Marzo

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Al día siguiente, un martes, el adolescente que se burló de mí ayer se sentó a mi costado en clase de geometría. Mientras el profesor Asto se presentaba con nosotros, él me habló.
-Hola - comenzó él - ayer no me presenté porque... -pensó sus siguientes palabras- no tuve un buen día.
Como respuesta solo asentí y dije un torpe "no te preocupes".
-¿El profesor es siempre así? - me pregunta con una mirada algo despectiva hacia Asto.
-¿Con qué te refieres a "así"? - no entendía a qué se refería y tampoco entendía el porqué de esa mirada.
-Así de ... Aburrido. - responde él con mucha simpleza.
-Pues ... Sí, creo que sí. - ¿Qué más podía decir? Me llamaba la atención ese muchacho, pero no entendía porqué me hablaba, particularmente, a mí.
Di como concluida la extraña conversación y, mientras aún se presentaba el profesor Asto, me recosté sobre la carpeta e intenté cerrar los ojos y relajarme un rato.
-Por cierto, me llamo Jake. - acto seguido, me hincó en las costillas para sentarme derecha y, me imagino, seguir hablando con él.
-Ehh ... Yo me llamo Valeria. - respondí después de haber brincado de mi asiento como acto reflejo por la punzada en mi costilla.
Me quedé mirándole unos tres segundos innecesarios y volví a recostarme en mi silla.
Estaba a punto de quedarme dormida cuando siento otra punzada en mi costilla y nuevamente salté de mi asiento. ¡Qué fea manía de este tipo!
Lo miré directo a los ojos en modo de "¿Qué pasa contigo?" Y obtuve como respuesta una sonrisa ladeada, haciendo énfasis en su hoyuelo derecho. Sé que fue estúpido, pero no quería que dejara de sonreír(me). Lo tuve que reconocer: ese chico era jodidamente guapo.
Desvié la mirada a cualquier otro lado: el profesor, el salón, la pizarra, la mosca volando, donde sea, cualquier cosa que no sea su jodida y perfecta sonrisa.

Durante la semana fuimos hablando más seguido hasta que, el viernes, fuimos a clase de educación física. Sinceramente no entendía para qué íbamos a esa clase si nunca hacíamos nada. Alexia y yo teníamos eso muy claro: si íbamos a educación física era simple y sencillamente para conversar, y no siempre importaba el tema; lo verdaderamente importante era conversar y evadir clases, claro. 

Nos sentamos debajo de unas mini tribunas para, aparte de ocultarnos de la profesora,  conversar. Jake y yo nos sentamos juntos mientras Alexia se sentó al frente de nosotros, cual triángulo. De un momento a otro, no sé ni por qué, Alexia menciona a Joe. Jake me miró, yo miré el piso y nos quedamos en silencio unos cuantos segundos. Fue tan incómodo, joder.
Después de clases, Jake se ofreció a acompañarme a casa. Yo llevaba un collar de una flor con un corazón (sí, qué buena memoria, ¿no?), el cual Jake dijo, mirándome a los ojos, que estaba muy bonito, pero fue raro. Me explico: yo cuando digo que, no sé, un perrito es bonito lo digo mirando al perro, no a los ojos de el dueño. Al menos yo creo que fue raro. 

A Alexia no le agrada Jake. 

Diario De Una Desconocida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora