Diana había pasado por un mal momento, sus padres habían muerto recientemente en un aparatoso accidente en la ciudad. Mi padre me contaba como había sido el accidente mientras me pedía que cuidara y ayudará a Diana en lo que pudieramos, ya que ella viviría con nosotros de ahora en adelante. Ese mismo dia que Diana llego, llamamos al medico para que revisará su estado de salud, parecía solo tener fiebre y cansancio extremo. Mi madre le saco la ropa y la vistió con ropa seca de mi hermana Basita. Después de que el doctor la revisara mi madre me informo al igual que mi padre, que Diana se quedaría con nosotros, al parecer ellos ya sabían que vendría, pero por algún motivo nadie me lo hizo saber, pensé que era un tanto sospechoso. Toda la noche pase preparando un cuarto para Diana, ese cuarto era para las visitas, pero ahora seria el nuevo espacio de Diana. Al final saque todo lo que no servia y deje solo la cama y un buró con un espejo. En un armario que también estaría dentro del cuarto, mi madre coloco ropa de mi hermana para que Diana la pudiese usar mientras le conseguiamos algo de ropa. Realmente todo parecía fuera de lugar, digo, jamás hemos recibido a nadie en casa a si que Diana parecía una extraña extranjera de otro continente.
La noche paso rápido, cerca de las 00:00 a.m. movieron a Diana de la sala a su nuevo cuarto, después de que todos se dispusieron a dormir heche un vistazo para ver si todo estaba bien. La verdad es que tambien tenía curiosidad, el solo pensar que una chica que no fuese mi hermana dormiría en la casa me hacia sentirme algo afortunado. Aunque la primera vez que vi a Diana no me causó buena impresión, verla ahi durmiendo sobre la cama de su nuevo cuarto me hizo perderme en un sin fin de pensamientos. Me quede deslumbrado al ver sus hermosos atributos, tenía una hermosa cabellera larga y negra, unos labios rosados que solo invitaban a besarla y unos ojos peculiarmente hermosos, eran un poco rasgados, no tanto como una chica asiática pero si lo suficiente para notarlo, cafés oscuro como el cielo de esa noche. Cuando me percate, ella me estaba mirando, no sabia que hacer, era obvio que me di cuenta cuando abrió los ojos, fue en ese momento en que los vi, pero su belleza me cautivo tanto. No pude moverme, me quede helado, mi corazon latía más y más rápido cuando de repente, -pasa- dijo Diana mientras rompía el silencio de aquella bella noche. Le conteste -estas segura?-, ella me dijo -llevas mucho rato ahi parado observandome, supongo que tienes algunas preguntas-. Yo no atinaba a decir nada, solo pase al cuarto y tome asiento a los pies de la cama. -Soy Diana, vengo de Relma, no poseo ninguna riqueza, no planeo pasar el tiempo aquí sin contribuir a este hogar, no tengo miedo a responder nada y no tengo padres- dijo Diana mientras yo me quedaba atónito por tal presentación. Sentía nervios, no sabia si preguntar o no. Ella ya había contestado la mayoría de mis dudas. -Murieron después de ir a ese concierto-, dijo Diana mientras yo trataba de asimilar lo que pasaba esa noche, entonces lo note, ella estaba llorando, estaba reprimida, quería contarle a alguien su dolor, no se cuanto tiempo paso de la muerte de sus padre, un dia, talvez una semana, el caso es que ella no parecía aver hablado con alguien hasta el momento. Nuevamente no supe que hacer, pero la abrace y llore con ella hasta que se quedo dormida en mis brazos, la recosté y me dispuse a dormir. Lo cual no duro mucho,no paso ni una hora cuando escuche sonar la alarma de mi cuarto, ya eran las 7:00 a.m. lo bueno es que era fin de semana, así que continué durmiendo un poco. Cuando estaba durmiendo, soñé con Diana, nada en particular, solo veía su rostro, hasta que sentí que ese sueño era muy real, ya consiente pero si abrir los ojos sentí una suave corriente de aire en mi rostro, más bien parecía un aliento, cual fue mi sorpresa al entreabrir los ojos y notar que tenía el rostro de Diana a escasos centimetros, no lo se talvez eran 20 centimetros los que nos separaban, al abrir bien mis ojos pude ver su expresión, era como de una chica viendo algún vestido que le hubiese gustado mucho, o talvez de una chica enamorada, pero vamos, que ella y yo no nos conocemos. -te prepare el desayuno-, dijo ella mientras me miraba detenidamente a los ojos y se levantaba de un costado de la cama para ponerse de pie -gracias- atine a decir mientras ella se marcho del cuarto.