía cada segundos, aunque parecía que ese pobre intento de subida de ánimo no serviría de nada.

Aunque el hecho de que me dieran panqueques dentro del avión me subió un poco el animo, no fue lo suficiente como para que yo dejará de quejarme cada veinte minutos del frío que hacía en ese momento.

Irónicamente, el único lugar donde hacia frío era el avión, pues, al ir al lugar más caluroso de toda Colombia te das cuenta que pagarías por volver dentro.

Si, hacia un calor de los mil demonios, si, no contaba con la ropa adecuada como para soportar 32° sin desmayarme con cada paso que daba, si, el hotel contaba sólo con una red de internet por habitación, las cuales irónicamente sólo servían cuando estaban en el lobby, aunque a pesar de todo, se veía un buen lugar

Aunque, por ahora, recalquemos el "VEIA".

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