DIARIO DE UNA MUSA

Reine de l'Amour

El carruaje poso frente a un enorme navío, se podía ver la historia que aquel enorme monumento que posaba en el mar guardaba. Las velas, a diferencia de las que solía ver en los pequeños puertos de algunas ciudades costeras, eran rojas y en la punta de un mástil, hecho de una madera exquisita, se alzaba un hombre de un semblante tosco. Levantando la mano, Amir saludo al hombre de apariencia tosca al parecer se conocían. Alzando sus brazos tomo a mi hermano y lo unido en su pecho, por un momento pensé que lo asfixiaría, y levantando la barbilla de Amir dijo en un francés descolorido: "ah mon vieil ami , ce qui est ce que je l'ai fait pour ce grand homme sont montés à bord de mon navire ?" A lo que Amir contestó: "Bonjour vieux camarade , la mer devient vous , car ici aujourd'hui me ramène à votre terre l'or"
El señor, quien era muy amistoso, comenzó a mover su mirada hacia mí, "Et cette belle dame ?" Dijo el hombre. "
Ma sœur Elif , elle viendra avec moi cette fois" respondió Amir. Después de unos segundo se presentó, "Un placer señorita Elif, mi nombre es Hassan Noir, a sus servicios." Se inclinó casi besando el suelo de madera y se reincorporó de llinmediato, en pocos segundos comenzó a dar órdenes, los hombres en las velas y las orillas de la nave tomaron sus lugares de inmediato. Amir me explicó que aquel navío en sus mejores tiempos sirvió a un rey tan mudo como el nuestro y que al igual que nuestro padre el general fue abandonado por el monarca al que servía, la única excepción es que este navío tenía tripulantes dispuestos a vivir a costa de todo y todos.
El capitán Hassan tomó tres ligeros pasos a nuestro encuentro y a medida que avanzábamos nos contaba las últimas noticias de Austria, África, América y Europa. Al subir la escalinata que nos guiaba al timón mi interés se quedó en un pequeño cuadro en la pared, el capitán notando mi interés se acercó y dijo con un acento muy pronunciado, "Reine de l'Amour, fue un obsequio." De pronto comenzó la gran historia de aquel cuadro, cuyo propietario era un pintor cuyo barco encalló en una isla por la cual un día Hassan pasaba casualmente. El pintor al ver el navío comenzó a gritar y gritar por auxilio. Hassan presumió de su potente oído, al haber escuchado al pintor. Al haberlo  salvado el pintor le explicó que iba rumbo a Francia en busca de su amada, que enviada por su familia a aquellas tierras por una gran deshonra, un embarazo, la enviaron donde su honor sería restaurado, pero el pintor quería casarse con ella y nunca abandonarla. Al llegar a Francia el pintor llego a encontrar a su amada y en agradecimiento al capitán le hizo un cuadro de su ahora esposa embarazada y lo llamo Reina de Amor.