1| Dia De Invierno.

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Mire por mi ventana por onceava ves consecutiva. La nieve seguía cayendo, la odiaba. Me acuerdo cuando me gustaba jugar en ella cuando estaba mas pequeña, pero ahora solo no me gustaba. No se por que, solo no.

—¡Isabelle! ¡baja en este mismo instante! —grito mi madre desde la cocina. Ella sabia que odiaba ese nombre. No lo se. ¿no se les pudo ocurrir algún otro al nacer?— ¡vas a estar castigada hasta que cumplas los ochenta!.

—¡voy! —abrí la puerta de mi habitación y baje las escaleras a trote. Cuando llegue, mi madre estaba ahí esperándome con los brazos como jarras— sabes que no me gusta que me digan Isabelle. O me dices Bella o me dices Evelyn. Tu decides. O hasta puedes decirme Eve. No me importa con tal y no sea isabelle.— ella me miraba con cara de reproche. Sabia que no me gustaba. Y ella lo decía completo para sacarme de quicio.

—¡¿botaste la basura?!— yo negué. Y ella suspiro— ¿¡donde esta tu hermano!?— yo me encogi de hombros. Y ella me paso por un lado para poder abrir la puerta y llamar a mi hermano.— ¡Dave! ¡tambien estas castigado! — el entro junto con mi mama.

—¡¿y yo por que?! ¡ella fue la que no hizo lo que le dijiste!— yo lo mire mal. Dave era mi hermano menor. Tenia catorce años y el al contrario que yo, era un fanático de la nieve.

—lo dice el enano que no limpio su cuarto— dije yo. Mama nos miraba a los dos consecutivamente, era evidente que estaba molesta, ella era famosa por su ceño fruncido, al igual que yo. Solo que mi mirada era oscura, le daba miedo incluso a los mas valientes, y siempre la usaba contra mi hermano. Mi pobre, idiota, molesto e indefenso hermano chismoso.

El me saco la lengua y yo repetí la acción. Mama estaba molesta. No. No estaba molesta, estaba estresada. Sabia que había recién llegado del trabajo y estaba cansada. Nosotros no teníamos un nivel estable económico, hipotéticamente hablando.

Ella trabaja una noche si y una noche no. Ella era enfermera, pero jamas nos dijo en donde trabajaba. Siempre se iba a cinco y media de la tarde y no regresaba hasta las nueve de la mañana del día siguiente. Había días en los cuales no aparecía por una o dos semanas, diciendo que cuidaba a un señor mayor en una casa fuera de la ciudad. Y aveces, se gastaba algo de el dinero de nuestra comida en botellas de todo tipo de alcohol. Llegaba ebria y yo tenia que llevarla a su cuarto para poder acostaría a dormir.

Yo tenía que cuidar a mi hermano y trabajar de bar tender los fines de semana desde las nueve que acostaba a mi hermano a dormir, hasta las seis. Me pagaban algo considerable para mis gastos personales y los de mi hermano.

Ella se fue a su habitación y se encerró ahí. Sabia que nada mas trabajaba para darnos algo de comida y que de resto no le importábamos. Sabia que para ella solo eramos unos niños a los que tenía que alimentar. Nos odiaba, y a veces confundía el nombre de mi hermano con el de otras personas las cuales no conocíamos. Así que prácticamente estábamos abandonados.

Mire a mi hermano, y el corrió a abrazarme. Sabia que se sentía igual que yo. Sabia que solo nos teníamos el uno al otro y por mas que peleemos o discutamos un sin fin de veces teníamos que seguir juntos. 

Cuando me libre del abrazo le Sonreí para que se calmara.

—Dave. ¿podrías subir a tu cuarto? — el asintió y subió. Tenia el gorro azul que le había comprado hacia poco. El y yo no eramos ni un poco parecidos. El cabello de el era negro y sus ojos igual. No sabia de donde lo había sacado. Pero, no me importaba.

Suspire, sabia que mi vida no era fácil. Nuestra vida, No era fácil. Aveces me preguntaba que hubiese sido de nosotros si tuviéramos un padre o si fuéramos ese tipo de chicos que tuvieron la suerte de nacer con una familia adinerada o de clase media. Pero no. Eso no iba a ser posible.

Belle Donde viven las historias. Descúbrelo ahora