Hola, existo.

Prólogo

Todavía faltaban dos horas para acabar con el primer y peor día de la semana. Además, no aguantaba más al profesor de matemáticas. Solo con mirar la pizarra ya me daba dolor de cabeza, aquello eran jeroglíficos, no números.

Por mas que quisiera, no podía concentrarme en lo que estaba diciendo el señor Hanks. Y al parecer, no era el único porque cuando miré a mi alrededor, pude contemplar cómo nadie, y cuando digo nadie es N.A.D.I.E. estaba prestándole atención a la clase. Algunos hablaban, otros jugaban, y otros simplemente dormían.

Yo, la verdad es que no estaba prestando atención; no porque no me importara la asignatura, sino porque mi buen amigo Roddy Doddle no dejaba de contarme cosas que no me interesaban en lo más mínimo. Siempre era lo mismo, o la noche anterior se folló a la chica mas buena del insti, o le puso los cuernos a su novia o que lo hizo con mas de dos en una noche. O simplemente todo lo anterior el mismo día. Es verdad que yo tenía fama de mujeriego, pero Rod me superaba con creces en ese aspecto. Los del equipo soliamos vacilarle diciendole cosas como que bastaba que se acercara a una chica para dejarla embarazada, sin siquiera tocarla.

Unos golpes en la puerta me sacaron de mis pensamientos, y hicieron callar a toda la clase, incluido al profesor.

Menos mal.

Despues de unos cuantos segundos la puerta empezó a abrirse lentamente, como si la persona que estaba detrás estubiera dudando demasiado en si entrar fuera una buena idea o no.

Lo primero que vi fue una cabellera negra como el carbón, y después unos ojos azules que tengo que admitir, me dejaron hipnotizado por unos segundos. La verdad es que a pesar de ser una chica bastante guapa, era muy simple, muy básica. Y lo digo por su ropa, porque no se podia decir aquella chica no trasmitia algo con esos ojos. Simplemente, se podía decir que era capaz de pasar desapercibida por la ropa tan simple que usaba. Jersey gris, jeans y botas. Nada más. Se la veía muy nerviosa pero a la vez segura, apostaría a que no le gustaba que los demás supiesen que la ponian nerviosa y por ello disimulaba seguridad en sí misma.

Mi mirada se apartó de aquella chica que no había visto en toda mi vida, y se posó en el profesor Hanks cuando este carraspeó y empezó a hablar.

- Chicos y chicas, ella es Myra Shaw, vuestra nueva compañera.- Sus ojos dejaron de mirarnos a todos y giró la cabeza para dirijirse ahora a la nueva chica, que al parecer se llama Myra. - Espero que pueda integrarse bien y estar agusto, puede tomar asiento señorita Shaw.

La chica sonrió timidamente y empezo a andar, pero se paró cuando el profesor volvió a hablar.

- Ah, y sólo como aviso señorita Shaw, odio la impuntualidad, así que espero poder empezar bien con usted y que no tenga que prohibirle la entrada a la clase jamás.

La chica asintió repetidas veces, y volvió a andar hacia uno de los pocos asientos libres que había en la clase. La seguí con la mirada, al igual que todos en la clase: algunos chicos la miraban coquetamente, mientras otros con confusión en los ojos ya que se notaba que esta chica no era como las demás. No llevaba maquillaje y aunque fuera muy guapa, no intentaba provocar a nadie, era como si prefiriera pasar desapercibida. Y, como no, las chicas la miraban con el ceño fruncido, era como si la estuvieran avisando que no iba a encajar en este instituto.

Pero, aunque fuera distinta a las demás, yo sabía que había algo en lo que no sería diferentes. Y era babear por mi, como todas lo hacían, no despegar la mirada de mi y ni siquiera disimularlo, intentar provocarme por los pasillos o en alguna fiesta. Estaba seguro de ello, era lo que siempre pasaba, y podría apostar mi brazo derecho a que, con ella, no sería diferente.

Holaaaa, es mi primera historia, lo cual significa que soy principiante en esto de escribir, así que por favor, que nadie me juzgue. Aceptaré consejos y críticas constructivas pero no insultos y/o críticas destructivas. Espero que, a las personas que vayais a empezar a leer mi historia os haya gustado el prólogo❤️