Capítulo I

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«Aún no entiendo como me convertí en esto... Si me viera en el pasado, no me reconocería. Quiero volver el tiempo atrás, cuando tenía sueños y esperanzas, cuando reír era sencillo y no dolía. Quiero volver a ser el de antes»
 
 

—Kim, atiende la tercer mesa, la que estaba reservada. Ya han llegado. —

—Sí señor. —
 

«...Pero sé que es imposible.»
 

— ¿Qué puedo ofrecerles? — el bolígrafo golpeteaba la libreta de pedidos en un ritmo espontáneo.

—Un vino de la casa, tres ensaladas con papas y un plato de lasaña. — la hoja se llenaba con el pedido.

—¿Desea acompañar con algo más señor?—

—No. Es sólo eso. —
 

«... La gente me ve como si yo fuera un enigma representando sólo una cosa: dolor. O tristeza. O ambas. Pero es que la gente jamás se toma la molestia de conocerte por completo.»
 

—Hay un pedido. — avisó dejando el papel escrito sobre el mostrador para que lo lleven a la cocina.
Una mano desconocida lo tomó y se lo llevó.

—Qué poca gente hay hoy ¿No te parece Taehyung? Sólo cuatro mesas ocupadas y es un bello domingo. ¡No comprendo a esta gente que prefiere pasarse la vida encerrados!— su compañero ordenaba un poco el mostrador.

Ignoró las palabras de su compañero y se dirigió al baño.

Entró a un cubículo cerrando la puerta tras de él, y se dispuso a vaciar su vejiga.

Salió para abrir el grifo y lavarse las manos. A nadie le agradan los hombres que no se lavan las manos después de ir al baño.

Iba a abrir la puerta cuando vio que el pomo se gira sólo, dando a entender que alguien de afuera entraba. Se encontró con Kwan, su compañero, al abrirse la puerta.

—Taehyung, ha llegado más gente. Debes ir a atender. — asintió y con el delantal del trabajo secó el agua de sus manos.
Pasó apresuradamente por el mostrador y le señalaron la mesa que debía atender. Se dirigió a ella, habían tres chicos que aparentaban su edad.

—¿Qué puedo ofrecerles?—

—¡Yo quiero el menú del chef! Suena delicioso. — dijo un castaño muy animado. Su tono y su genuina sonrisa transmitían alegría.

—Jin, ¿Por qué mejor no nos decidimos entre todos?— le respondió otro chico a su lado. Éste también era rubio pero en un color más oscuro y opaco.

—Namjoon, déjalo. Será mejor que él elija su comida. — dijo el tercer chico con cabello rosa.

—Vamos, no hagan esperar al chico. Tráiganos tres especiales de la casa y un refresco grande de cola. — dijo el ahora llamado Namjoon.
Anotó el pedido y les avisó que en poco tiempo su orden estaría lista. Mientras se alejaba le pareció oír hablar a uno de los chicos.

—Jimin siempre se pone de mi lado Namjoon, y sabes por qué? Porque yo tengo razón. — ahora el chico de cabellos rosa pastel tenía nombre.

—Pedido. — dijo cortante dejando por enésima vez ese papel en el mostrador, recibiendo el mismo resultado siempre: una mano llevándosela a la cocina.
Le dio una mirada al reloj de pared; suspiró al ver que restaban treinta minutos para que acabara su turno de una vez.
Creyó que ya no sería necesario volver a atender así que retiró el delantal y lo dejó colgado en una percha junto a otros uniformes.
Pero para su desgracia, se oyó un grito agudo y dirigiendo su mirada a donde provino el grito, vio que uno de los chicos que había atendido hace un momento se encontraba totalmente empapado de salsa, seguramente hirviendo ya que la comida emanaba un vapor desde su ropa. Otro de los meseros había volcado un plato de pasta en él.

Ángel ☹ VHopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora