Soy Sam

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Hola, mi nombre es Sam y tengo 18 recién cumplidos. Hace ya un mes que entre a Universidad y debo decir que me esta encantando; estudio Filosofía y letras y debo decirles que es un par de materias simplemente Geniales porque se ven muchas teorías y Mitologías, la más reciente es la de problemas del cuerpo y la mente donde se inicia intentando saber el que es ser un murciélago y terminas por entender que no puedes saber nada sobre ello a menos que "estés en sus Zapatos" es decir que tendrías que ser un murciélago para saberlo, En fin... Desde que entre a la Universidad conocí una chica, muy bonita de pelo castaño y lacio, estatura media y un muy hermoso carácter. Bueno, la cuestión es que desde el inicio intente entablar algo con ella, empecé por una amistad pero sinceramente no soy de los que les guste esperar así que hoy la invite a pasear a un parque desde el que se puede ver un atardecer precioso, ademas me había preparado un escenario que estaba seguro que no podía fallar hasta que...

-¿Ya llegamos?

-Tranquila, no te desesperes- dije sonriente llevándola hacia una banca bañada en pétalos de Violetas, porque considero que los de rosas son demasiado clichés - Ya falta poco.

-Eso espero porque me duelen los pies... -dijo con un tono cansado.

-Amm... ¿Gustas que te cargue hasta que lleguemos?

-No quiero sonar floja Sam - dijo exhausta - Pero podría jurar que llevamos 35 minutos subiendo una loma... ¿A que horas empezamos a caminar y que horas son?

-Amm... espera y te digo - mire el reloj y recordé; empezamos a las 5:02 p.m. y son 5:32 p.m.

-¿Y? - pregunto después de unos segundos de silencio.

-Digo que... te cargare - dije y guié sus brazos para que abrazara mi cuerpo y pudiera cargarla sobre mi espalda.

-Sí llevamos treinta minutos aquí ¿verdad?

-Umm... no, claro que no.

-Eres malo mintiendo Sam...

-Esta bien... si llevamos media hora andando pero ¿Como lo supiste?

-Porque desde que me vendaste poco antes de bajar del taxi comencé a contar los segundos.

-¿Y porque hiciste eso?

-Yaaaa... deja de preguntar y ayúdame que me matan los callos

-Esta bien - le respondí y la cargue por otros diez minutos, luego la puse delicadamente sobre la banca me di un respiro y... le quite la venda.

Su mejor amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora