“Un golpe directo a mi pómulo izquierdo rompió el silencio de la situación. La verdad es que esta vez no me lo esperaba, tampoco lo había hecho tan mal.
Ahora me encontraba en el suelo, probablemente sangrando y oyendo maldiciones de ese odioso ser que se encontraba frente a mi.
Giró sobre si mismo y comenzó a resoplar. —Has cambiado, no eres la chica que conocí. —Esperó mi respuesta como hacía siempre para después golpearme la tripa. —No eres la misma.—Me gritó otra vez.
Mi cabeza daba vueltas, oía un pitido ensordecedor, probablemente me estaba volviendo loca, cualquiera lo haría.
Tras varios golpes más se aburrió y se encerró en su habitación. Como de costumbre yo me quedé tumbada en la moqueta, llorando y sangrando, era la rutina de todos los viernes.
Tras conseguir las fuerzas necesarias para ponerme en pie, giré sobre mi misma y me topé con el espejo de mi tocador. Lucía como la mierda, mis ojos estaban rojos, mi pómulo sangraba y mi estómago estaba muy sensible y dolía. Me sentía frágil, pero más de lo normal.
Tras varios pasos volví a caer al suelo,
por haber hecho ruido, y esperé a oír unas pisadas que me alertaran de su presencia, pero no las escuché.
Tras esperar lo suficiente volví a ponerme en pie, y me dirigí hacia la puerta de la habitación, y arrepintiéndome de lo que podría ocurrir cerré con seguro.
Con rapidez me acerqué a la pequeña mesa de la habitación, me puse de rodillas frente a esta, con mis manos temblorosas cogí el teléfono que había encima y marqué el número. momentos de después de oír la señal fueron los más duros.”
—No se preocupe señorita, todo esta bien, está en comisaría, aquí hay agentes a su disposición, además usted ya ha declarado, mi compañero ha tomado nota de todo lo que nos ha contado, así que tranquila. —El agente y su compañero me dedicaron una tierna sonrisa que yo no pude apreciar, solo continuaba algo mareada por todo lo que había pasado momentos atrás. —Señorita...
—Llámeme Danielle.—Contesté. Él solo me devolvió otra sonrisa.
—Danielle… Tenemos que avisar a un familiar de lo ocurrido, al ser usted mayor de edad puede decidir a quien, asi que venga por aquí, le mostraré el teléfono.
Yo asentí y atravesé los pasillos fríos de la comisaría acompañada de aquel agente. Hasta que agarré su brazo y le detuve.
—Agente, siento comunicárselo ahora, pero el familiar trabaja aquí con usted. — El agente confundido me miró a los ojos y extrañado comenzó a rascarse la nuca. —¿Como se llama tu familiar? —Me preguntó.
—Harry, Harry Styles, es mi hermanastro. —Mentí.
El agente reconoció a Harry. Me acompañó a una sala bastante acogedora donde había varios sillones y mesitas de café, me senté y acto seguido fue a buscar a Harry. Yo aun seguía sin creerlo, había sido capaz de vencerlo, y de denunciarlo, por fuera me encontraba como la mierda por el dolor, pero por dentro me sentía eufórica.
Momentos después un chico alto y con el pelo largo y rizado entró en la sala dónde yo me encontraba.
—Danielle, ¿Qué te ha pasado? Andrew me ha dicho que mi hermanastra estaba aquí y que necesitaba ayuda psicológica, y claro, no tengo ninguna hermanastra, no me he atrevido a decírselo a Andy, quería primero asegurarme de que no era nada importante, pero Danny ¿Por qué le has dicho eso al agente?,¿Y que te ha pasado? Madre mía, te ves horrible.
—James me maltrata. —Logré decir.
Harry seguía con la boca abierta de la impresión. Se sentó a mi lado y me abrazó. Daba gusto tener a amigos como él, le conocía desde los diez años y desde entonces no nos habíamos separado nunca. —¿Nadie sabe nada sobre esto? —Me preguntó a lo que solo negué con la cabeza, Harry besó mi mejilla. —¿Dean tampoco sabe nada?— Me preguntó esta vez preocupado, volví a negar. —Pues Danny, tenemos que avisarle de esto.
Tras esta conversación Harry me ayudó a levantarme, me ofreció ir al hospital, pero ya estaba acostumbrada, así que me llevó a su casa. Después de prepararme la cena Harry se sentó a mi lado y me cuidó. Algo que nadie había hecho en tres años.
—¿Qué tal está Louis?—Pregunté. —¿Sigue igual de gracioso?— Dije mientras llevaba una cucharada de caldo a mi boca. Harry solo asintió y sonrió amargamente.
—Se ha ido de viaje con su familia, se fue ayer, vuelve en dos semanas, le echo mucho de menos.
Parte de mi sonrió por lo enamorado que Harry estaba de Louis, pero la otra parte se entristeció al imaginar a Harry pasando lo que yo había pasado.
—Vamos a llamar a Dean.— Me dijo Harry sacandome de mis pensamientos. —Necesita saberlo. — Yo solo asentí, sabía que tenía razón, era mi hermano y tenía que saber por que había pasado. Pero me moría de vergüenza y de miedo por recordar todo otra vez.
Harry cogió su iPhone y comenzó a buscar en la lista de sus contactos a Dean. —Aquí está. — Dijo pulsando su contacto y pasándome el teléfono. —Deberias hablar tú. —Dijo.
Cogí el teléfono con las dos manos y lo dirigí a mi oreja tras oír dos pitidos de la linea recordé que era viernes noche, y que Dean estaría de fiesta, y segundos después música electrónica comenzó a sonar a altísimo volumen. —¡Ey!¿Harry?¿Que tal?— Mi boca quería hablar pero no salían las palabras de mi garganta, me puse nerviosa y no conseguí hablarle, Harry me quitó el teléfono móvil de las manos. —Dean, ¡Dean! Mira, tienes que venir a mi apartamento lo antes que puedas, esta aquí Danny y ha tenido un problema bastante gordo, ¿No te importa? —Harey escuchó la respuesta de Dean varios segundos y asintió.— Vale, ten cuidado al venir, un abrazo.
Tras finalizar la conversación Harry solo se sentó a mi lado y volvió a abrazarme.
—Tu hermano ya viene de camino, esto se acabará pronto.
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Serendipia
Romance"Hallazgo afortunado e inesperado que se produce cuando se está buscando otra cosa distinta." © Todos los derechos reservados