II. El Renacer del Ave (editando)

7 1 0
                                    

Nuevamente menciono de que era de una familia prestigiosa, no se vayan a tomar a mal mi comentario, entonces mi familia contaba con inmensidad de medios de transportes.

Pero el piloto de confianza Albert dijo que era peligroso un viaje en avión en estos días, así que emprendí un gran viaje en submarino ya que de forma aérea u otras opciones era muy peligroso ya lo había mencionado antes pero igual, de forma aérea era más accesible el ataque de parte de los ingleses, en estos tiempos la marina inglesa era muy escaza en el lugar donde me dirigía, era su punto débil de todos sus hallazgos.

por otro lado yo pude ir en submarino por la influencia de mi familia, mi madre me dejo la llave de su habitación la cual llevaba un cofre con una inmensa cantidad de dinero, de países de todo el mundo, incluyendo México, Estados unidos, Alemania, Francia, India, Inglaterra, Rusia, Egipto,etc.

En el momento de comenzar mi presuntuoso viaje, yo empecé a percibir un sentimiento de ahogo, agobio, y el simple olor aparatoso y los sonidos de maquina en funcionamiento, me hacían caer en cuenta de la presencia de la maldición a la que había sido condenada mi familia por 4 generaciones pasando al verdadero punto, yo, mis hermanos y toda mi familia éramos hidrófobos, en pocas palabras nada de agua, tenía las manos sudorosas y rojas, de mis brazos salían pequeños temblores y mi mirada improvisaba una sonrisa, cada momento en el que se acercaba alguien. Esto es uno de los pocos inconvenientes que tiene olvidar cosas que no se deberían poder olvidar.

Al partir, todas las personas que se percataron de mí, empezaron a sentir gran conmoción incluyendo gimoteos y la despedida de una chica llamada Victoria, que por ahora no es necesario hablar de ella...

Nos organizaron en una línea, era palpable la conmoción de todos (incluyéndome), había tantos elementos que perturbaban la paz en ese momento. La inquietud, el áspero olor del humo y el agobiante sonido que tenía el silbato de un hombre cercano a mí.

Recordando algunas cosas notorias en estos días, después del accidente en el noticiero todo había quedado destruido en ese pequeño barrio vecino al de nosotros, nuestra familia en busca de no llamar tanto la atención vivía en un barrio clase media.

Yo llevaba la pesada maleta de un lado y un bolso grisáceo tirando de mi espalda, una camisa de cuadros azules, un amuleto viejo de mi madre, unos pantalones negros unos zapatos casuales y mi bufanda, por un momento me detuve respire profundo mirando el cielo rojizo, de esos tiempos, pronto me apresure y entre junto la muchedumbre.

Así 17 personas fueron en el submarino hacia el país ingles convencidos y con gran esperanza de cumplir sus ambiciones.

Al comenzar el viaje yo empezaba a experimentar incomodidad y una gran sudoración por parte de mis temblorosos brazos, mis dedos no paraban de temblar y mi mente estaba bastante agitada, Así que empecé a charlar con Raquel una señora con mucho dinero que quería encontrarse con su familia que vivía en Inglaterra

—Hola Raquel— digo yo. —Señora Raquel para ti—dice con un rostro inadvertido y extendiendo la mano de forma despectiva.

—Cómo le va— le digo aunque parecía molesta. —Creo que bien, aunque esperaba una mejor atención en un submarino—Dice con los labios apretados y sosteniendo su bastón con miedo.

—A mí me parece que este submarino no está nada mal— decía de manera agradable levantando las cejas.

—Para ser de la familia Leccker veo que te has acostumbrado a lo mediocre— dice con una sonrisa notoria.

—Esto no me parece mediocre y sí, soy Leccker. ¿Creo que es lo de menor importancia no?— digo mirándola atentamente

—Ya que, mejor cambiemos de tema cuéntame de ti—Dice intentando mostrar atención.

The Crown of ThornsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora