Capítulo 11

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El doctor estaba más loco que yo en definitiva.
Empecé a reír.
-Oh en serio doc, me va a descubrir usted, me va a tener una vida supuestamente normal ¿Cree que soy idiota?.- sonreí con malicia.- Usted no puede hacer eso, aunque sea el mejor en lo que hace. Usted no me puede ayudar, yo tampoco puedo hacerlo, resignese. Oh se desgastara, pero dígame entonces ¿Cómo planeaba hacer eso? Con medicamento, con una terapia de esas con un reloj que te hipnotiza.-levante la voz.- Qué coños me quiere hacer usted, mentiroso de mierda.
Estaba enfadado, nadie te puede salvar del infierno mucho menos un doctor que no sabe nada, flor lo había intentado sin embargo que había conseguido unas ojeras a partir de ese momento, querer a alguien nada más. No había gran cambio en mi, el aire ahora era más pesado.
-Entonces, ¿me doy por vencido?.-Dijo serio.- ¿Entonces te dejo perderte en ti? Dime ¿no puedo si quiera intentar ayudarte?
-No, no lo haga.- baje la mirada.- Se hará daño, le haré daño dr, será destruido conmigo, lo llevaré al infierno y no es un lugar agradable. En este caso no aplica el fue mejor intentarlo que no haber hecho nada.-Le dije con una voz firme y dura.
-Lo siento, pero lo intentaré, haré mi trabajo y lo haré lo mejor que pueda, así que espero me puedas apoyar y pongas de tu parte.-me seguía la mirada.- Te salvare, dime entonc..
-Usted no sabe nada, no lo dejaré que lo haga.- Lo interrumpi.-No le ayudaré.
Cruce los brazos y el sobre cayó sin prestarle demasiada atención el médico se arrodilló a mi lado y lo recogió.
-Toma.- extendió el sobre en un movimiento, se había arrugado un poco y tomó asiento.- Bueno, necesito de tú disposición para esto por favor déjame intentarlo.
Bajé los brazos y la mirada, no quería esperanzas burdas y vacías, quería salir de esto pero no lo iba a conseguir, pero estaba en la oportunidad el doctor de atenderme y yo le había advertido de los riesgos que implicaba. No lograría nada pero por lo menos haría su trabajo.
-no sé imagina siquiera a lo que se afrenta, Bienvenido al infierno doc, aceptó.-lo miré sonreí, curveando los labios y enseñándole los dientes.- Divertamonos.
Él sonrió
-Lo haremos.- tosio y cerró los ojos mientras se removia en el asiento.
La sesión transcurrió rápidamente, la habitación en algún momento se volvió cálida.
Me hizo preguntas cómo un amigo, mis gustos, como me gustaba que me llamará.
Mi rutina y la escuela. Una típica presentación.
La hora había pasado y me levante.
-Hasta luego doc.- me desarruge Pantalón.- ¿Cuándo es nuestra próxima cita?
-La próxima semana nos vemos Zoé.
Se levantó y abrió la puerta y salí con inquietudes y con mentiras que sabía que lo eran. Había cedido, pero no por gusto, para darle un poco de incertidumbre a mi vida, para intentar algo nuevo.
-Hasta luego doc, buena charla
-Hasta luego Zoé. A la misma hora por favor.
Salí por dónde había entrado con la mirada agachada descendí por la escalera.
Mi vida no podía cambiar, desde luego no lo haría. Ya estaba acostumbrado a esto, a una vida desastrosa, a una vida dónde era un sube y baja. Un momento feliz o creyendo algo, y uno abajo dónde estaba hecho mierda y llorando las penas.
Caminé, sin un rumbo, las piernas me dolían y aunque el día parecía iba estar nublado no fue así. Era un día caluroso con nubes blancas y el crisol en lo más alto.
Algunos deportistas corrían por la calle.
Miré el celular, la pantalla de bloqueo apareció 9:17 am.
Mandé un mensaje, mientras continuaba caminando.
*Entonces cariño, ¿puedo pasar a tu casa?. Por fa, o tienes algún otro compromiso*
Crucé una avenida y vi un parque cercano, la gente transitaba por las calles y me empecé a preguntar, cómo para la sociedad eres alguien irrelevante. Alguien desconocido, hasta que por azares del destino te toman importancia, te miran a los ojos, te empiezan la charla con un Hola, ¿Qué tal?
Eres un pequeño ser vivo que sin querer es insignificante cómo una polilla. Nunca se conoce a todo el mundo, ni siquiera a alguien por completo, ni a ti mismo te terminas de conocer, piensas que nunca serás capaz de hacer algo dañino para otra persona, pero el tiempo pasa y terminas cometiendo tal vileza.
Y pensar que la sociedad no te toma en cuenta, a menos de que mueras fatidicamente y seas publicado por algún reportaje, pero no dura mucho la persona que existió, sólo dura tú recuerdo en algunas personas que les importan, pero no dura todo el tiempo, tampoco siempre.
Y al ser famoso, ser un cantante, un científico, un escritor. Dejas huella, una canción que describe a alguien en su momento, descubriste la cura para algo importante salvaste muchas vidas, y perdura un escrito una novela que sea consuelo de alguien triste. Pero lo más duro de todo es que la esencia se va. Nunca es eterna, se marcha contigo, y pensar que quisiste dejar algo para ser reconocido.
Llegué al parque me recoste bajo la sombra de un grande árbol y sonreí, al menos después sería olvidado.
Vi el celular, tenía un mensaje
*No tengo nada chico, pero si gustas venir. Confirmame por favor*
No tenía cabeza para idear algún plan bueno y consistente, así que quería su ayuda.
*Vale ,vístete rápido no quiero que tardes, voy para allá, llegó en 20 o menos*.
Seguí el camino, ahora con un rumbo.
Extrañaba a Gc, la había olvidado en un momento, pero era difícil vivir con ese sentimiento, me estaba matando, ¿Algún día podría acostumbrarme a eso?, lo dudaba. Es muy difícil querer a alguien y que el no te quiera a ti. Y aunque los golpes que me había propinado el asqueroso de mi padre eran físicos era la décima parte de dolor que sentía en el pecho.
En minutos llegué a la casa de Flor, llamé a su puerta. Salió una señora de aproximadamente 48 años con un vestido de flores y un mandil blanco, la señora era muy atractiva con una estatura por arriba de la media sus ojos eran color avellana, su cabello era negro y tenía una figura despampanante, no cabía de dudar que Flor era su hija y heredaraba todo de ella.
-Hola señora.- me dirigí a la señora con cortesía y le dediqué una sonrisa cortés.- ¿Cómo está?
-Hola Zoé, que gustó verte por aquí.- me devolvió la sonrisa.- Que guapo estás, no me hables de usted, ni de señora dime Amy pero pasa, ¿Buscas a mi hija?
Entré en la casa de Flor, el olor era a panque recién horneados, la casa era espaciosa y nos dirigimos a la sala de estancia.
-Sí Amy, buscó a su hija, pero dígame ¿Qué tal le va?, ¿Dónde está su esposo? Y ¿Sus otros hijos?.- Pregunté muentras me sentaba en el sillón color crema de piel.
-Yo estoy muy bien aquí en casa cómo siempre, Pues mis hijo están bien, estudiando y él mayor trabajando. Mi esposo está en la fábrica, hasta los fines de semana tiene que ir, es difícil no tenerlo aquí en casa.-Soltó un suspiro alargado.
-Debe de estar ahora muy sola aquí en casa
-Sí, lo estoy, es muy difícil no hacer nada interesante y estar encerrada.- se quejó, después soltó un bufido.-Pero, dime ¿Qué haz hecho tú de interesante?
Sí le contará uff, ganar y perder a la chica que quise en dos días seguidos, que me corrieran de mi casa y muchas otras cosas fueran de lo ordinario.
-Pues nada interesante señora.- solté una risita cortés
-¡Oh vaya, qué mal!.- me removi en mi asiento y miré el cuadro de la esquina contraria a la mía, era una fotografía en un marco de madera de roble, que tenía a un padre en el medio, abrazando a sus dos hijos con una gran sonrisa y una viveza en los ojos muy grande, los dos hijos con una sonrisa normal, Flor y Amy estaban al lado del chico de ojos marrones y camiseta a cuadros, que Lucía despreocupado de la vida en sí.
Flor lucía una cara palida y una sonrisa muy pequeña tímida. ¿Qué le sucedía? Ella normalmente conmigo tenía una sonrisa alargada y despreocupada.
Amy por su parte parecía cansada y las arrugas le eran más visibles tanto en los ojos y en su mirada cansina. Parecía que cargaba con gran peso en los hombros.
-Oh, es una bonita foto, ¿Verdad?.- preguntó Amy
-Es muy bonita, son muchas sonrisas peculiares.- No conocía a los hermanos de flor, pero no me agradaban al verlos
-Sí, lo son.- tiró los hombros hacía atrás.- Recuerdo esa foto, fue el año pasado, nos reunimos en un día de campo y estaba tan cansada de hacer comida y preparativos, parezco tan desgastada en esa foto....
Removi la cabeza
-No amy, usted en esa foto luce hermosa.- la miré a los ojos.
-¡Muchacho!, Qué dices.- dijo con una risa
-Lo es Amy, miré sus ojos color avellana y esa sonrisa con ese cuerpo, que estoy seguro que cualquier hombre se moriría de ganas por poseer.
Estaba haciendo un poco descortes con la madre de Flor, pero valía la pena, parecería que le estaba coqueteando.
-¡Estás loco!.- Carcajeo y negó con la cabeza.- Una vieja cómo yo.
-Yo no le veo lo vieja, señorita.- Río y yo sonreía.
-Soy una vieja, ya, a tu edad, el mundo era pa....
-Zoé.- Interrumpió Flor.- ¡Qué placer, tenerte por aquí!
Me levanté del sillón y la saludé con un beso en la mejilla.
-El placer es mío, pequeña.- le alborote el cabello con la mano.
-Jajajaja.- tocó mi mejilla con su dedo anular y sentí un grande sensación reconfortante.- Vamos niño, demos una vuelta.
-Vale.-acepté, tomé mi mochila, la colgue en mi espalda
-Nos vamos mamá, regresó en unas horas.- me despedí de su madre con un beso
-Cuidala y no tarden demasiado
-Sí, señora.- Hice un saludo militar en la frente, la miré serio y río.
Salimos de su casa.
Flor llevaba un playera corta negra con un estampado era demasiado escotada.
Llevaba una minifalda corta negra con unas botas de cuero. Se veía nuy bien, demasiado.
Y en momentos los chicos que pasaban a un lado se nos quedaban viendo, eran unos gilipollas idiotas. A veces le soltaban un piropo a lo que yo respondía o flor misma lo hacía.
-Pudrete idiota
Enseñando el dedo de enmedio.
-¿Y Bueno, qué me contarás esta vez?.- Dijo mientras su voz sonaba preocupada.
-No lo sé, sabes que soy muy reservado. Así que sólo te diré que necesitó un lugar dónde quedarme, el trabajo será después.
-Mmmm.- gruño con desdén.
-Por favor, no preguntes.- la miré serio.- ¡No necesitó preguntas!
-Vale, no lo haré. Está vez no.-lo dijo triste, mirando al piso.
Caminabamos por la calle a un cafe que conocíamos y que íbamos pocas veces. Estábamos a 2 cuadras de llegar.
Caminabamos por un callejón, tres chicos salieron de repente, con muy mala pinta, el corazón latía muy fuerte, nada de esto iba a salir bien lo presentía.
-Oye guapa, a cuánto cobras la hora.- Dijo un chico alto moreno rasurado llevaba un pantalón de mezclilla con un jersey negro.
-No te alcanzaría hijo de puta.- Espetó Flor con voz amenazante.
-Seguro que sí me alcanza.- sonrió fanfarronamente
-Vamos nena, pon un precio.- espetó otro traía una camiseta de tirantes y se le asomaba un tatuaje de un Fénix con unas letras, su tez era apiñonada y la estatura era la de un promedio.
Estábamos de frente contra ellos y nos paramos, queríamos seguir adelante pero era imposible bloqueaban el paso.
-No soy puta, cómo tu madre.- levantó la voz muy fuerte.
Yo seguí de pie mirandolos, el último chico tampoco decía nada, pero su mirada era peculiar sus ojos avellana me decían que era el más peligroso de los tres, su mirada era seria, tenía facciones muy irregulares, una nariz muy grande, unos labios muy gruesos, sus cejas eran muy tupidas y el cabello era largo. Sus ojos eran pequeños y las orejas también.
Nuestros ojos se cruzaron e hizo una mueca de sonrisa chueca.
- Jajajaj tía, pues pareces una puta, deja a tu amigo o cliente o lo que sea él.- me señaló.- Y ven con nosotros a divertirte unas horas.
- Pues me vale una mierda tú opinión que parezca ó no una, no lo soy y ya deja de joder.- puso los ojos en blanco.- Larguense
-No nos iremos de aquí hasta que me des un beso y algo más niña.- Era el chico de tez morena, toco su mejilla con el dedo anular, alzando más los labios.
-No lo hará, y es mejor que se vayan los 3 por dónde vinieron, sino quieren problemas, ¿Lo entendieron?.- dije con una voz fría y mirandolos por cualquuer movimiento.
-¡Oh vaya, pensé por un momento que eras mudo!.- Está vez dijo el chico del tatuaje.- Vale, esto sucederá así, lo diré una vez y no lo repetiré, espero lo entiendas. Nos quedaremos con la chica, nos la llevaremos a un bonito hotel, esperaras aquí. La chica no importará sí lo quiere ó no. O lo podemos hacer por la forma difícil.- Trono los dedos con la mano apretandola.- La forma que me gusta, te golpeamos y conseguimos lo que queremos.
-Oh vaya que gran plan.- dijo el de tez morena
-No harán nada, pero si es necesario los golpeare, los puedo matar, me entienden.
-JAJAJAJAJA, tú no puedes matarnos, no lo harías ni en tus mejores sueños.- sacó una navaja el chico que no había hablado
Tragué saliva, esto sería difícil.
-No lo haré, no pueden hacer lo que se les antoje, arruinar a alguien por que tienen la entrepierna caliente.- Removi mi mochila, buscaba algo, esperaba encontrar algo, necesitaba un poco de tiempo.- Vale, dejenos ir. Nadie saldrá lastimado y todos felices.
-No lo sé, chico la chava está muy buena.- dijo el de tez morena.
Encontré una navaja, la saqué a mi mano, era una navaja de las que pueden abrirse. La cerré en mi puño, los miré y sonreí.
-Está muy buena, por eso es mi chica, tío.- espere un momento.- No sé le quita a nadie lo que es es suyo
Abracé a Flor y le di un beso profundo, se sintió bastante bien, reconfortante, era dulce, pero a la vez los miraba a ello.
Abrí su mano y en un movimiento puse la navaja en su mano, la abracé con un brazo.
-Aww que tierno, pero en serio me vale una mierda lo que sean.- dijo el de tatuajes.
Las palabras acabaron un silencio sepulcral invadía la atmósfera.
Asenti hacía Flor.
El de tez morena se movía rápido y fue el que me confronto.
Solto un puñetazo a la cara, pero lo detuve en el aire con fuerza y e devolví un derechazo en la quijada.
Empuje su mano hacia atrás, haciéndolo perder el equilibrio, solté un golpe en las costillas y una patada allí mismo. La patada no dio el efecto que esperaba, pero el golpe sí. Soltó un quejido lastimoso.
Quería que allí acabara e irme corriendo para que no le pasará nada a flor.
-vaya, que tenemos a un chico con bastante pantalones.- dijo el del tatuaje, el de tez morena escupió y rechino los dientes.
-Sí.- dije en un murmullo.
-Veamos esto se pondrá interesante.- sonrió y se acercó, me acesro un golpe en la nariz que sentí que me había desviado el tabique.
Se movía muy rápido, estaba en una posición de defensa si era posible hacerlo, le devolví un golpe en la boca del estómago, le di otro derechazo que me dolieron los nudillos en el pómulo, mientras trataba de recuperar el aire.
-¡Basta!.- gritó él chico de facciones irregulares.
-Vale.- Dije y lo empuje a un lado, se había levantado el de tez morena mientras agarraba su costado, el otro estaba hecho un ovillo con las piernas encarnadas en el estómago.
Venía lo más difícil, él último chico, me escurria sangre por un orificio nasal , al limpiarme la cara me di cuenta de esto.
Podía que tuvieron otro daño, pero me sentía perfectamente.
-Dajanos ir amigo, por favor.- sus ojos me parecían que enterraban dagas venenosas.- No fue la intención de este par de estúpidos hacerles daño o agredirlos.-los miró con desdén.- Queríamos jugarles una broma, pero todo salió mal.
-No parecía una broma.- espetó Flor
-Lo sé, se salió de control, las cosas tienden a eso.-nos miró con cautela.
-Vale, dejemosles amor, vámonos de aquí.- la tomé de la mano, apretando la navaja.
Pasamos delante de ellos y el chico sonrió con una arrogancia total.
Lo miré con cautela, nuestros puños eran apretados con fuerza.
Declarar la guerra ganada es un error garrafal dónde puedes perder por eso, nunca se debe de dar por muerto a alguien que siga respirando.
Caminamos rápido, miré hacía atrás con mi vista periférica y los otros dos chicos le reclamaban a el jefe, o es la imprension que daba, desaparecimos.
¿Realmente había ganado?
Desayunamos y platicamos de todo lo que había sucedido y aunque el apetito estaba un poco por debajo, conseguimos desayunar algo.
Salimos del restaurante y nos fuimos a caminar a su casa de Flor.
-Dile, ¿Qué pasó para que te salieras de tu casa ?.- Pregunto flor secamente
-No lo sé, todo se salió de control con mi padre y me corrió.- dije aclarandome la garganta
-Vale, te preguntaría qué paso pero sé que no me contestarias¿cierto?
Me detuve en una calle transitada y mientras la gente caminaba le toqué la mejilla con suavidad, mientras sonreía.
-Estás en lo correcto
Ahora ella puso su dedo anular en mis labios
-Siempre lo estoy pequeño.- una pizca de tristeza se asomó en su cara.- Odio eso de ti, lo sabes. Siempre eh estado aquí contigo y jamás me haz contado lo que pasa contigo.
-Lo sé, lo siento.-respondí con los hombros caídos.- Tengo miedo que te vayas ó que me traiciones.
Bajó las manos a las caderas y mientras la gente nos daba empujones e iban a su rollo.
-No haré eso, nunca lo haré.- Miró a él piso.- No soy esa clase de persona, simplemente quiero que en algún momento puedas confiar en mí plenamente.
-No puedo confiar en nadie.- una lágrima salió de mí.
-Vale, está bien. Espero que el tiempo arregle las cosas.
No respondí, porque el tiempo no arregla nada, lo empeora, el tiempo te hace más daño, te hace estar sólo.
-Vale.-respondí.- ¿Entonces no tienes nada para mí?
-Te seré sincera, sólo tengo una idea.
Caminamos nuevamente
-¿En serio?.- pregunte incrédulo
-Sí, pensé en que te quedaras en mi casa, no es muy grande, ya lo consulte con mi madre y fijo que si, sólo falta mi padre y tú.
-No lo sé, no quiero darte molestias, además seré un estorbo.- dije un poco incómodo
-No darás molestias al contrario.- caminabamos por la acera y supuse que no era el único chico con una vida tan jodida ¿ó sí?.- Además sólo será unos días
-Ufff, no lo sé, dejame pensarlo, de aquí a qu llegamos a tu casa.- sonreí tímidamente.
Seguimos platicando sobre música y algunos otros temas que iban surgiendo.
Habíamos llegado a su casa y yo no sabía que hacer, el tiempo se acababa y no tenía nada más que esto y sería lo mejor que conseguiría en un par de horas.
Miré la casa con el jardín, sea lo más cercano que tendría a una familia.
-Vale, aceptó, sólo un par de días.
-Sí, sí, sí.- sonrió sin tapujos flor y me abrazó.
Tenía miedo, estaba temblando iba a hacer algo muy riesgoso, pero ella lo merecía.
-¿Me acompañas a mí casa por mis cosas?.- mi labio inferior sin querer y la manos también, lp había dicho y podría ser que me arrepintiera
De solo pensar que estuviera allí, me pondría un balazo en la frente si pudiera, esperaba que no fuera así.
Los ojos de flor se expandieron como platos.
-Me sorprendes chico.- me besó en la frente.- Claro que sí.
-Gracias
Entró a su casa, me quedé en la puerta.
-Vale cariño, te prestó el auto, pero no quiero ningún rasguño en el.- sonaron unas llaves y Flor salió de la cochera con un Aveo muy bonito de color azul claro.
Baja los vidrios y sonrió
-vámonos.- me mira, llevo mi mochila en la espalda, sacó un tirante de mi espalda.
Respiró una vez más y entró a el coche, sus asientos son de piel negra y sale en reversa flor. Me quitó la mochila de espalda y la aprieto con las manos.
-Seuras que podrás conducir esto.- Rió un poco
-Lo eh hecho miles de veces .-y arranca bruscamente.
-Se nota.- suspiró.
Le voy dando las indicaciones adecuadas, tiemblo un poco, todo puede irse al carajo por un sólo  momento.
Quizás estuvo mal hacerlo, pero ella se merece que le tenga un poco de confianza.
Cruzamos una calle y estamos ya muy cerca, quisiera arrepentirme, pero eso es de cobardes.
-En esta calle.- reduce la velocidad.- En la próxima casa.
Me siento cómo el pequeño niño que describía mi padre, quizás si tengo algo bueno que me puede quitar, ¿Qué pensará de mí apartir de ahora Flor?. El miedo es latente, suspiró una vez más.
Dejó la mochila en el asiento del copiloto, sacó las llaves.
Flor dice algo que no escuchó, muevo la cabeza.
-¿Qué dijiste?.- Preguntó
-¿Qué si aquí vives?
-Sí.- miró a el piso avergonzado
-Es un lugar bonito
Baja de su asiento, con las llaves y cierra las puertas con seguro.
-No lo es, pero bueno. Vamos.
-Lo es, si vives en el.- sonríe
Caminamos juntos por el camino de piedra, y a los lados se ve el pasto muerto seco de no ser regado.
La pintura descolorida de la casa.
Meto la llave en la puerta temblando, una vez más meto el aire y lo saco rápidamente.
Prendo las luces, aunque esta suficientemente iluminado.
-Bueno bienvenida.- digo mientras el eco invade mis oídos.
-Vaya, es bonito, pero.- Se calla repentinamente
Seguramente preguntaría por qué no hay ninguna foto, o por qué no hay nadie, o por qué el pasto está muerto.
-Sigueme, está es la sala.- lo señaló y es muy triste ver las condiciones en las que vivo
Sonríe.
-La de allá es la cocina, te ofrecería algo de comer o beber, pero a decir verdad la comida me queda muy salada o seca o quemada, así que si no te quieres enfermar ¿Verdad?
Río y ella también.
-Seguramente sería un honor que me cocinaras, pero será después. Gracias
-De nada, que excelente anfitrión río.
-Excelente el guía de turistas.- Ríe.
-Bueno él de allá es el baño.- señaló el cuarto.
Pasamos la habitación en dónde no digo nada.
-Entre a su humilde habitación.
Entra y ve cómo ya no queda casi nada, más que una maleta y una cama.
Sa lanza sobre la cama.
Me siento yo enfrente de ella.
-Bueno está es mi casa.- Dije.
Me agarra con sus brazos por el cuello provocandome que caiga en la cama.
Los resortes rechinan, y me incomodan el dorso superior.
-Es muy cómoda.- me abraza por atrás.
Escuchó su respiración tranquila.
-Lo es.- digo y en ese momento quiero quedarme así, quiero que todo lo demás desaparezcas. Por un momento soy lo que él psicólogo quiere que sea y veo un poco de esperanza.
Me levanto y recogo un bloc de notas.
-¿Tienes una pluma?.- Preguntó
-No.- responde.
Así que busco una y encuentro una roja.
Escribo una nota larga, expresando todo mi odio hacia él y hacía mí, que en algunos momentos quiero llorar pero me contengo.
La dobló en 4 y pongo para ti hijo de puta de tu próxima pesadilla.
La meto en mi bolsillo, tomó el dinero que tengo y salimos.
-Espera, tengo que hacer una cosa más.- le digo a Flor.
Entró a el cuarto de mi padre, dejó la Nota en un lugar visible, y tomó la pistola que tenía ayer, la pistola que me atormenta, la meto en la maleta en la parte de hasta abajo.
Y cierro su cuarto y los recuerdos dolorosos vienen a mí, a cada paso. Viene a mi cuando me rompió una botella en la cabeza, cuando jugaba con mi cuerpo con los cigarrillos a unir puntos, cuando me soltaba un puñetazo y me gitaba que era un marica de mierda, cuando me pegaba con el cinturón y muchas otras cosas peores.
Quizás esté sea un cambio bueno, quizás.
Sonrió y suelto una lágrima más. Me llevo las llaves y se que algún día regresare a vengarme de él.
Salimos y nos vamos a su casa de flor, con todas mis esperanzas puestas en una vida nueva y mejor.
Dicen que la venganza es mala y te daña el corazón pero para mí es lo único que me mantiene vivo.....
N/A;
Hola chicos, espero que les guste el capítulo, me tardaré un poco más pero creó que me gustó la redacción espero que a uds también, ya saben que pueden comentar y dar una estrella si les gustó. También perdón  por actualizar incompleto pero la nueva actualización de wattpad me confundió. Gracias a quién lee esto.

Un chico más con hiprofreniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora