La gente sube y paga su billete al conductor.
Fallo. Gran fallo. Fallisimo. ¿Y ahora qué? Sin pensarlo dos veces entro, y aprovechando la multitud (2 o 3 personas) paso desapercibida. La mayoría de los asientos estan libres, me siento en uno cualquiera. Al sentarme por muy tonto que patezca, me siento comoda, apoyo mi espalda en el respaldo y la columna se me relaja, el asiento es cómodo y eso mi culo lo agradece, acostumbrada al suelo duro del polígono o al viejo colchón, esto es increíblemente agradable. Pasados unos minutos el conductor arranca. El autobús poco a poco se va llenando. Una mujer se sienta a mi lado. Su rostro forma una extraña expresión. Se a que se debe. Mi estado no es el mejor, si viera a mi familia le daría un infarto, digo para mi misma.
-¿Te encuentras bien?.- pregunta mientras pasa las hojas de una revista que ojea.
-Sí...si si....- se que no suena muy convincente, pero la mujer vuelve a centrar la vista en la revista. Apoyo la cabeza en la ventana y cierro los ojos intentando relajarme, intentando dejar de pensar...
Pasa el tiempo, los segundos pasan y los minutos.
La última parada.
Bajó. Y no se a dónde ir, ni hacía donde podría buscar un trabajo, no sé ni donde estoy. Doy un par de vueltas sobre mi misma.
-¿Estás perdida?.-me giro y veo a la mujer que estaba sentada a mi lado. Si contesto parecere tonta pero si no contesto será todavia peor.
-Si... -digo en un susurro.
-¿A dónde quieres ir?-pregunta interesada.
-A dónde sea. ¿Usted sabe de algún sitio donde necesiten empleados?. -digo con la respiración agitada. Decir en voz alta que necesito trabajo además con las pintas que llevo parezco una muerta de hambre, que lo soy. Pero no quiero dar pena. Yo no. Yo soy la que tiene de tirar pa' alante, anque las cosas se tuerzan.
-¿Buscas trabajo?.- asiento.- En la fábrica necesitan empleadas... Si... -dice para si misma, me mira.- Dónde yo trabajo, se necesitan empleados. Vente seguro que te cogerán.
-Muchas gracias. ¿De que es la fábrica?
-De medicamentos. Yo estoy de encargada supervisora del laboratorio.
-¿Y para que seria mi empleo?
-Supervisar y empaquetar medicamentos, guardarlos y empaquetar.
-Muchas gracias, por todo.
Hablamos un rato más. Llegamos a la fábrica.
Entramos. El ajetreo se veo desde lejos, diferentes salas, la sala principal blanca y gris, espaciosa. Verónica me guía por la fábrica, Verónica es la mujer que estaba conmigo en el autobús, trabaja en la fábrica desde hace 35 años y empezó como limpiadora y ahora trabaja en el labiratorio. Lleva más media vida trabajando y eso es admirable. Me lleva hasta el segundo piso, donde se encuentran los despachos. Entra a uno de los despachos. Espero de pie. Pegada en la pared. Tienen encendida la calefacción. Cierro los ojos. Cuanto tiempo hacía que no sentia la sensación de no pasar frío. Se abre la puerta, Verónica me hace una señal para que pase. Entro en el despacho. Enfrente mio se encuentra el jefe de la empresa o eso creo. Me siento en una silla que esta enfrente de su mesa.
Su expresión es sería y dura, tensa.
Verónica sale del despachó.
El hombre asiente para si mismo, es un hombre un poco llamativo, un poco bastante. Cuarentón, gordo, calbo, cabeza ancha, bigote, ojos claros, reloj de mano de oro, corbata roja, camisa blanca, chaqueta gris...
Abre una carpeta y saca unos papeles.
Coje un bolígrafo negro y se dispone a escribir algo.
-¿Quiere trabajar en la fábrica?.- asiento.- Responde a una serie de cuestiones. -dice entregandome una hoja, y me da un boli bic.
Son preguntas fáciles y simples, edad, lugar de nacimiento, nombre, alergias, peso, estatura, cuenta bacaria, DNI, coreo electrónico, vivienda, población...
Lo que no tengo me lo inventó. Lo último que falta es poner que vivo en la calle, entre cartones. Le entrego la hoja. La lee, y frunce el ceño.
-Muy bien. Vivienda a SNEKSS. Su salario sera corespondido debido a su categoría. Puedes ascender o bajar. Dependiendo de muchos aspectos. Serás categoría E. De 8 a 8, 12 horas, 3 horas de descansó entre medias, para almuerzo, comida y merienda, también puede hacer más cosas. Ya irá entrenándose. Ahora firme aquí, y aquí. -firmo donde me dice.- Salga de mi despachó.
-Encantada señor....-mierda, mierda, mierda. ¿Como se llama este tipo? Digo mi jefe o mi superior.
-Ruíz.
-Encantada señor Ruíz.-y le intentó hacer una de mis mejores sonrisas.
Salgo de su despachó.
Ya he empezado con mal pie con el jefe. Fuera me espera Verónica.
-Vamos. Te voy a enseñar un poco esto.
La sigo.
Sin decir nada.
Me explica que se hace en cada despachó.
Bajamos unas escaleras, 5 escalones, 10 escalones, 15 escalones, 20 escalones...
Una persona normal no estaría cansada, pero subir o bajar escalones me deja sin respiración. El pecho me duele. Y intento coger más aire. Es aterrador. El dolor de mis pies no mengua, cada impacto que dan sobre el suelo de hormigón es peor que el anterior. Me empieza a doler la cabeza, necesito sentarme. Pero no, no puedo. Y menos hoy. Mi primer día. Mi primer día de trabajo, tengo de aparentar ser una persona sana, educada, respetueso, alegre, animada, maja, felíz...
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"S (he's) br (ok)en."
Teen FictionCada uno mira por su propio bien. Y sí, sentirá un poco de empatía por alguien que se encuentra en condiciones pesimas, pero muy poco. Lo sé. Conozco y reconozco las miradas de asco desde la otra perspectiva, sé de sobra lo que es quedarte ahí, apar...