I.

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Silencio absoluto, era lo único que hacía mella a su alrededor. Un silencio desesperante y poco tranquilo para una persona como él. Aunque se había criado en ese lugar desde la corta edad de cinco años, no lograría acostumbrarse.

Eran las nueve de la noche. La luna recién comenzaba a resplandecer tras la gran cantidad de nubes oscuras en el cielo. El silencio, comenzaba a atormentarlo.

—Joven –Se viro para poder observar al hombre de ochenta años que estaba allí —Lo esperan en la mesa.

No dijo nada. Solo un movimiento con la cabeza fue suficiente para darle a entender que estaría allí. Se apartó del gran ventanal en el cual se había encontrado todo aquel rato.

Tomó la chaqueta sin mangas blanca con bordados azulados, dejándola sin abrochar para poder acomodar la mascada del mismo color que el del bordado. Una bocanada de aire se instaló en sus pulmones, se sentía agobiado. Termino de acomodar sus ropas y salió a paso rápido de la habitación. Bajo las escaleras como si de un gato de tratara y divisó las grandes puertas de roble... Azul.

Estaba comenzando a odiar ese color.

—Te estábamos esperando, Lance –La voz del mayor no se hizo esperar. Elevó la mirada para encontrarse con aquellos ojos que le confundían. Azul, verde e incluso un todo de grises.

—Perdonen la tardanza –Murmuro abriendo la puerta y caminando hacia la mesa de doce puestos. Allí estaba un chico de su edad, quien no tardó en sonreírle al verlo.

—Lancie.

—Peter –Saludo de regreso y tomó asiento a su lado.

—Bueno, ya podemos comenzar  –Hablo el mayor quien se había sentado frente a ellos. Lance, él, mordió su labio inferior y solo observo como llegaban los platos de comida. Aún le incomodaba el hecho de que solamente fueran ellos tres en la gran mesa. Era como si trajeran de regreso los fantasmas de los que antes ocupaban esos lugares y es que, el señor, su señor, había perdido a la mayoría de su familia.

Él era... "Adoptado". Igual Peter.

—¿Lancie? –Se sobresaltó y miro a su compañero que le miraba curioso —¿Estás bien?

—Yo... Si, si, estoy bien -Disimulo una sonrisa y tomó los cubiertos. Observando el plato frente a él —Vaya...

—Si comes más de la mitad, puede que puedas comer el postre –Miro al mayor presente. Este bebía una copa de vino sin apartar los ojos de él —Es chocolate, Lance.

—Chocolate, amas el chocolate –La voz entusiasmada de Peter le hizo asentir y comenzar a comer en rotundo silencio. No duró mucho para que los otros dos hicieran sonar los utensilios.

—Estoy repleto –Soltó una risa mientras ambos subían por las escaleras —¿Verdad que estuvo bueno el pastel?

—Creo que estaba bueno.

—¿Bueno? Vi cómo te lo devorabas con los ojos y luego de darle la primera cucharada ¡ah! No negaré que le encanta esta vida –Peter bailoteo por el pasillo, haciéndolo detenerse en seco y mirar tras su espalda.

—Peter...

—¿Sí, Lancie?

Hizo un movimiento con su barbilla y se acercó con rapidez hasta el más alto. Tomando su brazo y llevándolo consigo a la habitación.

—¿Lance? –Inquirió el castaño con preocupación —¿Qué ocurre? –Se giró cuando creyó estar seguro de que nadie los escucharía —¿Lance?

Naunces of the Soul Where stories live. Discover now