Mi destino eres tú (PAUSADA TEMPORALMENTE)

Capítulo 6: Recuerdos

¡Hola! Lo sé, andaba desaparecida xD pero he decidido volver. Esta semana la dedicaré a avanzar lo más posible en ambos fics, este y Vuelve a Amarme, además de que estoy preparando otra historia.

Gracias por la paciencia y por su lectura. Espero les guste.

***

POV BELLA

Querido Edward:

Te extraño, te extraño como no tienes una mínima idea, eras mi complemento, contigo compartía todo lo que tenía, simplemente... eras mi todo. Sabíamos que nos teníamos el uno al otro, sabía que contaba contigo para lo que fuera, ahora ya no estás conmigo, no sé donde estés Eddie, ni sé que haya sido de tu vida, hace ya dos años que me despierto todas las noches preguntándome como estarás, hace dos años en que mi vida no ha sido la misma, he tenido grandes alegrías pero mi tristeza de haberte perdido las opaca.

Ahora, me encuentro sentada en un baúl junto a mi ventana, no me quiero levantar de aquí. En Phoenix nunca llueve, pero pareciera que hoy, incluso el cielo se dio cuenta de la fecha que era y quiso empatizarse con mis sentimientos. Las gotas de lluvia resbalan por el cristal mientras que lágrimas cristalinas caen por mis mejillas al recordar el día en que nos dijimos adiós.

Mamá me convenció de que continuara escribiéndote cartas, diciéndome que aunque nunca las recibieras, al menos el desahogar mis pensamientos en una hoja de papel me ayudaría a superarte. Quisiera que estas cartas te llegaran, que las recibieras en tu buzón y corrieras hasta tu habitación a abrirlas emocionado y que con la misma pasión que yo las escribo, tú redactaras una respuesta.

Pero sé que no será así, mamá y papá intentaron rastrear tu dirección, saber en qué lugar de este enorme país estabas, pero toda búsqueda fue un fracaso. Meses después de que llegara con ellos, seguían intentado encontrarte. Hace apenas unas semanas les dije que pararan, que dejaran de hacerlo.

Así que aquí estoy, escribiéndote casi a diario palabras que tú nunca leerás. Pensamientos que tú nunca conocerás, sentimientos de los que tú ya no sabrás.

Te extraño, aún te extraño y no creo que algún día deje de hacerlo.

Me da miedo que cuando crezcas a penas y me recuerdes, no me gustaría convertirme en una de esas personas a las que se le olvida fácilmente después de haber sido tan importantes, tan especiales, tan influyentes y tan valoradas, y que años después no son más que un rostro desdibujado y un recuerdo distante.

No quiero ser eso para ti, nunca lo he querido, pero ya son dos años desde que no nos vemos, y aunque me quiero aferrar a tu recuerdo, el tiempo lo va alejando cada vez más y más y no sé cómo hacer para detener ese proceso. No sé qué hacer para volverte a ver, no sé qué hacer con mi corazón, que cada día te extraña más.

Bella Swan

-Bella, baja a desayunar. –Escuché la voz de mi mamá.

-Ya voy. -Respondí envolviendo la carta en su sobre. La guardé en la caja donde permanecían todas las demás y con una sonrisa de tristeza me bajé del baúl para abrirlo y después cerrarlo con la caja de las cartas dentro. Me limpié con la manga de mi blusa las lágrimas que había derramado al estar redactando y bajé las escaleras. Inmediatamente el olor a brownies de chocolate me hizo apresurar el paso en los últimos escalones.

-Huele delicioso. –Comenté una vez que entré en la cocina.

-Sabía que te gustarían. Anda, come unos antes de que vayas a clase. –Dijo mamá antes de servirme 3 brownies y un vaso de leche.

-Gracias mamá. –Respondí bebiendo un poco del vaso. Cuando dejó los demás brownies junto al horno, me miró y negó con la cabeza.

-Bella, cariño, debes aprender a dejar el pasado en el pasado. Eso ya quedo atrás corazón. –Comentó suavemente manteniendo su mirada en mí.

-No, no sé a qué te refieres. –Fijé mi mirada en el plato de brownies que tenía frente a mí. Quizás mi mirada me había delatado. Había prometido que ya no lloraría por él, que ya iba a dejar que su recuerdo se fuera con el tiempo. Pero ahora, ella era testigo de que no había podido cumplir con mi palabra.

-Sabes a lo que me refiero Bella. –Después de unos segundos, levanté la mirada y solté un suspiro. Era imposible engañarla.

-¿El pasado en el pasado? ¿Eso cómo se hace? ¿Y todos los momentos que vivimos? ¿Y todo lo que compartimos? –Negué con la cabeza, y apresuré el vaso de leche-. Lo siento mamá, pero nadie me puede quitar mis recuerdos. –Dije antes de dar media vuelta y salir de la cocina.

-Bella, aún no terminas de desayunar. –La escuché decir a mis espaldas.

Ya no tengo hambre –respondí, tome mi mochila, Salí de la casa, me monte en mi bici y me dirigí a la escuela. Era apenas primero de Agosto, las clases aun no empezaban, pero como era mi primer año tenía que ir a clases particulares de regularización con una maestra para que me pusiera al corriente.

Mientras pedaleaba calle abajo, las palabras de mamá resonaban en mi mente "debes aprender a dejar el pasado en el pasado"

Si, tenía razón, eso era pasado, pero un pasado que todas las noches revivía, un pasado en el que había vivido grandes experiencias, en el que estaban los mejores recuerdos de mi vida, un pasado en el que me había sentido plenamente feliz, completa, enamorada. Si esa era la palabra, siempre había estado enamorada de Eddie. Desde un principio sentía que un lazo muy fuerte y estrecho nos unía, había pensado que solo era amistad, pero desde la vez que casi nos besábamos todas mis dudas se habían esfumada, estaba total e irrevocablemente enamorada de él, y ahora que estaba 100% segura de esa situación él y yo estábamos lejos, cada uno por su lado, sin saber del otro.

Estaba enamorada de él y no sabía ya nada de su vida, y la incertidumbre de no haber platicar con él, de ni siquiera saber cómo estaba me mataba. ¿Cómo olvidabas a alguien con quien habías compartido los mejores años de tu vida? ¿Cómo olvidabas a tu primer amor? Dicen que el tiempo cura las heridas, pero ¿y los recuerdos? ¿Los borra? ¿A caso alguna vez se llegan a perder?

No lo sé. Para todas esas preguntas solo tenía una respuesta: no lo sé. Tal vez con el tiempo les hallaría la respuesta adecuada a cada una de ellas, pero mientras tanto me seguirían atormentando. Pero a pesar de todo lo único que no quería era perder lo único que me quedaba de él: su recuerdo.

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