Be The One

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Lunes.

Me senté en mi silla, esperando a que el timbre sonara y las interminables clases empezaran. Prefería aquello antes que estar en clase sin nadie cerca de mí. Volvía a estar sola. Ya sabía lo que sentía, aunque dolía lo mismo. Incluso más, porque en aquella escuela me llegaron a aceptar, pero por culpa de un descuido todo se había echado a perder. Lo bueno era que sabía cómo actuar. Qué hacer y qué no hacer.

El timbre sonó y todos se sentaron en su sitio. En el pupitre de mi lado no había nadie, Cody había faltado al colegio, cosa que nunca había pasado.

***

El timbre que indicaba que el patio empezaba sonó, y todo el mundo salió pitando de allí. Yo en cuanto acabé de recoger las cosas y coger el bocadillo, también me marché. Bajé las escaleras y me dirigí al lugar en el que siempre pasaba las horas del patio. Pero había mucha gente, todos los amigos y amigas de Cody. Entre ellos también estaba Lizzie.

-¿Dónde vas? – dijo ella cuando vio que me dirigía hacia aquel lugar.

-Ir a sentarme.

-No puedes sentarte aquí, con nosotros.

-Yo estaba antes, así que claro que sí – me puse tensa enfrente de ella.

-Técnicamente estamos aquí antes.

-Sabes a lo que me refiero.

-Que te vayas, no queremos tenerte cerca. No queremos que se nos pase tu estupidez.

Chris y Cathy estaban detrás de todos, y no decían nada. Todos los demás empezaron a soltar comentarios desagradables sobre mí e incluso me amenazaron. Pero no quería irme de allí, no quería perder aquella batalla.

Un chico alto, se acercó a mí y me empujó, obligándome a retroceder.

-¿¡Pero qué haces?! – aquello ya era demasiado. No podía dejar que me hicieran cosas peores, sino sabrían que podrían hacer conmigo lo que quisieran. Así que me giré, y me fui a otro sitio a acabar con mi bocadillo.

El resto del día pasó lento pero sin más problemas, y cuando llegué a casa vi una nota de Alice:

“¡Hola! He salido a hacer un trabajo con unas compañeras de clase. Volveré tarde, así que no me esperes. ¡Que vaya bien!”.

Después de hacer los deberes, decidí hacerme la cena, pero no me quedaban huevos para hacer la tortilla, así que decidí ir a casa de Mark y pedirle unos pocos.

Piqué a la puerta, y detrás de ella apareció Mark, oliendo muchísimo a alcohol. No tendría que haber estado allí…

-Hola Mark. Iba a hacer una tortilla y no me quedan huevos. ¿Me dejas unos pocos?

-Claro… - se llevó las manos al pantalón – aquí tengo un par.

-Mejor déjalo – me giré para ir a mi piso cuando una mano me cogió por la espalda y me llevó frente a Mark, el cual me dio un beso con sabor a alcohol.

-Porqué no entras y…

-¡No! ¡¡PARA!! ¡Déjame en paz! – me empezó a lamer el cuello y lo intenté separar con mis manos y toda mi fuerza, pero no sirvió de nada.

Unos pasos en la escalera hicieron girarme.

-¡Cody! – grité al verle - ¡ayúdame por favor!

Cody se acercó corriendo y le pegó un puñetazo en toda la cara, dejándolo tendido en el suelo. Me cogió la mano y rápidamente corrimos hacia la puerta de mi casa, abrí con manos temblorosas y entramos. Después de entrar cerré y puse las llaves en la cerradura para que Mark no pudiera entrar (por si Alice le había dado unas llaves). Cuando me giré, me encontré con los brazos de Cody abrazándome fuertemente.

-¿Estás bien? – me preguntó, todavía abrazándome.

-Si… - susurré. Mi cuerpo era un terremoto por dentro, y no me paraban de recorrer escalofríos por todos los lados por los que Cody me tenía cogida. Notaba su calor, y su aliento en mi oreja.

-Genial… - dejó ir un susurro. Después de un rato, me dejó ir poco a poco y me miró a los ojos. Se acercó a mi, poco a poco, colocándo sus manos en mis mejillas. Noté lo rojas y encendidas que debían estar mis mejillas, los latidos de mi corazón rápidos y sonoros. Al igual que los de él. ¿Podría el también escuchar los míos? 

Nuestras narices se tocaron, y finalmente me besó. Era aquel, el beso que había estado esperando desde que lo vi por primera vez, en el bar. Desde que me sonrió por primera vez y me cazó con su mirada azul.

Y fue aquel momento en el que me di cuenta de que me enamoré de él la primera vez que le vi. Nunca había creído en el amor a primera vista, pero estaba claro que a partir de aquel día iba a creer para siempre.

Después de aquel dulce beso, nos separamos y apoyó su frente a la mía.

-Voy a dejarla.

No dije nada, tan solo asentí.

-¿Y tú...?

-Me dejó él ayer - y en aquel momento agradecí que Alex se enamorara de otra chica. Porque Cody, desde el primer momento, había sido más importante que el, sinceramente. Cada uno por su parte, cada uno empezando una vida nueva con otra persona. Seríamos los mismos, pero separados, después de tanto tiempo.

-Oh... - sonrió, cogiéndome las manos - me alegro, pero lo siento - le sonreí para que entendiera lo poco que me importaba la ruptura con Alex - Entonces... ya puedo decirlo oficialmente...

-¿El que?

-¡Te quiero, Anna!

-Yo también, Cody - nos sonreímos el uno al otro.

-Enserio, desde el primer momento en el que te vi en el bar. Me pareciste tan adorable y tonta... Pero bueno, a mi me llaman las tontas como puedes ver - rió y yo le pegué una colleja. Después, el volvió a abrazarme. Y a besarme.

Era increíble lo mucho que había pasado en tan poco tiempo.

La ola que inundó mi vida {Cody Simpson}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora