|Capitulo 1|

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– ¡Ya déjame en paz!–subí las escaleras con bastante rapidez y antes de que él pudiera alcanzarme logre llegar a mi habitación y justo antes de que pudiera entrar solté un portazo que hizo eco en cada esquina del segundo piso de la casa

– ¡No, Sofía no!– decía mi padre por detrás de la puerta, aquel entro a mi habitación y yo a regañadientes me lamentaba el no haberle cerrado

–Porque no, ¿eh?, dijiste que te irías ¡pues ya vete!

Me era imposible no callarme y dejar de gritar, estaba molesta, demasiado, las manos me temblaban y solo quería calmar mi enojo fumando algo de hierba o llorar hasta cansarme

–Entiende que yo también tengo derecho a rehacer mi vida– mi padre me miro tranquilo y al termino de esas palabras suspiro con gran pesadez

–Eso lo entiendo pero con alguien de tu edad ¡no con alguien que puede ser como mi hermana! – lo último salió de golpe y yo no podía dejar de pensar en lo frustrante que podía llegar a ser el tan solo pensar que podría ser mi madrastra, eso me hizo explotar y solté un pequeño grito por debajo

–Hija, Melissa y yo nos amamos para el amor no existen edades– mi padre se sentó al borde de mi cama, yo lo mire perpleja y con un gesto de bastante ironía lo escanee. No dije nada ante eso, rodee los ojos y me deje caer en mi cama, estaba boca abajo acostada tapando mi cabeza con una almohada, a mí no me molestaba que mi papá rehiciera su vida tenía todo el derecho de rehacerla lo que me daba coraje era con la chica que salía, era veinte años menor que él y lo peor es que sé que ella lo buscó por interés, mi papa no estaba nada feo y la verdad no aparentaba tener cuarenta y tres años mi papa físicamente es bastante atractivo tiene ojos color grises y tiene el cabello castaño claro siempre se viste bien, con traje y muy formal (mi padre es ingeniero por si se preguntan) y por ende él siempre ha cuidado su aspecto personal y la verdad era molesto a la vez ya que todas las malditas viejas en mi colegio siempre se le quedaban viendo y no es posible que le haya hecho caso a una porrista oxigenada interesada y lo peor que me caía bastante mal ese era mi maldito enojo

–Ya has lo que quieras– mi voz sonó quebrada, podía sentir como mis ojos ardían por el llanto de rabia que se avecinaba amanzánate por querer salir

–No Sofía– mi padre me quito la almohada y acaricio mi cabello –en realidad tenemos que hablar hija.

–De que sirve que hablemos si no me vas a hacer caso, jamás lo has hecho.

–Ya hablamos sobre eso, yo trabajo para darte todo lo que tienes– añadió él y ya sabía, sabía que iba a sacar sus reproches, moví mi cabeza en una negativa y me levante de la posición en la que estaba, lo mire detenidamente y me levante de la cama, me dirigí hacia el closet y saque una chaqueta

–Para escuchar reproches sobre mí, mejor me hubiera quedado en México con mi madre– aquel me miro con bastante asombro, realmente mis palabras habían salido de una forma de ira e ironía, tome las llaves y me arregle un poco el cabello, y en un movimiento rápido salí de mi habitación

-Sofía- llamo él pero ni siquiera tuve la decencia de detenerme –Te estoy hablando Sofía– bajo las escaleras y en cuestión de segundos ya lo tenía al frente de mi –No vas a salir de esta maldita casa hasta que hablemos y no voy a aceptar más actitudes como esta– sus ojos vacilaban con los míos, una expresión de pleno enojo portaba su rostro y por un momento me dio algo de miedo verle así

–Saliste peor que mi madre– al término de decir esto note como sus facciones se tensaron, su ceño estaba más fruncido que lo normal su ira se dejó ver y por una razón me arrepentí de haberle dicho eso

Amor De Tres (GNR, Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora