Después de que Diana llego, todo fue un poco extraño de conllevar para mi. Yo tenía costumbres diferentes a ella, por ejemplo: ella daba las gracias antes de comer, eso era algo que jamás vi en ningún lugar, se dormía temprano y se acostaba temprano, cosa contraria que yo hacia. A decir verdad olvide por completo la música con la llegada de Diana. Apenas me las arreglaba para encontrar un poco de tiempo donde mi madre o mi padre no me pidieran que asistiera a Diana con algo. Ya sea enseñarle a trapear, o como usar la estufa, o sobre como planchar. La verdad es que por ser el primer hijo de la familia me volví muy bueno en las labores del hogar. A pesar de pasar mucho tiempo ayudando a Diana en muchas cosas, ella no me hablaba mucho desde aquel dia, lo que hacia que los días fueran mas desesperantes. No sabia si estaba feliz, enojada, o frustrada por vivir ahora con nosotros. Aunque el panorama cambio un poco con la visita de Jess.
Ya pasada una semana de la llegada de la extraña habitante de mi hogar me dispuse a tomar un pequeño descanso. Estaba sentado en el patio de mi hogar, recargado bajo la sombra de un enorme árbol a un costado de mi hogar. Crei aver visto que no hubiera nadie a la redonda. Recordando que no vivía nadie cerca mas que Jess me dormí. Estaba tan relajado soñando con ovejas, cuando mi sueño fue interrumpido por un tremendo grito que podía escucharse fuerte y a la vez lejos -David, David despierta!-. No podía creerlo, era Jess con una capa roja, revente en risa y dije: -el lobo esta cerca-. -Que gracioso-, respondió Jess. Si lo pienso detenidamente Jess siempre a vestido un poco extravagante. A ella jamás le importo el que dirán, o el estará correcto?, a ella solo le importaba una cosa, eso era su felicidad, siempre y cuando no afectara a los demas. Así era ella, mi amiga Jess.
Después de reírme un poco de Jess, ella estiro su mano para que yo la sujetará y pudiese ponerme en pie, pero la tranquila atmósfera fue interrumpida por Diana, quien en un arrebato alejo la mano de Jess y se coloco frente a mi, ahora estirando su mano ella, para ayudarme a ponerme en pie. Diana no es racional y en ese momento menos. Yo decidí no recibir ayuda de nadie y me levante solo del piso. En ese momento comenzó a llover demasiado fuerte, al instante los tres quedamos empapados. Nada tenía sentido en ese momento, digo, Diana había estado conmigo toda la semana y jamás hablo conmigo, no me miraba mientras le hablaba, incluso cuando comíamos en la misma mesa evitaba verme, era una total extraña, y ahora quiere alejar a Jess de mi. Un fuerte estruendo se escucho a un lado e ilumino todo el cielo. -David es mío, solo mío, espero que lo entiendas-, esas fueron las palabras que Diana pronuncio en ese momento mientras la lluvia arreciaba aun más. Tomo mi mano y no la soltó y me llevo hacia la casa, yo no sabia lo que hacer, por un lado, estaba enojado por lo que paso con Jess, pero por otro lado, ese tipo de declaración hizo que mi corazón latiera a mil. Yo soy suyo?, que se supone que significa?, cuando me volví de su propiedad? Por la ventana pude ver que Jess ya no se encontraba ahi. Se marcho y yo permití todo. -Estas enojado?-, pregunto Diana mientras sostenía mi rostro con una mano. Yo nunca había estado en este tipo de relación o en algún momento parecido, así que mi nerviosismo era notorio. -Para nada, es solo que no se que piensas de mi, o por que no me hablas, me odias?-, conteste. En ese instante la luz se escapo a algún lado y nos quedamos a oscuras. La corriente electrica aparentemente estaba suspendida. En ese momento sentí una sensación extraña, algo tibio y húmedo estaba sobre mis labios fríos y ásperos, fue rápido, instantáneo, fue algo que hubiese querido que durara más, fue un beso, un beso cálido, un beso que hizo que mi corazón se paralizara de la emocion. La luz regreso y ella solo se alejo, se retiro a su cuarto sin decir nada más.