Capítulo Único.

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Como cada día, tú siempre puntual, pasas por el mismo pasillo para llegar al aula que te corresponde.

Unos audífonos te adornan sobre la cabeza, escuchando la lista completa de álbumes en tu celular.

Las manos sobre los bolsillos de tu sudadera, que al descubierto está. Ignoras a todo estudiante a tu alrededor, pasas desapercibida, no queriendo llamar la atención.

Si tan sólo supieras que hay alguien de quien siempre captas su atención. Que te sigue con esos ojos azules, cada vez que te ve al caminar.

El sonido del murmullo de estudiantes se vuelve un eco y tú sólo te pierdes en tu mundo.

¿Por qué no ves que ella está ahí? Sus ojos azules te siguen cada vez que te ve al pasar, pero tú ni cuenta te das.

Pasas desapercibida, no queriendo llamar la atención. Demasiado tarde, porque ella está mirándote.

Voltea, mira detrás de ti.

Voltea, mira detrás de ti.

Ya no importa, ella se ha ido. Una vez más su presencia haz vuelto a ignorar. Pero tú ni siquiera lo sabes.

Comienzan las clases, es siempre lo mismo; se explica un tema nuevo, se encargan las actividades que traen consigo las quejas por parte de todos los estudiantes.

Excepto por ti, todo se te es fácil, ¿qué no puedes hacer?

La jornada escolar termina, nada nuevo que contar, sólo un día más de clases por el que tienes que pasar.

Antes de partir, te adornas de nuevo con esos audífonos negros sobre la cabeza. Caminas tranquila, esquivando al montón de estudiantes que por tu camino se cruza.

Y en un sólo momento de distracción con alguien has chocado, y por un corto instante, tu mirada con ella cruzaste.

Ahí están de nuevo esos ojos azules; por primera vez con una chispa de brillo en sus ojos, y tú eres la causante.

¿Pero cómo podrías saberlo? Si aquella es la primera vez que la has visto, que de su existencia por fin cuenta te das.

Tus mejillas se tornan de color camersí, y avergonzada, desvíaste rápidamente la mirada. Aceleras el paso, ¿qué acababa de ser todo eso?

¿Y por qué te ha gustado?

***

Otro día, que empiece la misma vieja y simple rutina.

Te levantas de tu cama, somnolienta, sin prisas ni pausas te arreglas para ir de nuevo a clases.

Con todo lo necesario ya listo, sales de casa, no sin antes despedirte de tu madre. Y de nuevo estás ahí, tú siempre puntual.

Caminando por el mismo pasillo de siempre, para llegar al salón del grupo que correspondes.

Intentando pasar desapercibida, entre el montón de estudiantes, no queriendo llamar la atención. Pero ella de nuevo está mirándote, esos ojos azules se mantienen observándote.

¿Por qué no la ves? Está ahí, esperando a que en cualquier momento te fijes en ella.

Voltea, mira detrás de ti.
Voltea, mira detrás de ti.

Es demasiado tarde, ella ha vuelto a irse. De nuevo la dejaste ir.

Has volteado, mirando detrás tuyo, como si algo te hubiera llamado. Pero ella ya se ha ido y cuenta no te haz dado.

Niegas lentamente y continúas con tu camino; relajada y de nuevo en tu mundo.

Al final de las clases decides quedarte en biblioteca, el profesor de Español había dicho que era para obtener un dos por ciento de los créditos en la materia. La mayoría, como siempre, terminó quejándose.

Pero a ti no te importó, era el lugar al que mayor veces ibas después de las clases.

Sentada y concentrada, leías un libro acerca de la ciencia y tecnología. Ese era tu sueño, volverte Ingeniera en Tecnologías Electrónicas y Robótica.

Después de todo diseñar e ingeniar aparatos electrónicos era lo que mejor se te daba, tu interés por ello era enorme.

Entonces, sólo por unos segundos, desviaste tu mirada del libro. Fue cuando tus pupilas se dilataron, al conectarse tus ojos con los de ella.

Sí, ahí estaban otra vez esos ojos azules y, de nuevo, estaba ahí ese brillo en ellos. Las mejillas de ella adquirieron un tono rojizo, y aunque cuenta no te dieras, las tuyas estaban de igual manera, pero era más notable en tu blanca y pecosa piel.

La chica de ojos y cabellos azules sonrió, e involuntariamente tú también.

Bajaste de inmediato la mirada, ocultando tu rostro entre el libro, estabas demasiado avergonzada, ¿por qué habías actuado de esa manera? ¿por qué tú corazón se había acelerado al verla?

Apenas la conocías ¿no? Pero ella sí sabía de ti, aunque tú no lo supieras.

Tomaste un profundo respiro y fuiste bajando el libro con sumo cuidado; hasta que notaste que ella ya se había ido.

La buscaste con la mirada, tratando de encontrarla, pero era otra vez tarde. Ella se había ido.

***

¿Quién sería aquella chica? Te preguntabas, acostada sobre la cama. Eran dos ya las ocasiones en las que la volvías a ver.

Tratas de dejar de pensar ella, pero te es imposible recordar sus ojos, esos ojos azules que con un brillo especial te miraban.

No pudiste evitar sonrojarte.

Después de darle mil vueltas al asunto, dormida te quedaste. Lo último que había pasado por tu mente antes de conciliar el sueño, había sido ella sonriendo.

***

De vuelta estás ahí, por los pasillos caminando, con la mirada en el suelo; en ella pensando.

Incluso no te puedes concentrar en la música que vas escuchando.

¿Tanto así ella te ha afectado?

Entonces levanta la mirada, que ella justo en ese preciso instante va pasando.

Y así lo haces, tus ojos vuelven a conectar con los de ella, que incluso te detienes al caminar. Eso que se escucha ¿es acaso tu corazón que se ha acelerado?

Detenle, no te le quedes sólo mirando.

Se está alejando. ¡Corre!

Aceleras el paso, yendo hacia ella. La tomas de la muñeca, en señal de que se detenga.

Lo ha hecho, te ha vuelto a mirar; una sonrisa se formó en sus labios.

Tus mejillas se tornan de color carmesí al ver sus ojos brillar. Y tú eres la causante.

Porque por primera vez... no la dejaste ir.

Blue eyes [Lapidot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora