Zorra no te lo lleves

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De mis 15 años tengo tantos recuerdos como canas mis viejos.
Fue la edad en que empece a escaparme de la casa, conocer el elixir que me dejo las primeras cañas, tener mis primeros amores prohibidos, y adquirir el síndrome femenino de "¿Que cresta me pongo para salir?".
Gloriosa adolescencia, la única etapa de la vida en que puedes mandarte todas las cagadas que quieras y culpar a las hormonas.
Recuerdo que tenia una amiga "la Cristina", que era mas loca que evangelica con pandero nuevo.
Ella me propuso que nos fuéramos a quedar al departamento del "Tomateta" con el grupo de amigos por el fin de semana (a nadie decente le pueden decir Tomateta).  Como ni cagando me darían permiso, tuve la brillante idea de decirle a mi mamá que me iba a quedar el fin de semana con mi papá y a el decirle que me quedaría con mi mamá, de esa forma hice mi bolso y me junte con la Cristi en el Costanera Center.
Como tenia 15 años, en ningún supermercado me vendían alcohol, así que mi amiga me dijo que nos robáramos copete, yo escondí un vodka en la mochila y ella se llevo el tequila, cuando salimos ella paso piola, pero a mi me revisaron y piuum! pa afuera!
Esta no es la historia de como me embriague  y vacile el fin de semana en la casa del Tomateta, esta es la historia de como termine en cana y castigada por aweoná.
Llegando a la comisaría me revisaron entera, tuve que hacer sentadillas para ver si tenia algo metido en la amorosa, me encerraron en una jaulita y  me dieron unas frazadas para que durmiera (quizás que compadre durmió también en esas frazadas); durante la noche llore y llore pero no porque me arrepentía, sino porque mis papas me sacarían la cresta, así que también rece y rece a tatita dios para que mis papas nunca se enteraran.
Cuando por fin me dormí, un paco super sexy llego a bailarme cual vedetto; no, mentira, un carabinero bueno pal completo me fue a despertar para llevarme a un hospital en el que me tomaban los signos vitales y me preguntaban si alguien me había hecho daño, pero era raro responder eso, si la que tenia las esposas puestas era yo.
Durante todo este proceso me sentía terrible meleante, algo así como Bonnie y Clyde, solo que a mi Clyde (Cristina) no la atraparon y yo estaba mas sola que la loca del muelle de San Blas.
Pero como buena aweoná con miedo a sus padres, estaba todo el rato pensando en como escaparme, como si fuera posible escapar de la comisaría e ir por los pasillos sin que nadie me viera; recuerdo que pensaba "si me escapo con las esposas puestas, tendré que ir a un taller para que me las corten como en las películas". Incluso pensé que podía escaparme para vivir la vida como fugitiva, empezar de cero en otro lugar y volver cuando mis padres ya no quisieran pegarme.
Conocí a niñas que daban bastante miedo, una de ellas tenia 13 años pero si la miraba feo, de seguro me sacaba la mugre porque era super chora, también conocÍ a una niña que robo una casa mientras los dueños estaban de vacaciones, ella tenia escondida en la chaqueta un montón de cadenas de oro. Debo admitir que pensé en hacerme respetar y ganarme la fama de soplona diciéndole "o me das esa cadena de corazón, o le digo a los pacos lo que tienes" Pero viéndole la cara de chica mala que me mataría a golpes sin dejarme terminar la frase, decidí quedarme callada y no aweonarme tanto.
Obviamente mis papas se enteraron, y cuando me dejaron salir al día siguiente, mi papá me abrazo con mucha pena, en cambio mi mamá me miraba entre risas diciendo "supongo que aprendiste solita la lección".
Y así fue, aprendi "esa" lección pero me quedaron bastantes por aprender.

Cambio y fuera.-

No eres tu, definitivamente soy yo.Where stories live. Discover now