Pero no pasa mucho tiempo y sales corriendo a sus brazos como si creyeras que nadie podría ofrecerte mejor y mayor cariño. Crees ciegamente que cambiará, que se dará cuenta que nadie lo amará como tú, te esfuerzas tanto por hacerlo feliz que no te percatas de que tu no lo eres.
Yo te veo desde mi rincón sin más consejos que darte porque te los he dado todos. Me asusta pensar que perderas la frescura de tu sonrisa y la fe para empezar de nuevo, me preocupa que sigas esperando un milagro que no llegará jamás.
Y es cuando nos enamoramos o por lo menos creemos estarlo, algunas veces tergiversamos nuestra hasta el punto de perdernos en un alucinado y fantástico mundo en dónde diariamente nos inyectamos dosis de de amnesia selectiva; olvidamos las faltas, las ofensas, el desinterés y el desamor, ningún detalle por más doloroso que fue parece tener tanta importancia cuando te aferraa a una persona y aun sueño. Pero cuando ese sueño se convierte en pesadilla ¿por qué es tan difícil despertar con el saldo final de un corazón roto?