Primera parte

213 20 21
                                    

En momentos como este es cuando se percibe realmente que la felicidad se encuentra en los pequeños detalles. Es fácil decir que una persona no sabe lo que quiere, pero pocas personas se detienen a pensar que son las emociones las que nos hacen darnos cuenta de nuestros sentimientos, de lo que realmente queremos; si no se tiene la sensación de que puedes perderlo que más quieres, probablemente no te enteres de qué es lo que mas quieres. Es justo por todos los malos momentos que ella ha pasado, desde su otra vida, la vida que había tenido antes del apocalipsis, hasta las cosas terribles que ella había hecho desde que toda esa pesadilla se desató, que pudo ver lo maravilloso de ese detalle que estaba sobre su cama. Ed rara vez tuvo un detalle con ella, además de que cualquiera de ellos era opacado por algún motivo oscuro detrás de ello, ya sea que fue precedido por alguna golpiza o regalo a modo de disculpa. Miró de nuevo el bellísimo vestido de tela de velo azul celeste que le habían dejado de manera "anónima", o por lo menos, tan anónimamente como era posible asumir que era un obsequio traído del exterior, y que, además, se encontraba decorado con una adorable rosa cherokee sobre él. Evidentemente, él no había tenido el valor de darle el vestido personalmente, y por eso dejó la pequeña pista en un lugar visible. No estaba muy convencida de usarlo, no había usado nada parecido desde que se casó con Ed y francamente una prenda tan linda y que mostraba sus piernas le causaba un poco de inseguridad, pero lo último que deseaba era causarle a él un sentimiento de rechazo, así que luchaba contra todos sus pensamientos negativos provocados por sus heridas del pasado. Además, Carol estaba consciente de que el arquero, seguramente había arriesgado su vida para obtenerlo, y todo sólo porque el deseaba que ella se sintiera como una reina, especialmente ese día.

Todos en Alexandria trabajaban con ahínco decorando las calles con las escasas flores que lograron conseguir a los alrededores de la comunidad, aunque naturalmente, reservaron la mayoría para la decoración de la iglesia, obviamente, lugar donde debían estar más cargados los arreglos dada la magnitud de la ceremonia que iba a celebrarse. El entusiasmo era totalmente manifiesto en todos y cada uno de los residentes de la Zona Segura, incluyendo a Aaron, quien era el más atareado de todos. Él, junto con Eric, decidieron hacerse cargo de los preparativos del festejo, ellos se encargaron de delegar y posteriormente coordinar las actividades de los lugareños. Sumado a sus exhaustivas tareas, Aaron tenía una extra, ya que Maggie indudablemente necesitaría ayuda, el problema era que, además de Glenn, quien estaba obsesionado con la idea de que debía haber más flores cerca de Alexandria, se encontraba fuera, ella no confiaba en nadie más para ayudarla con su arreglo personal.

Ya estaba todo dispuesto, estéticamente hablando, para la gran celebración: las flores , todas blancas, ya se encontraban en lugares específicos y estratégicos para lucir su belleza en todo su esplendor; los pobladores se encontraban emocionados, ya vestidos con sus mejores atuendos, esperando con ansias el inicio de la boda. La novia se encontraba ya lista, solo esperando a que Rick subiera por ella. Sólo quedaba un pequeño contratiempo: ¿Dónde estaba el novio?

La pequeña ardilla saltaba de rama en rama a toda velocidad, corría bajando troncos, pisando hojas secas en el suelo, para volver a subir troncos, y por supuesto todo eso fue inútil ante la certera primera flecha que le había lanzado el experimentado cazador y que, finalmente, termino atravesando su frágil cráneo. Agregó su última presa a la colección que ya llevaba colgada al cuello, mientras Carol caminaba silenciosa detrás de él, le daba la impresión de que ¿quería lucirse?¡Claro que no! él no tendría por que hacer algo así, y menos frente a ella, aunque debía admitir que le parecía extrañamente sospechosa la invitación a cazar. De camino había cazado una cantidad innecesaria de ardillas y le había mostrado como usar la ballesta -cosa que jamás se había preocupado en hacer-, además se había tomado la molestia de ducharse solo para salir de cacería. Una vez mas, Daryl le pidió que se acercara, le entregó la ballesta y se colocó, otra vez, detrás de ella; con un brazo, él sujetó la ballesta para darle firmeza, mientras Carol la sostenía y con el otro brazo la fue rodeando lenta y sensualmente por la cintura, acto que no pasó desapercibido para ella. Se encontraba tan cerca, que ella podía escuchar su respiración en su oído, acción que le provocó sensaciones bastante placenteras en su cuerpo y que a su vez intentó suprimir.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 23, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Tal vez en otra vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora